El Barcelona está en llamas. Joan Laporta arde después del discurso de Xavi Hernández en sala de prensa. Y Fermín López, a base de doblete, controla el incendio que asola al conjunto azulgrana, pese a que ya vive con 4 puntos de ventaja sobre el Girona en la pugna por ser subcampeón. Un 0-2 ejecutado frente al Almería en la jornada 36 de Primera División que calma la tensión. O al menos, de momento. Porque tras el centenario liguero del técnico 'culé', los interrogantes invaden Montjuïc y las obras del Spotify Camp Nou por el futuro de su banquillo.
El '16' ejemplificó la profesionalidad y eso que su equipo no dominó en exceso. De no ser por la falta de argumentos anotadores en el plan de Pepe Mel, quién sabe si la historia pudo contar otro desenlace. Porque escapó de la lógica el sinfín de situaciones ofensivas que perdonó el colista y descendido a Segunda División. Un 0 a la izquierda, nunca mejor dicho. Motivo de más por el que el tesoro catalán no corrió peligro suficiente en el cómputo global. Trámite cumplido y a pensar en cerrar el curso si todo el circo extradeportivo concede el permiso.
La cantera, como siempre
No hubo espacio para las sorpresas, sino que se acomodó la tónica de la temporada azulgrana. La cantera, como siempre. Lamine Yamal jugando con la percepción de Bruno Langa -caño endiablado sobre la línea de fondo incluido- y Héctor Fort rompiendo la puerta de nuevo ante la oposición de Marc Pubill. Sobre el perfil izquierdo encontró el equipo visitante el hueco por el que adentrarse en el plan local. Y en un centro dirigido del '39' vestido de celeste nació el 0-1 en el marcador del Power Horse Stadium.
En posición reglamentaria, Fermín López colocó la testa para rematar en picado hacia el césped. El bote se convirtió en el aliado del contacto, que alcanzó el fondo de las mallas ante la estatua de Luís Maximiano, quien nada pudo hacer a bocajarro. Sin embargo, los 'indálicos' no presentaron síntomas de dolor. Sí por el billete matemático a Segunda División, aunque con ganas de regalar una alegría a su gente después de tanta tristeza. Leo Baptistao y Adri Embarba se quedaron a centímetros de equilibrar el electrónico.
El motivo del descenso
Ambos reflejaron de la forma más visual posible el motivo del descenso del Almería: no tiene puntería. El brasileño ejecutó un autopase sobre Íñigo Martínez a la altura del círculo central y logró plantarse en el mano a mano ante Marc-André ter Stegen. Engañó al alemán, así como a los presentes en las gradas. Reventó el cuero en las vallas publicitarias, al igual que el '10' se encontró con el palo al filo del descanso. Igual que Lamine Yamal minutos antes en lo que pudo ser el 0-2. El partido estaba incompleto, necesitaba algo más. No era suficiente pese al nivel del soldado raso número 16.
¿Qué significó el paso por los vestuarios? La demostración de que el Power Horse Stadium tiene que hacer magia oscura para celebrar un mísero gol. De la forma más inexplicable posible, Choco Lozano cometió el pecado capital del delantero: fallar lo imperdonable. Adri Embarba lanzó un caño y Jonathan Viera provocó un rechace entre Jules Koundé y Pau Cubarsí que habilitó al hondureño. Con todo a favor, Pepe Mel casi festejando las tablas y su estadio al borde de la locura, mandó el golpeo más allá de la línea de fondo. Ni Marc-André ter Stegen dio crédito. Injustificable.
El ejemplo a seguir
Pasaron los minutos tras la reanudación... y el Barcelona no fue a más. Una extraña sensación de conformidad se instauró en el ambiente junto al orgullo de los andaluces. Algo de coraje y garra, pero un 0 a la izquierda en lo ofensivo. Hasta que apareció de nuevo el ejemplo a seguir. El futbolista que domó las llamas que envuelven a su equipo para atar el triunfo con el 0-2. Fermín López, perfectamente ubicado en la cazuela enemiga, aprovechó el centro raso de Sergi Roberto para sacar su zurda a pasear. Efectivo y sin complicaciones. El mejor de los suyos.
A partir de aquí, Xavi Hernández regaló minutos a Vitor Roque. El 'Tigrinho' que no deja de ser un cachorro es el objeto de los rumores en la Ciudad Condal en relación a su futuro más inmediato. Es más, vio la amarilla por atropellar a Marcos Peña. Además, los Joaos entraron en escena y Félix perdonó el 0-3. Se excedió en sus funciones de regateador, se le echó el tiempo encima y apenas pudo reventar el esférico en el lateral de la red. Pepe Mel también dio rienda suelta a las rotaciones con Álex Centelles y Álex Pozo, pero la sentencia ya estaba escrita.
Calmado, no apagado
En lo deportivo, un triunfo que acerca al Barcelona al objetivo que le queda: firmar el subcampeonato. Una carrera de subidas y bajadas que llegará a su fin sin sumar trofeos a las vitrinas de la Ciudad Condal. Al mismo tiempo que el Almería apura sus últimos latidos en la élite del fútbol español hasta próximo aviso. Solo le queda visitar al Real Mallorca y cerrar el telón del Power Horse Stadium frente al Cádiz, que sigue confiando en el milagro de la salvación. Un proyecto que no careció de intenciones, pero sí de medios para alcanzar las ideas.
Yendo más allá en clave 'culé', el fuego está calmado, no apagado. Joan Laporta no viajó al sur peninsular por "motivos de agenda" que, si leen entre líneas, señalan a Xavi Hernández. Porque no es coincidencia que la directiva presiona al presidente azulgrana para cambiar de parecer en lo que respecta al devenir del banquillo. Y el entorno del campeón del mundo en Sudáfrica le aconseja dar un paso al lado. Todo esto, semanas después de las sonrisas y buen rollo en sala de prensa anunciando el "se queda". ¿Mantendrán la palabra o vuelta a la tragicomedia?