El talismán era Mariona

El Arsenal es el campeón de Europa 18 años después de su hasta ahora única corona europea. Las 'gunners' sorprendieron al Barcelona para volver a lo más alto del continente gracias al gol de Blackstenius.
Llora el Barcelona, que se veía con la capacidad de conseguir un nuevo entorchado. De hecho, todo el mundo veía favorito a un conjunto azulgrana que pecó de conformismo en el inicio y que no supo reaccionar al gol del conjunto inglés, bien plantado sobre el terreno de juego y sabiendo dónde podía hacer daño.
Se escapa la cuarta del Barcelona de entre los dedos. Nunca había sido tan favorito para ganar una final como hoy, pero no demostró sobre el terreno de juego lo que sí había hecho durante meses y años anteriores, que no hay equipo superior al suyo.
Los cambios en el once tampoco funcionaron a un Pere Romeu que sale algo tocado. Claudia Pina, revulsiva toda la temporada, salió desde el inicio pero no fue capaz de hacer daño. Tampoco una Rolfö que tuvo todo el carril para correr pero que no estuvo fina en el último pase.
No fue capaz el Barcelona de generar ocasiones ante una Van Domselaar que las pocas veces que tuvo que trabajar, siempre estuvo muy atenta. De hecho, quien se adelantó en la primera parte fue el propio Arsenal con un gol en propia meta de Irene Paredes que finalmente no subió al marcador por fuera de juego.
El Barcelona salió de vestuarios con la lección aprendida después de haber desperdiciado la primera mitad. Comenzó a generar con disparos de lejos, con una Ona Batlle con ganas de marcar, pero se encontró primero con el muro defensivo y después con la falta de puntería. Claudia Pina, antes de ser sustituída, mandó el balón a la madera para colmo azulgrana.
Los cambios no funcionaron al Barcelona, pero sí a un Arsenal que ya había desgastado a la defensa antes de meter más dinamita, más pólvora. Y ahí apareció Blackstenius. Pocas suplentes han tenido una trascendencia tan importante en una final de Champions como la sueca, que le ha dado la segunda estrella a las 'gunners'.
Encontró Russo a Blackstenius en una jugada que no supo sacar de su área el Barcelona y acabó con toda opción azulgrana. El gol, pese a que quedaban más de 15 minutos para el final, fue el último clavo de la tumba 'culé', incapaz de reccionar en el tramo final.
Lisboa se convierte en territorio maldito para las de Pere Romeu, que acabaron a lágrima viva tras ver cómo la cuarta se le escapaba al equipo más dominante del fútbol de los últimos años.