Caer así es motivo de orgullo

Pasa en muchas ocasiones que alguien vende la piel del oso antes de cazarla. El oso, en esta ocasión, era un Aston Villa que se puede marchar muy orgulloso de lo que se vivió en la noche de este martes en Villa Park. Perdió la eliminatoria, pero demostró un orgullo propio de los campeones.
Sonríe el PSG, pero lo hace con esa sonrisa nerviosa del que sabe que lo ha pasado mal, que está aliviado después de vivir una pesadilla. Y es que el Aston Villa demostró que eliminarles era una prueba más dura de la esperada, al menos a tenor del resultado en la ida.
A más de un aficionado del Aston Villa le servirá de poco la imagen de su equipo. Al fin y al cabo, ha caído eliminado. Pero sobre estas derrotas se construyen los proyectos. Hay que saber perder antes de saber ganar. Y si algo ha demostrado el conjunto de Birmingham es que sabe perder y está preparado para dar el siguiente paso.
El Paris Saint-Germain estaba preparado para la guerra. O al menos, eso pensaba antes del partido. No fue así cuando en la primera mitad, antes de llegar a la media hora del partido, pareció sentenciar una eliminatoria que se le puso de cara.
No fue Dembélé, no fue Barcola, tampoco Kvaratskhelia. Los goles de Luis Enrique llegaron por las bandas y se pusieron los trajes los laterales. Primero, Achraf, al aprovechar quizás el único error que cometió el Dibu en el partido.
El gol dejó tocado a un Aston Villa que vio cómo minuto después, y pese a tener concesiones por parte de la defensa del PSG, el conjunto francés parecía sentenciar. Porque el gol de Nuno Mendes, en una jugada sacada a la perfección desde atrás, pareció poner punto y final a la eliminatoria.
Eso sí, no se iba a rendir tan fácilmente un Aston Villa que tuvo en Rashford, el tiempo que estuvo sobre el verde, a su mejor jugador. El inglés participó en dos de los tres goles de la noche británica, incluido un primero que metió Pacho en propia... en otro error en la salida. Tielemans tiró con mucho espacio, buscó la escuadra y encontró al zaguero del PSG, que desvió la pelota para colmo de Donnarumma.
Aleccionó Emery a sus jugadores en el descanso. Como si se hubiesen tomado la bebida mágica de Space Jam, salieron con una marcha, o dos, más que un Paris Saint-Germain que empezó a perder todos los duelos individuales en Villa Park.
Creció a partir de ahí el Aston Villa, consciente de que aún quedaba mucho y que total, para perder la eliminatoria, mejor hacerlo de forma valiente que replegado, con lucha que sometido. Y de lucha el que más sabe es un Mcginn que dio esperanzas, dio algo en lo que creer, puso a todo Villa Park de pie para creer en la remontada.
En un visto y no visto, en cuestión de 3 minutos, el Aston Villa no solamente empató, sino que remontó el partido. Y es que las piernas empezaron a temblar en la defensa del PSG, el miedo a una nueva remontada aparecía de nuevo en la historia europea del conjunto parisino. Y el gol de Konsa, en una jugada de videojuego de Rahsford, parecía llevar el camino hacia unos derroteros conocidos por el equipo francés.
Con el 3-2 en el partido, con el 4-5 para el PSG en la eliminatoria, un gol más mandaba el partido a la prórroga. Eran 30 minutos en los que Unai Emery y sus pupilos tenían la oportunidad de hacer historia. Pero en toda historia de película hay un héroe que acaba con el villano. Y en esta ocasión, fue un Donnarumma que se hizo más gigante de lo que ya de sí su gran envergadura tapa.
El portero del Paris Saint-Germain salvó 3 ocasiones clarísimas que hubiesen enviado el partido a la prórroga. A Morgan Rogers con una espectacular estirada. A Tielemans como si fuese un pívot del Paris Basketball y a Asensio, cual portero de balonmano haciendo chica la portería. Nadie, absolutamente nadie más, pudo con el italiano, ni siquiera un Konsa que estuvo a milímetros de cabecear una acción de gol.
El paso de los minutos fue traicionero con el Aston Villa. No porque se acabase el partido, sino porque las fuerzas empezaron a flaquear. Eso sí, iba a tener una última, la que llevó de nuevo a Unai Emery al suelo. Maatsen, que había salido como suplente, cazó una espectacular volea que Pacho, esta vez en dirección correcta, sacó en el área chica para, ahora sí, firmar unas semifinales de Champions.