Con una sonrisa imborrable y acurrucado en el calor de las sábanas. El Athletic Club sabe que va a descansar bien esta noche, pero desarrolló méritos para acostarse en el dormitorio de la Champions League. En la despedida de San Mamés hasta la final de la Copa del Rey frente al Real Mallorca. Gorka Guruzeta no para de marcar. Los 'leones' viven en la posibilidad de ganar la fiesta del 'k.o.'. Y la máxima competición de clubes del Viejo Continente es una realidad momentánea a falta del Atlético de Madrid-Barcelona.
El 2-0 al Deportivo Alavés en la jornada 29 de Primera División refleja la temporada del equipo de Ernesto Valverde. Les costó entrar en el partido por el mérito del plan de Luis García Plaza. Aunque solo duró media hora. Lo que pudo ser el 0-1 de los 'babazorros' evolucionó en el marcador definitivo. El 'Botxo' vive en una luz constante de esperanza con la que pelear por cotas mayores. No es una campaña cualquiera y ese aura especial lleva en volandas a un proyecto que compite solo. Y la percepción de que lo mejor está por llegar.
Si es inesperado, vale el doble
Dicen que las historias de verdad son las que no acaban como crees. Las que cambian los esquemas de un momento para otro. A esta le bastó con 1 minuto. Porque si es inesperado, vale el doble. El 'Glorioso' pudo adelantarse con un cabezazo de Jon Guridi que no encontró la red. Solo los pies de Unai Simón. Y no conforme con ello, el meta rojiblanco detuvo el penalti de Luis Rioja, propiciado por la acción de Nico Williams sobre Andoni Gorosabel. Clarísimo. Clamoroso. Como una Catedral.
Pero claro, las peores batallas las protagonizan los mejores guerreros. Y el pequeño de los hermanos, segundos después, apuró hasta línea de fondo para encontrar a Gorka Guruzeta. El que tiene tal estado de forma que anota goles por ley. Le vino el pase atrás factible de armar la zurda. Aunque prefirió sacar el exterior de su diestra para sorprender a Antonio Sivera a contrapié. 1-0, locura instaurada en el ambiente y la sensación de que solo fue el comienzo del vendaval.
El '12' es el nuevo '9'
A partir de ahora, el '12' es el nuevo '9'. Es el deseo del ariete de moda en Bilbao. Y dada la belleza del 2-0, es para cumplirlo. Yeray Álvarez improvisó un pase en largo desde el Guggenheim hacia la posición de Iñaki Williams. Lo que comenzó siendo un control erróneo se transformó en la asistencia perfecta. Y en 2ª línea apareció de la nada la esperanza de San Sebastián que arrasa en la otra gran ciudad. A placer. Al fondo de las mallas. Como para no pelear por la máxima competición continental. Y encima, aprobado por el VAR.
El orgullo del Deportivo Alavés tenía que salir en la reanudación. Entre interrupciones por indisposición médica en las gradas de San Mamés y la incomodidad del resultado, el concepto de Luis García Plaza necesitaba una reanimación urgente. Aunque ni mucho menos reflejó una mala impresión. Todo lo contrario. El fútbol es de valientes y, en líneas generales, la imagen de los 'babazorros' fue la de un proyecto que, salvo hecatombe, continuará en Primera División la próxima temporada. Merecidamente.
De película
Eso sí. Conforme la arena caía del reloj, los anfitriones iban a más. Lo que fue de película, el 3-0 que perdonó Gorka Guruzeta. Condimentado con el surrealismo y lo cómico. Iñaki Williams sirvió un caramelo al área y Antonio Sivera quiso despejar con el puño diestro hacia delante. Pues bien, se marchó hacia atrás. Y desde ahí se preparó el gran protagonista para firmar su 'hat trick'. Quien mandó el esférico por encima del larguero. Se quedó con la miel en la sentencia.
Esa que pudo llegar a raíz de la aparición de Iker Muniain. Su contador de minutos no es tan potente como cursos atrás, pero es un fuera de serie. En una nueva acción rápida, el '9' y hermano mayor de la saga fusiló en busca de la guinda. La que tampoco se colocó en el pastel con el rechace del guardián visitante. El '10' no localizó los 3 palos. Más allá de las lamentaciones en el tramo final, la tranquilidad regresó con el triple pitido sabiendo las circunstancias.
La presión, al Metropolitano
Luis García Plaza no esperaba tal desenlace. La frustración se instauró en un cuadro que no cedió en su intento de ver portería, aunque sí que se vio ralentizado por el potencial ofensivo de su oponente. El que comprobó en 1ª persona cómo el VAR ha llegado al fútbol para hacer su trabajo. Porque, en 1ª instancia, el 2-0 no subió a los cielos de Bilbao. Pero la autoridad tecnológica comprobó que Iñaki Williams partió en posición correcta para el posterior disfrute de Gorka Guruzeta.
El fiel reflejo y la gran demostración de que al Athletic Club le sale todo. Muy de menos a más, pero con la felicidad por bandera en la meta. Y ahora, la presión viaja al Cívitas Metropolitano, donde el Atlético de Madrid tendrá la obligación de tumbar al Barcelona para volver a la habitación del máximo privilegio continental. Más allá de esto, en el País Vasco huele a la Copa del Rey con previa estación en el Santiago Bernabéu. A la cama deseándole las buenas noches a la Champions League.