Sí, la Liga Española es un gran caladero de partidos que acaban sin goles y casi sin ocasiones, pero su calidad es indiscutible y sale a la luz en días como el que acogió San Mamés este sábado. Por la sexta jornada de Primera División, el Athletic derrotó al Rayo Vallecano en un duelo lleno de oportunidades, ritmo y diversión.
Ninguno de los dos equipos se dejó nada en los vestuarios. Salieron al ataque desde el principio y dejaron que sus hombres de mayor calidad brillaran. Es el caso de Isi en el conjunto de Andoni Iraola o de Iñaki Williams y su hermano Nico en el de Ernesto Valverde. Especialmente importante la actuación del joven, que dio continuidad a las buenas sensaciones de ser convocado con la Selección Española.
Es curioso que ni siquiera con el avance de la segunda mitad, momento en el que el cansancio suele acudir a las piernas de los jugadores para condenar el ritmo, dejó de estar abierto el choque. Los madrileños se resistían a caer cuando ya lo hacían por dos goles de distancia y la entrada de Radamel Falcao, otro de los grandes protagonistas del día, le dio un extra de picante a los compases finales.
A estas alturas, el Athletic vencía por 3-1. Lo hacía después de remontar un rápido tanto de Óscar Trejo en el minuto 5. Íñigo Martínez cometió un error en un control de pelota, Sergio Camello -que debe demostrar lo que vale a la espera de competir con Raúl de Tomás- se la arrebató y asistió a su compañero, que abrió la lata con el interior de la bota diestra.
Si, ya de entrada, se notaba cómo ninguno de los dos planteles pensaba dar forma a un partido aburrido, todo se precipitó con la diana de Trejo. Los 'leones' dieron un socorrido paso adelante, aceleraron todos sus planes y, muy poco después, encontraron en una volea genial de Sancet las tablas, que quedaron anuladas por un fuera de juego previo de Muniain.
No ocurrió lo mismo cuando Iñaki Williams cazó un balón a la espalda de la defensa para firmar el verdadero empate. La jugada que los de Valverde dibujaron para ello fue genial. Varios toques de pelota en campo propio con una espuela brillante de Muniain mediante precedieron a un envío en largo de Dani García que dejó solo al '9'. Este solo tuvo que definir ante Dimitrievski.
El Rayo dio la réplica con un cuero filtrado a Camello que este usó para superar a Unai Simón con una picadita, pero, como pasó con Sancet, Mateu Lahoz invalidó su acción por fuera de juego. Afortunadamente para los locales, Sancet repitió presencia en la pasarela de anotadores para el 2-1, que sí que valió y nació al rematar el '8' un balón raso que le mandó Berenguer en el área.
Este segundo tanto se instaló como gasolina en el equipo del Athletic, que aumentó su distancia favorable gracias a Nico Williams. El jugador de la Selección Española estuvo genial con un recital de controles orientados y desmarques que mareó a la zaga vallecana y encontró su premio cuando Yeray le dejó solo ante Dimitrievski. Su tiro, de primera clase y raso, sirvió para batirle.
Tan solo faltaba el 'Tigre' para completar esta ecuación de ritmo y goles. Entró en los compases finales del choque y, en el primer balón que tocó, remató de forma impoluta un centro de Fran García. En el aire, movió el tobillo lo necesario para que el cuero, al impactar en el empeine de su bota derecha, se desviara hacia la portería de Unai Simón cerquita de su palo izquierdo.
Hubo tanto trabajo para el electrónico que hasta pudo llenarse más con otras dos dianas que se anularon, una de Iñaki Williams y otra de Sergio Camello. La del hermano mayor de los Williams respondió a una gran vaselina que tocó Dimitrievski y que quedó en nada porque su hombro estaba adelantado en el momento de la asistencia. La de Camello dejó sin efecto un buen chut raso al palo corto cuya invalidez casi pasó desapercibida porque, cuando Mateu Lahoz estaba señalándola, entraba al campo Ander Herrera.
El ex del PSG, en su redebut, vivió una gran noche en San Mamés no solo para los suyos, sino para el fútbol español. Se dice, y no tiene poco de cierto, que muchos encuentros del campeonato nacional ponen a prueba la paciencia del aficionado, pero también hay talento de sobra y, cuando aflora, no hay nada que envidiarles a otras ligas.