Querer es poder y para poder, hay que querer desde el minuto uno. Algo que, esta vez sí, se propuso el Atlético de Madrid desde el pitido inicial. Los rojiblancos salieron a morder desde el minuto uno, con una presión asfixiante que acabó con el Celtic y que desembocó en la auténtica tormenta perfecta de los del Cholo Simeone.
Ya desde el pitido inicial se pudo ver a un Atleti con otra sintonía. Esa de querer comerle el terreno a su nivel y prácticamente no dejarle respirar. Así pues, su primera alegría llegó muy pronto. En el minuto 6, Griezmann allanó el terreno de los rojiblancos con el 1-0.
Centro desde la izquierda de Riqueleme que repelió la defensa. El esférico se quedó muerto en el balcón del área y hasta allí llegó Griezmann. El '7' armó el disparo y la pelota, tras rozar ligeramente en un defensor, se coló al fondo de la portería de Hart.
Esta vez, el conjunto dirigido por el Cholo Simeone no bajó la guardia y siguió con la idea fija de la portería contraria entre ceja y ceja. Con transiciones rápidas y siempre pasando por las botas de 'Grizzi', el Atleti siguió intimidando a su rival de esta noche.
En el ecuador de la primera mitad, Maeda se pasó de frenada y fue con los tacos por delante sobre Hermoso. En un primer momento, el colegiado le mostró la amarilla aunque, alertado por el VAR, fue a revisar la acción y acabó mostrándole la roja al japonés.
Este fue el punto de inflexión en la primera mitad, y diría que en todo el choque, para que el Atlético de Madrid tuviera vía libre en ataque. Y así fue. Un auténtico recital ofensivo que se desplegó en ocasión tras ocasión. Cuando la primera mitad ya agonizaba, Morata colocó el 2-0.
Centro desde la derecha de Griezmann, Giménez conectó de primeras de cabeza y se la dejó en bandeja a Morata, que se tiró con todo y empujó el esférico al fondo de la red. Primeros 45 minutos excelsos de los rojiblancos.
La segunda mitad, lejos de cambiar el devenir del encuentro, se transformó en una auténtica fiesta goleadora para el Atleti. Ya avisaron los del Cholo desde el comienzo, con un par de acciones que hicieron necesaria la intervención de Hart.
No obstante, no fue hasta la hora de partido cuando el marcador se volvió a mover. Griezmann se propuso salir a hombros del Metropolitano y el golazo de media chilena que se sacó de la chistera para el 3-0 contribuyó mucho a ello. Tanto, que en el momento del cambio, toda la grada se vino abajo coreando su nombre.
Nuevos futbolistas sobre el césped, pero con la misma ambición de seguir aumentando su ventaja. Así, en el 66', Lino se unió al 'show' cuando apenas llevaba un minuto en el campo. Recibió de Morata en la izquierda, se midió con su par y se la puso para su pierna buena. Posteriormente, soltó un zapatazo al palo largo del portero y colocó el 4-0 en el electrónico.
No había tregua en el Metropolitano. Tampoco noticias de un Celtic que estaba totalmente desarmado y sin aliento. Las oportunidades siguieron cayendo del lado rojiblanco, y aunque muchas se perdieron en el intento, en el 76 se volvió a aumentar la cifra.
Otra vez Morata, que culminó su doblete particular, con un zapatazo al fondo de la red para colocar el quinto, pero no definitivo. La afición se lo estaba pasando muy bien y no estaba por la labor de dejar de hacerlo. Algo que tampoco se propuso el Atleti, sobre todo, en los pies de Lino, que fue auténtica samba por la banda izquierda.
El sexto nació de sus botas con un chutazo que fue repelido por un defensor, pero cuyo rechace le quedó franco a Saúl. A la primera, no, a la segunda, el '8' puso la guinda con el 6-0 y desató el éxtasis rojiblanco en la grada.
La fiesta no se alargó mucho más y el colegiado decretó el final del tiempo reglamentario. Segunda máxima goleada del Atlético en la máxima competición europea a nivel de clubes (la primera en el actual formato y no de Copa de Europa) y lo que es más importante, la sensación de que este equipo es capaz de lo que se proponga, siempre y cuando no se autoimpulse a ese pozo de dejarse llevar en los partidos.