"Porque siempre la afición se estremece con pasión cuando quedas entre todos campeón", reza una de las partes del himno del Atlético de Madrid. Un conjunto rojiblanco que quedó entre todos campeón, al menos de su grupo, y la afición disfrutó, celebró y sonrió con un conjunto rojiblanco que hizo los deberes y volvió a finalizar una fase de grupos en 1ª posición tras no hacerlo desde la temporada 2016-17. Además, consiguió su 20ª victoria consecutiva en el Metropolitano.
El Atleti comenzó con ganas en los primeros compases del encuentro y su presión acabó surtiendo efecto. Tanto, que en el minuto 6, los rojiblancos ya mandaban en el marcador. En una recuperación en campo contrario del propio Lino, este apuró y peleó la pelota hasta el final para poner un centro medido para la llegada desde atrás de Griezmann, que solo tuvo que empujarla para colocar el 1-0 en el marcador.
Sin embargo, la Lazio no había viajado a Madrid a pasearse y eso se pudo apreciar en los siguientes minutos. Su interés en acercarse a la portería defendida por Oblak, así como la mala salida de pelota de los del Cholo, le acercó al empate.
Zaccagni tuvo una de la más clara tras una gran conducción en la que nadie le encimó. No obstante, su disparo se pasó pegado a la derecha de la portería del meta esloveno. Pese a ello y a tener la lección más que aprendida, el Atleti siguió mostrándose demasiado errático, sobre todo, en la medular, donde el tridente formado por De Paul, Witsel y Saúl dejó mucho que desear, al menos, a la hora de evitar pérdidas innecesarias. Tampoco se libró de esto la defensa, que regaló más balones de los que a un Cholo muy nervioso en el banquillo le hubiese gustado.
Al filo del descanso, el Atlético aumentó su ventaja en el marcador por mediación de Hermoso. Sin embargo, Lino, que se quedó pinchado a la altura del palo, estaba en posición adelantada y molestó lo justo a Provedel. El colegiado dio el tanto, pero tras consultar el VAR, este rectificó su decisión e invalidó el tanto.
Tuvo dos más consecutivas el conjunto local antes del descanso. Primero, Griezmann, con un recorte a su par en el área, pero a la hora de rematar, el galo le pegó muy mal. Más tarde, Se asociaron Saúl y Lino en el interior del área, pero el disparo cruzado del brasileño se perdió por línea de fondo.
Los segundos 45 minutos comenzaron con un Atleti muy enchufado y muy pronto se reflejó esas ganas iniciales en el marcador. Fue en el minuto 51 y con un gol de uno de los mejores de la noche, Samuel Lino. Prolongación de cabeza de Molina para el remate fallido de Correa. El rechace le quedó al '12', que se apoyó en Memphis y, entre él y el defensor, se la devolvieron al brasileño, que le pegó de primeras y mandó el esférico al fondo de la red para el 2-0. Papeleta resuelta para el conjunto del Cholo.
Se notó que ese gol fue el de la tranquilidad para los locales. Los rojiblancos se mostraron muy cómodos sobre el césped e incluso mejoraron en la faceta defensiva, así como en la de sacar la pelota jugada desde atrás. Por su parte, la Lazio quiso recortar distancia, pero la realidad es que el cuadro italiano apenas compitió esta noche en el Metropolitano. Pocas ocasiones y las que tuvo vinieron propiciadas por los errores de su rival. Aun así, los rojiblancos no se vieron con peligro en el choque en ningún momento.
Muy cómodos sobre el césped, los del Cholo Simeone trataron de dormir el partido con largas posesiones de la pelota. Solo Lino pareció 'saltarse' esa norma, que siguió corriendo sin cesar y ganando todas las pelotas por su banda izquierda.
Poco a poco, el encuentro fue entrando en su recta final. Ambos entrenadores movieron el banquillo de cara a meter hombres de refresco y uno de los que saltó al campo fue Morata. De hecho, el atacante la tuvo en el 74', con Provedel totalmente vencido, pero el rechace le pilló desprevenido y el remate no fue certero, perdiéndose por línea de fondo.
Con esto y poco más, el colegiado decretó el final del tiempo reglamentario, desatando así las sonrisas entre la afición, que se llevó una gran alegría y ningún sobresalto con un triunfo que dejará muy buen sabor de boca durante un tiempo.