Partido agónico el del Atlético de Madrid frente a un Feyenoord compacto y endiablado. Volvieron a sufrir los rojiblancos, pero pudieron sacar adelante el partido y llevarse la victoria. Un corazón rojiblanco que volvió a latir al ritmo de la Champions.
Desde los primeros compases del choque, se pudo apreciar que el Feyenoord no había ido al Metropolitano a pasearse. Los pupilos de Arne Slot salieron sin complejos al terreno de juego y con la clara intención de presionar la salida de balón del Atleti. Así, fruto de esa insistencia y también con ayuda de la zaga 'colchonera', los neerlandeses se adelantaron en el marcador.
Pase filtrado para Ueda, disparó el delantero, pero blocó Oblak. Sin embargo, el rechace golpeó en Hermoso e introdujo el esférico en su propia portería. Varapalo para el Atlético, que no estaba cómodo, pero que ni mucho menos se vino abajo tras el mazazo.
Así, apenas 5 minutos más tarde, llegaría la igualada. Eso sí, no sin polémica añadida. Álvaro Morata recogió un rechace tras el despeje de la zaga y mandó el esférico al fondo de la portería defendida por Wellenreuther. En un primer momento, Letexier anuló la acción por un fuera de juego de Saúl. Sin embargo, el VAR le aconsejó que fuese a verlo al mostrador y, tras unos minutos de deliberación, el tanto acabó subiendo al marcador. El '8', pese a estar en clara posición adelantada, no intervino en la jugada y no tuvo nada que ver en el mal despeje del futbolista del conjunto neerlandés, que acabó dejando el esférico franco para el '19'.
Fue tras esto cuando llegaron los mejores minutos del Atlético de Madrid sobre el césped. Rápidos, incisivos y con lo que es más importante de todo: generando ocasiones. Sin embargo, todo se torció superada la media hora de juego. Volvió a venirse arriba el Feyenoord y el Atleti dio un bajón en su intensidad. Las oportunidades llegaron para los neerlandeses y Oblak tuvo que hacer acto de presencia.
Pero, una vez más, la debilidad defensiva volvió a aparecer en el Atlético. En una falta botada al corazón del área, la zaga tiró mal la línea y Hermoso rompió el fuera de juego. Hancko remató libre de marca, pero el meta esloveno le privó del tanto. No obstante, el rechace le quedó franco al '33' y, a puerta vacía, empujó el esférico para colocar el 1-2.
Desconcierto, despiste o falta de intensidad, llámenlo como quieran, pero la realidad no es otra que el Atleti estaba siendo un flan en defensa. Y pudo ser peor la historia, ya que Trauner tuvo en sus botas el tercero, pero le pegó mordida a una pelota que recibió completamente solo a la altura del punto de penalti.
Pero si por algo se ha caracterizado siempre el conjunto del Cholo Simeone no es por otra cosa que por no rendirse nunca. Los rojiblancos buscaron su oportunidad y cuando todo apuntó a que ambos conjuntos se iban a ir al descanso con este resultado, los rojiblancos golpearon.
Fue en el añadido de la primera mitad y tras un gran barullo en el área. Lino metió el centro, no alcanzó a rematar Witsel, pero la pelota se quedó muerta en el área. Griezmann, con una calidad y frialdad suprema, se lanzó para buscar la chilena y envió la pelota a las mallas para poner el 2-2 'in extremis'.
Si los primeros 45 minutos acabaron con el Atleti en pleno éxtasis, la segunda mitad no se quedó atrás. Y es que, en la primera acción de peligro, los rojiblancos se adelantaron en el marcador. Cabalgada de Nahuel Molina por la derecha y centro con rosca que llegó hacia la posición de Morata. El '19' se lanzó con todo y mandó la pelota al fondo de la red para el tercero. Reclamó todo el Feyenoord fuera de juego de Griezmann, que lo hubo, pero es que el galo no intervino en la jugada y tan solo acompañó la jugada con la mirada.
Fueron los mejores minutos del Atleti sobre el terreno de juego. Volvió el conjunto rojiblanco fiable y letal por las bandas y recuperó esa confianza y seguridad atrás. Pese a ello, el Feyenoord estaba por la labor de dejarle algún que otro susto a los locales esta noche.
Paixao comenzó a gustarse y a entrar más en juego en favor de su equipo. El brasileño sacó a relucir su potente golpeo, así como su calidad técnica e individual. No obstante, la más clara llegó en las botas de Minteh, que se quedó en el mano a mano ante Oblak, pero el esloveno se hizo grande bajo los palos y despejó el peligro. No hay partido en el que no aparezca el meta rojiblanco y, en esta ocasión volvió a ser determinante.
Lo siguió intentando sin cesar el Atleti, pero los rojiblancos fueron un bloque atrás. Pese a ello, el Feyenoord tiró de valía y buscó el tanto del empate. Una igualada que no llegó en ningún momento, pero que muy cerca estuvo de hacerlo en el último suspiro.
Se revivieron los fantasmas de Roma tras el empate de la Roma, pero, esta vez, Oblak sí fue fundamental. Despejó Hermoso el centro de Minteh, pero el rechace le quedó al futbolista del Feyenoord. Este le pegó a romper, pero el esloveno metió una mano crucial para despejar la pelota.
Con esto se llegó a la conclusión de un choque que volvió a subir las pulsaciones de la parroquia rojiblancos. Latidos a mil por hora, pero final feliz en el Metropolitano, que vivió su estreno en esta edición de la Champions con los primeros 3 puntos en el bolsillo.