Esta película ya se ha visto en Montjuïc. Un Barcelona dominador, con personalidad, pero con la debilidad de un niño pequeño en defensa. A esto, si le sumas la poca efectividad arriba pese a las llegadas, se traduce en un verdadero problema para los azulgranas, que volvieron a Montjuïc tras el curso pasado y se llevaron una contundente derrota por 0-3 ante el Mónaco en el Trofeo Joan Gamper. Prueba fallida, pero que levanta muchas asperezas en 'Can Barça'.
Y eso que el partido comenzó muy de cara para los pupilos de Hansi Flick. De hecho, la primera ocasión llegó a los dos minutos, con una cabalgada por la izquierda de Raphinha, que terminó con un centro y el posterior remate de Pau Víctor, que se marchó por encima del larguero.
Fue el Barcelona el que llevó la iniciativa del partido en todo momento y el que fue encontrando los espacios en la zaga monegasca. Lo intentó Íñigo Martínez en el 12', pero su cabezazo se perdió fuera por muy poco.
Los minutos fueron avanzando y, superado el ecuador de la primera mitad, el conjunto azulgrana perdió todo ese protagonismo que había tenido hasta el momento. Con ello llegaron las primeras intentonas del Mónaco, aunque le faltó precisión.
Al filo del descanso, Raphinha pudo evitar todo el embolado que se acabaría formando después, pero su posición estaba ligeramente adelantada y el tanto, tras el posterior mano a mano ante Köhn, fue anulado por fuera de juego. Con este resultado se llegó al final de la primera mitad y con la sensación de que todo quedaba abierto para la segunda parte.
La segunda parte comenzó con mucha igualdad y con un ritmo rápido y constante de los dos conjuntos. Sin embargo, el primer golpe lo dio el Mónaco, que en el minuto 50 se puso por delante en el marcador. Y lo hizo por un error forzado del conjunto azulgrana que dejó en evidencia esa fragilidad defensiva que se mencionaba anteriormente.
Íñigo Martínez, sin marca ni presión, entregó la pelota a Marc Bernal, que no estuvo atento a la presión desde atrás de Camara, que le robó el esférico y disparó solo ante Ter Stegen para colocar el 0-1.
Ese tanto descolocó por completo al Barcelona, que trató de reaccionar, pero le faltaron ideas. Así pues, el 0-2 llegó en el minuto 57 y en algunas zonas de Montjuïc se comenzaron a escuchar los primeros pitos de la temporada. Pase milimétrico de Minamino para Embolo, que la picó por encima de Ter Stegen y puso el 0-2 en el electrónico. Pedía fuera de juego el conjunto azulgrana y puede que el delantero suizo estuviese ligeramente adelantado, aunque el tanto ha acabado subiendo al marcador. Se le complicaba la película al Barça.
Superada la hora de partido, Flick echó mano al banquillo y arrancó los primeros vítores de la grada. Lamine Yamal se preparó para entrar al campo y, una vez más, le tocó tirar del carro. Algo que hizo desde los primeros minutos sobre el césped, levantado al público de su asiento y arrancando los aplausos del respetable. De hecho, una de sus primeras intervenciones fue servir una asistencia de gol en bandeja para Pau Víctor, pero el atacante se precipitó con la vaselina y la pelota se marchó fuera por milímetros.
El partido entró en tierra de nadie, poco ritmo y, sobre todo, pocas ocasiones. Eso sí, el reloj seguía corriendo y el Barcelona siguió buscando recortar distancias en el marcador. Le estaba costando y, además, se sentía muy incómodo sobre el césped.
Para colmo, la cosa empeoró y lo hizo con el 0-3 del Mónaco. En un nuevo desajuste defensivo, Mawissa, que estaba debutando tras ser anunciado el mismo domingo, recogió la pelota en el área tras un rechace, se colocó el esférico y mandó la pelota con un disparo ajustado a poste derecho de Iñaki Peña.
El partido entró en su recta final y la desesperación se apoderó del Barcelona. Buscó el tanto que maquillase el marcador, pero la realidad no fue otra que la de sumirse en un profundo desencanto en un partido que estaba pensado para dar una alegría a la afición y coger fuerzas y motivación para el inicio de la Liga y que, por el contrario, acabó sembrando las dudas para la visita de los azulgranas el sábado a Mestalla. Ahora, empieza la hora de la verdad.