El Barcelona, en su vuelta al trabajo doméstico tras el parón de selecciones de octubre, pasó por encima del Sevilla en la 10ª jornada de Liga. Los de Hansi Flick ofrecieron una exhibición a Montjuïc para una noche de ensueño. Gavi volvió, Lamine Yamal se mostró a pleno rendimiento tras su sobrecarga con 'la Roja', Raphina está desatado, Robert Lewandowski experimenta un momento que roza la perfección y el resultado, un 5-1, ligó todas estas sensaciones en un triunfo coral.
Para mayor alegría de los catalanes, este electrónico se produce con la visita del Bayern de Múnich en la Champions League y el desplazamiento al Santiago Bernabéu a la vuelta de la esquina. No entraba, en el imaginativo de la afición, una mejor manera de encarar este doble reto. En contraste, la expedición de Francisco Javier García Pimienta se llevó un mazazo de realidad: así de lejano es el nivel entre su proyecto y los de la élite actual.
Además, volvió a Andalucía con lesiones de Chidera Ejuke, que, por sorpresa, se había convertido en una de sus sensaciones en este arranque de temporada, y Suso, que había entrado como revulsivo al descanso. La apuesta en la pizarra sureña se basó en contragolpear con velocidad a la espalda de una adelantadísima línea azulgrana que generó varios fueras de juego. En el único momento en que esta trampa no se accionó, llegó la solitaria diana visitante, obra de Stanis Idumbo con un golpeo bajo ante Iñaki Peña.
La idea del Barcelona, funcionar con el equipo muy arriba y triangular con rapidez en cuanto la pelota rebasara los tres cuartos de campo, destrozó al Sevilla. Los cinco goles lo atestiguan, pero pudieron ser incluso más. Alivió las redes de Nyland que hubiera algunos tramos en los que las acometidas de los anfitriones remitieran y que él se encargara de realizar varias intervenciones de mérito como un mano a mano con Lewandowski en el que le negó la mayor con el brazo izquierdo.
El polaco, de todos modos, comandó la 'manita' con un doblete que vistió a una actuación estelar. Abrió la lata en el minuto 24, con su clásica 'paradinha', al aprovechar que Peque había llegado, tarde y por detrás, a una entrada a Raphinha en el área. Aunque muchas miradas se fijaron en la intensidad con la que le agarró el hombro, el colegiado pitó porque le golpeó con la rodilla a la altura del gemelo y le desequilibró. Su '9' definió abajo a la izquierda tras ver que su oponente se vencía al otro lado.
Un par de jugadas después, Pedri González recogió el guante con un tiro de derechas medido a la escuadra. Aunque el cancerbero alcanzara a desviar ligeramente el cuero, este se depositó en sus mallas con belleza. La asistencia, de Lamine Yamal, hizo justicia al partido del '19'. Estuvo eléctrico, omnipresente y presentó un problema siempre irresoluble a la zaga andaluza, la de remediar sus recortes y sus amagos, que le daban el tiempo preciso para meditar un disparo o un pase de peligro.
El 3-0 devolvió a 'Lewy' a la pasarela de anotadores con relieve en su inteligencia. En un saque de esquina, Nyland despejó de puños y facilitó así que la bola le llegara a Raphinha, autor de un zurdazo cruzado. Su compañero, consciente de que tenía detrás al último zaguero, se movió ligeramente atrás para evitar caer en posición antirreglamentaria, expuso el interior de la bota diestra y desvió la trayectoria lo justo para garantizar la diana.
Aunque Yamal se quedó con las ganas de anotar, estuvo a punto de firmar el que habría sido uno de los mejores goles de la temporada. Desde la frontal, detuvo una pelota a la que asestó un zapatazo con el exterior del pie izquierdo para darle un efecto endiablado rumbo al ángulo contrario. Esta vez sí, el guardameta voló para evitar lo que no le costó tanto cuando era Ansu Fati quien le desafiaba. El '10', titular de última hora por unas molestias de Eric García, estuvo correcto, si bien le faltó algo más de resolución para unirse a la fiesta. Montjuïc quería verle celebrar a él también.
Lo terminó haciendo Pablo Torre en dos ocasiones, una de ellas inocentemente. Para la primera, recibió un pase raso de Koundé desde la banda derecha con la suerte de que rebotó en un defensa y aportó un remate que, de nuevo, se abrazó con la fortuna porque dio en Marcão y se trocó en un imposible para Nyland. Más adelante, un centro de falta que llevaba su firma se envenenó hacia la portería por el palo largo con la sensación de que Íñigo Martínez, en carrera y con la cabeza por delante, lo había rozado al menos. No lo hizo.
Raphinha, responsable de otra exhibición, estuvo a punto de engordar sus registros personales, pero un chut cruzado en el 48' con origen en un pase profundo de Yamal se había cimentado en un fuera de juego. Aun así, el derroche y el sacrificio del brasileño le lanzaron a la lista de 'cracks' de la noche junto a otros actores aparentemente secundarios, pero vitales, como Marc Casadó, que no comete errores, o Alejandro Balde, dueño del carril zurdo.
Realmente, la actuación del Barcelona fue tan coral que se podría ensalzar cada figura en su individualidad. Hansi Flick ha logrado sacar lo mejor de su plantilla en el plano psicológico, en el técnico y en el físico. Su tropa goza de una química absoluta, trabaja con soltura en sus mecanismos y avasalla a sus rivales asimismo por aguante. El 'doblete' Bayern-Madrid se afronta, ahora, con garantías plenas de opositar a dos victorias.