No está siendo un año fácil para el Bayern de Múnich, que vio como este pasado fin de semana se puso fin a su hegemonía de 11 años consecutivos proclamándose campeón de la Bundesliga. Un varapalo que afectó a la entidad bávara, que depositó todas sus opciones de tocar metal este curso en una competición de dificultad extrema como es la Champions League. Todo o nada a la 'Orejona', con corazón y con la suficiente templanza y cabeza para saber lo que había en juego ante un rival que lo está bordando como es el Arsenal. No obstante, los de Tuchel, con un solitario gol de Kimmich, consiguieron el triunfo y certificaron su pase a las semifinales de esta competición 4 años después. La ilusión sigue intacta.
Estaba muy claro que el Allianz Arena iba a ser ese jugador número 12 que iba a apoyar y llevar en volandas al Bayern desde el pitido inicial. Así, fiel a su estilo, los pupilos de Tuchel trataron de hacerse con el control del esférico. De hecho, fueron los bávaros los que comenzaron a crear peligro. Como no, por medio de su máximo goleador: Harry Kane.
El inglés tuvo la primera en el 4', con un remate de primeras que se marchó desviado por muy poco. Apenas dos minutos después, el '9' se sacó un disparo desde la frontal, pero la pelota salió muy desviada.
El Arsenal se fue despertando y comenzó a pisar con mayor frecuencia el área contraria. Seguía sin haber un dominador claro en los primeros compases del choque, pero la realidad es que eran los 'gunners' los que llegaban con mayor facilidad a la portería de su rival.
Odegaard, ese ojo que todo lo ve en el centro del campo de su equipo, comenzó a surtir de buenos balones a sus compañeros. A esto hay que unirle el desparpajo y calidad de Martinelli, que puso la velocidad necesaria al partido. De hecho, fue el brasileño a través de una jugada de fantasía el que casi deja un gol para el recuerdo en apenas una baldosa en el interior del área de los alemanes.
Pero enfrente estaba el Bayern y eso es sinónimo de bombardeo constante. Los bávaros respondieron y rozaron el 1-0 en dos jugadas prácticamente seguidas. Mazraoui apuró línea de fondo y puso un centro que se fue envenenando y casi da un susto al Arsenal. Poco después, Musiala se sacó un latigazo directo a portería, pero David Raya pudo despejar el peligro hacia un costado.
La primera parte entró en su recta final y los ingleses dieron un paso adelante. Metieron una marcha más y fueron acorralando a su rival. La más clara para los de Arteta llegó en el 32', cuando Odegaard surtió de un balón templado a la altura del punto de penalti, donde apareció Martinelli, pero el brasileño puso el pie y la pelota salió mansa a las manos de Neuer. Así se llegó al final de unos 45 minutos donde no hubo un dominador claro, pero donde el conjunto inglés se pudo marchar con ventaja en el marcador y de forma merecida.
No empezó triste la segunda mitad ni mucho menos. El Arsenal salió al ataque, pero el Bayern no estaba dispuesto a dejarse dominar en su casa. Tal fue así que, en el minuto 47, los locales tuvieron una doble oportunidad manifiesta de gol. Se elevó Goretzka por encima de su par y conectó un potente cabezazo que acabó con la pelota en el larguero. El rechace le cayó franco a Guerreiro, que buscó el chut, que fue desviado por un defensor, golpeó en la madera y se marchó fuera.
Pese a no ser un dominador al uso, el cuadro 'gunner' no sufría en exceso. Es más, los de Arteta eran capaces de arrebatarle la pelota con mucha premura a los alemanes y de montar el contragolpe con velocidad. Eso sí, no estuvieron contundentes arriba.
La siempre poderosa fuerza aérea alemana
El plan del Bayern estaba muy claro. Los de Tuchel querían sacar beneficio de su enorme poderío aéreo. De hecho, Kimmich no cesó de meter centros al área en todo el partido, sobre todo, buscando la cabeza de Kane. Un delantero inglés que estuvo muy encimado en todo momento.
Fue entonces cuando, superada la hora de partido, se cambiaron las tornas y el Bayern se puso por delante en el marcador. Guerreiro metió un caramelo en forma de centro desde la izquierda y el '6', poderoso, entró como un tanque, le ganó la posición a Martinelli y mandó la pelota al fondo de la red con un letal testarazo.
Ahí fue cuando el Arsenal terminó de desconectar. Le entraron las prisas a los de Arteta y comenzaron a cometer fallos impropios del momento del partido en el que se estaba. Así, Sané pudo colocar el 2-0 en el marcador, pero el alemán se llenó de balón y mandó la pelota a las nubes.
Se volcaron los 'gunners' a la desesperada en busca del empate, mientras que los bávaros tocaron y maduraron la jugada en busca de ralentizar el vertiginoso ritmo de juego que se había impuesto en la segunda mitad.
Le fueron entrando las prisas al Arsenal, que llegaba al área contraria, pero que no fue capaz de que sus ocasiones llegasen a buen puerto. Mucha pegada y mordiente arriba, pero cero eficacia y contundencia. Esa fue la realidad del equipo visitante esta noche.
Los últimos minutos fueron de infarto tanto para uno como otro equipo. Odegaard pudo poner las tablas en el marcador y en la eliminatoria con un remate a bocajarro en el área, pero Neuer estuvo ágil y pudo despejar la pelota. Así se llegó al final de los 90 minutos y la euforia y alegría desbordó en el Allianz Arena, que volverá a vivir unas semifinales de la máxima competición a nivel de clubes. Por el contrario, caras largas en un Arsenal que vio como la ilusión se desvaneció por completo y puso fin a su temporada de ensueño en Europa.