Pulgar abajo en un coliseo de Champions

Uno de los emperadores de la Liga Española ha dicho basta. El Real Betis, este jueves por la noche, bajó el pulgar en su coliseo, el Estadio Benito Villamarín, para confirmar el descenso matemático del Real Valladolid a Segunda División. La caída del Pucela a la categoría de plata resultaba evidente desde hacía semanas, incluso meses. Se materializó con un contundente 5-1 que refuerza la candidatura de Heliópolis a la Champions League.
La situación es la siguiente: los de Manuel Pellegrini están en la 5ª plaza de la clasificación, justo por delante de un Villarreal que abriga 2 puntos menos. La Cerámica tiene pendiente una cita con el Espanyol que resolverá este domingo por la tarde. Entretanto, el boleto a la máxima competición europea estará gestionado por los verdiblancos, que, aunque vieran un 'sorpasso' amarillo de nuevo, seguirían atesorando en esta 'manita' un grito que se escucha en todo el Viejo Continente.
El encuentro, cuyo marcador es justo, acogió un desarrollo no tan sencillo como el que un lector que no lo viera puede imaginar. Durante gran parte del mismo, la expedición del Pisuerga plantó cara. De hecho, el primer gol local nació de un ligero desvío de cabeza del Cucho, un mal despeje de Joseph Aidoo -había entrado por un Javi Sánchez que se lesionó solo y, al parecer, de gravedad- y un remate por lo bajo de Jesús Rodríguez. Podría haberse evitado.
De no haber sucedido esta apertura de la lata, quizás el Valladolid podría haber dado continuidad de una manera más efectiva a una presentación digna. Eray Cömert era el más destacado atrás, Adam Aznou disputaba mil batallas con Antony y, arriba, Raúl Moro se empeñaba en generar hasta que, en la antesala del descanso, facilitó un envío en profundidad que el Chuki usó para regatear a Adrián y armar las tablas.
Para entonces, otra línea temporal alternativa ya campaba en el césped. ¿Qué habría pasado de haber visto el colegiado penalti en una clara zancadilla de Pablo Fornals a Adam Aznou en el área del Betis? El ex del West Ham United llegó tarde, contactó con su par y le derribó. El árbitro no solo concentró el calor de los focos por esta acción; también por permitir rifirrafes constantes entre Antony y Adam, que llegaron a las manos sin tarjetas amarillas.
Asimismo, revisó, en el monitor del VAR, un golpe en la cara que Natan le propinó a Raúl Moro al poco de arrancar la segunda mitad. El defensa ya había movido la bola de los pies de su contrincante para cuando se topó con él, así que la sensación era de que el juez se dirimiría por dejar la jugada en nada. Contra todo pronóstico, señaló mano de Moro cuando el esférico le venía rebotado de apenas un metro de distancia.
Para el broche, añadió 5 minutos bien justificados por las interrupciones, pero lejos de una decisión que quizás habría sido más razonable: pitar el final cuanto antes porque el Valladolid estaba ya descendido y perdía por 5-1. La apuesta de Álvaro Rubio se desplomó en cuanto Manuel Pellegrini ordenó las entradas de Aitor Ruibal, Romain Perraud y Ez Abde por Youssouf Sabaly, Ricardo Rodríguez y Jesús Rodríguez. Pisaron el acelerador y le arrancaron las pegatinas al Pucela.
Primero, el Cucho Hernández remachó, de cabeza, un centro teledirigido de Marc Bartra. El delantero se adelantó a un Aidoo lento en su respuesta y clavó el cuero en el ángulo inferior derecho de André Ferreira. 2 minutos después, Isco resolvió un pase raso de Aitor Ruibal en el corazón del área como si de un penalti sin portero se tratara. La guinda llegó con un zapatazo de Perraud tras una pared exquisita con el Cucho y con una internada de Abde entre Iván Sánchez y Luis Pérez para, por lo bajo y con el interior de la diestra, elevar a 5-1 el luminoso.