Un sueño enterrado y una última carta por jugar

Con tantos de Dominic Solanke y Pedro Porro, el Tottenham ganó 0-2 al Bodo Glimt, enterró el sueño continental del conjunto noruego y se clasificó para la final de la Europa League en la que intentará sumar una victoria en Bilbao frente al United para maquillar una temporada horrorosa.
El cuadro londinense se jugará en 90 minutos, a cara o cruz, todo el curso. Una derrota sería un fracaso absoluto y un triunfo, un éxito relativo: sus aficionados difícilmente olvidarán que ocupan la 16ª posición en la Premier, que cayeron en la cuarta ronda de la Copa de Inglaterra y también en las semifinales de la Copa de la Liga.
El Bodo era su penúltima amenaza, el último obstáculo a superar para gozar de una última oportunidad de levantar un título balsámico. Para el cuadro noruego, ya era un premio disputar las semifinales de la Europa League. Ningún club se su país había alcanzado esa ronda en una competición continental y, aunque el choque de ida dejó 'tocado' al equipo dirigido por Kjetil Knutsen, el tanto de Ulrik Saltnes en Londres permitió soñar con un milagro al público que acudió al Aspmyra Stadion.
No era ninguna quimera ver una victoria del conjunto noruego ante un club de mayor entidad. Los números daban una opción al equipo nórdico, ganador en 30 de los últimos 37 partidos continentales que ha disputado como local. Clubes como el Olympiacos, la Lazio, el Oporto o la Roma perdieron con anterioridad en el recinto del 'Rayo'.
Incluso nombres ilustres como José Mourinho, en su etapa en la Roma, sufrieron un serio correctivo con un histórico 6-1. Pero eso era pasado, y el presente para el cuadro escandinavo era que se enfrentaba a un equipo que se jugaba maquillar su mediocre temporada a la carta de la Europa League. Ganar la competición para el Tottenham es una prioridad absoluta.
Y los hombres de Ange Postecoglou se tomaron con seriedad el envite. El 3-1 de la ida no era un pasaporte definitivo hacia la final y el conjunto londinense jugó una buena primera parte en la que sujetó al Bodo, que hasta los segundos 45 minutos no consiguió intimidar a un rival que, sin alardes, superó el acto inicial.
Suyas fueron las mejores oportunidades. Apenas fueron dos, pero el guardameta Nikita Haikin dio una vida extra a su equipo tras sacar un centro envenenado de Iyenoma Udogie y una falta lanzada por Pedro Porro. Sus intervenciones sirvieron al cuadro noruego para marcharse 0-0 a los vestuarios, desde los que saltó al césped más enchufado.
Durante un cuarto de hora, pisó el acelerador y acarició el 1-0 con un centro de Jens Hauge que se paseó por el área pequeña de la portería defendida por Vicario. Kasper Hogh acarició el remate y por centímetros se le escapó al Bodo una opción de remontada que enterró definitivamente Solanke.
En el minuto 63, el delantero del Tottenham recogió un remate del 'Cuti' Romero para subir el 0-1 al marcador y dar por cerrada la resistencia noruega, que terminó de hincar la rodilla con un centrochut de Pedro Porro que acabó dentro de la portería de Haikin.
El cuadro londinense, con orden y pegada, logró su billete para su sexta final europea de la historia (ganó la Recopa de 1963, y la UEFA de 1972 y 1984) y sumó una opción de aliviar un curso terrible. Su compañero de baile será el United, que tampoco se puede felicitar por su temporada. Uno de los dos ganará un título y maquillará su mal año; el perdedor, mandará a la papelera de la historia una campaña para olvidar.