El fútbol merece la pena por partidos como este. Dos equipos entregados en cuerpo y alma a la causa de la victoria. Uno con la mente en Europa, otro con la intención de encontrar el oasis en el desierto de las contiendas fuera de su estadio. Ambos tuvieron el triunfo en sus botas, ninguno se lo ganó.
Celta y Almería no se llevaron el gato al agua (2-2) en el 'thriller' de cuatro goles del que Balaídos fue testigo con motivo del duelo de la jornada 27 en Primera División. El reparto de puntos sirvió de poco, pero el festival de la primera parte hizo olvidar que eran las 14:00, hora de almorzar.
La vida en dos minutos de reloj
Gallegos y andaluces se saltaron el trámite de la tregua al comienzo. Primero fue Srdjan Babic quien se elevó por encima de todo y de todos para cabecear el córner de Lucas Robertone a la red. Los 'indálicos' no sabían hasta el momento qué significaba ganar lejos del Power Horse Stadium, pero el capitán hizo creer a los suyos, la hazaña era posible con el 0-1 en el electrónico.
Sin embargo, la alegría visitante duró más bien poco. ¿A que sí, Haris Seferovic? Gabri Veiga continuó haciendo de las suyas, realizó el desmarque que nadie vio y desde la derecha envió el pase de la muerte directo a las botas del delantero local, que solo tuvo que mandar el cuero a donde mandan los cánones, 1-1. Dos goles y, en definitiva, la vida en un par de minutos de reloj y diez de batalla.
Lo que Arnau Puigmal encendió... Carles Pérez apagó
Superada la media hora, el asunto volvió a subirse a la montaña rusa. Arnau Puigmal fue el encargado de encender la atracción de la locura. El canterano del Manchester United solo tuvo que finalizar el trabajo morrocotudo de Luis Suárez, quien se deshizo de Joseph Aidoo como el aceite del agua. 1-2 y el Almería se veía por delante en el marcador al descanso.
El problema para Joan Francesc Ferrer 'Rubi' fue el zurdo de nombre Carles y de apellido Pérez. Lucas Robertone se resbaló en el momento menos oportuno, el esférico alcanzó las botas del '7' y el resto fue historia. El cachorro de 'La Masia' puso la mira telescópica en la base del palo izquierdo de Fernando Martínez y allí que fue. 2-2, casi se caen las reformas de Balaídos y quedaba el segundo acto.
El fútbol es lo que sucede entre ocasiones
Las ocasiones de diana son lo bonito del balompié. Emoción, intriga e inquietud se alían para desatar las emociones, esas que volvieron a despertar tras el paso por los vestuarios. El Celta fue quien más mereció en el segundo cómputo, aunque el Almería también tuvo la suya. Por partes. A Hugo Mallo le faltó dos tallas de pie y Renato Tapia buscó el 'chicharro' desde la otra punta de Galicia.
Los anfitriones no consiguieron afinar puntería y los huéspedes menos. En lo que hubiese sido la guinda a su más que espectacular actuación, Luis Suárez se plantó mano a mano y cara a cara con Iván Villar. El colombiano golpeó de exterior, con lo que, de acuerdo a las leyes de la física, el balón persiguió una trayectoria hacia fuera, donde aguardó las vallas publicitarias.
Llegas a meter eso, Iago Aspas...
Pero el destino tuvo guardada la última carta de la baraja: la del mago de Moaña, Iago Aspas. El '10' quiso encontrar la escuadra desde la esquina del área y lo que era el 3-2 en el tiempo de añadido impactó en la madera. El Celta tuvo la épica sobre la bocina y el Almería se salvó finalmente tras una conclusión más enfocada en guardar las tablas que otra cosa.
La sensación agridulce de que tal locura no tuviese un vencedor reinó en Balaídos. Los de Carlos Carvalhal se quedan en la décima posición de la clasificación con 35 puntos, a dos de distancia de la séptima plaza que da acceso a Conference League. Por su parte, los de Rubi, que siguen sin salir victoriosos lejos de casa, continúan en el pozo del descenso a Segunda División.