Viene bien el símil a esta hora porque este Betis-Celta llegaba como ese plato que ya pides en un restaurante sabiendo que va a gustar. El Betis suele proponer en casa y, aunque con desgaste de Europa, quería seguir escalando en Liga. Enfrente, un Celta de Giráldez que acostumbra a entretener. Y aunque el plato estaba algo soso, bastó para saciar. El cuadro verdiblanco tuvo minutos de atasque y desesperación, pero se rehizo apoyado en un incisivo Abde y en un voluntarioso Vitor Roque que, pase a estar falto todavía madurez en la definición, se las apaña para crear ocasiones con poco. Mucho más aislado estuvo un Borja Iglesias que regresaba al Villamarín y que, aunque no tuvo un clima demasiado agradable en tramos del partido, se fue ovacionado tras ser sustituido.
Se mantuvo fiel a su idea Giráldez con un Celta que arrancó bien el partido. Sin complejos, como siempre, e incomodando a un Betis al que le costó encontrar ritmo con balón. En esos minutos de ida y vuelta, el cuadro gallego sacó tajada. Lo hizo a través de una falta lateral algo lejana que parecía que no podía suponer demasiado peligro para los andaluces. Una peinada cambió el rumbo de la pelota y la dejó muerta en el segundo palo, donde apareció Javi Rodríguez. Hoy titular, el central empaló bien de volea la pelota e hizo el 0-1. Nada pudo hacer Rui Silva.
Insistentes Abde y Vitor Roque
A partir de ahí, los nervios se apoderaron del Betis porque esa sensación había también en la grada. Arrebatos individuales, especialmente de Abde, por el costado izquierdo, y de Vitor Roque. Los dos que más lo intentaron en esa primera mitad. De hecho, el brasileño exigió un par de veces a Guaita antes del empate. Un 1-1 que llegó en sus botas. El que rompió lo establecido fue Cardoso, que se coló por posiciones interiores escapando del radar vigués y asistir con un pase atrás desde dentro del área al ex de Paranaense, que empujó con pierna izquierda.
Incluso pudo irse al descanso por delante en el marcador el Betis. Aprovechó la indecisión del cuadro gallego y dispuso de una doble ocasión antes del final de la primera parte. Vitor Roque rondó el doblete, primero, con un disparo que rechazó Guaita. En el rebote, Abde la mandó arriba. Con esas buenas sensaciones se fue a vestuarios el equipo de Pellegrini, que fue claro dominador en la segunda.
La vuelta de Lo Celso
Esperaba con ganas el Villamarín la vuelta de uno de sus grandes talentos: Gio Lo Celso. Entró en la segunda parte para aportar clarividencia en los últimos metros. Casualmente, entró junto a Marc Bartra. Ambos serían esenciales en el 2-2 final. Antes, en el proceso, el Betis apretó bien y mucho. Fornals mandó un balón al larguero con un disparo lejano que acertó a rozar Guaita y, poco después, respondió el Celta con un gol anulado a Bamba por fuera de juego previo de Borja Iglesias.
Cuando más apretaba el equipo verdiblanco, llegó el guantazo de los de Giráldez. El Celta aprovechó un contragolpe para encontrar a Williot Swedberg en el costado izquierdo, dentro del área. Encaró, fintó y casi sentó a Altimira, que le cedió el carril de la línea de fondo. El sueco se marchó de su par y puso un pase perfecto a Douvikas, que solo tuvo que empujarla. Congeló al Villamarín, que veía cómo su equipo se acercaba a la victoria. Un mazazo el 1-2.
Pero todavía quedaba más. Fue a la desesperada Pellegrini con Vitor Roque, Juanmi, Chimy Ávila y Bakambu en el campo... y funcionó. El ex de Osasuna recogió un balón cerca de la frontal del área -el Celta pidió una mano- y puso un buen centro al primer palo. Por allí, algo liberado, apareció un Lo Celso que peinó lo justo para envenenar todavía más una pelota al corazón del área que, ahí sí, remató Marc Bartra en una posición mejorada. Nada pudo hacer Guaita. Un 2-2 en el 95' que, como hace unos días en Europa, rescató una alegría para el Betis en los minutos finales y que dejó frío al banquillo del Celta, que ya se veía con los tres puntos.