Todo eran sonrisas con un templo hermanado cantando al unísono 'Oliveira Dos Cen Anos'. El himno del centenario celeste fue la antesala al cuento de siempre que nunca acaba. La historia no presume de galardones como el Nobel de Literatura, pero sí de un premio diferente: el billete a la ronda previa de la Conference League. Los vestidos de rojo van a dar de qué hablar esta temporada.
Osasuna doblegó al Celta de Rafa Benítez (0-2) en la batalla correspondiente a la jornada inaugural de Primera División. Con el 100º cumpleaños de los locales como entrante, el cuadro de Jagoba Arrasate se rindió a los goles de Rubén García y Moi Gómez para sumar los 3 primeros puntos de la campaña. De la sonrisa del 'Joker' al jugón de Rojales.
Budimir empezó lo que Rubén García acabó
El fútbol se trata de lo colectivo. De mirar más por quien está a tu lado que en tu propia imagen. Ante Budimir y Rubén García comprenden esta metáfora como si de una sencilla suma se tratase. Recurso lingüístico o no, el delantero croata reventó el balón en el palo izquierdo de la percepción de Iván Villar a las primeras de cambio. A partir de ese momento, el murmullo subió de volumen en las gradas de Balaídos. La fiesta del aniversario no tenía nada que ver con el planteamiento de su rival.
Al fin y al cabo, marcar un gol es como echar agua en una grieta. Tarde o temprano, la roca se va a romper. El encargado de quebrantarla fue Rubén García. Precisamente, todo surgió de la mano salvadora del '13' local al gigante de Zenica. La parada impactó en el larguero y el 'Joker' sonrió como nunca para cabecear a la red el primer gol de la temporada rojilla. Esa en la que, después de interrogantes, sudor y lágrimas de impotencia, se escuchará el himno de la Conference League en la megafonía de El Sadar. O al menos, en la ronda previa a la fase de grupos.
Reaccionar para creer
Después del mazazo psicológico en su estreno como local, el Celta se quitó la vergüenza de encima. La reacción era indispensable si querían creer en algo más que la derrota. El hombre que rompió el hielo fue Strand Larsen. El noruego se aprovechó de la calidad de Iago Aspas para dejar por el camino a Alejandro Catena. Sin embargo, su zurdazo raso no se coló entre los 3 palos defendidos por Sergio Herrera. Más allá del fallo, importante la sensación en el banquillo de Rafa Benítez: la remontada no era una idea disparatada ni mucho menos. Y más con toda la 2ª mitad por delante.
Cómo no, el mago de Moaña y príncipe de Galicia se llevó el equipo a sus espaldas. De hecho, el empate pudo subir al luminoso de Balaídos nada más pasar por los vestuarios. El '10' cazó un rechace en zona limpia dentro del área para reventar al contricante, pero la mala colocación y la respiración detrás de la nuca de Jon Moncayola acabaron por fastidiar el tanto inaugural en partido oficial con Rafa Benítez en la pizarra. Y especial aunque tímida mención a Jonathan Bamba. Quiso bailar la canción dedicada a su apellido, pero la música no se escuchó por el sector izquierdo de los celestes.
Hay que saber estar
El Celta necesitaba algo distinto. Ese revulsivo sobre el que apuntase la mirada del aficionado local. A la escena entró el recién renovado Miguel Rodríguez. Solo necesitó 3 minutos de reloj para hacer dudar al huésped. El '29' se giró sobre su propio eje con la redonda pegada a su izquierda. Levantó el telescopio hacia el arco, pero su fusil acabó estampado en la valla publicitaria. Pese a la sensación de que el 1-1 podía estar a la vuelta de la esquina, Osasuna demostró que hay que saber estar como si se fuese la vida en ello. Vaya, el fiel reflejo del curso pasado.
Rubén Peña se disfrazó del lateral-extremo indestructible. 2 regates sutiles con los que sentó a sus emparejamientos y probó fortuna. El remate impactó en el poste, pero el sueño premonitorio del 0-1 se repitió. El rechace cayó en las botas de un hombre vestido de rojo llamado Moi Gómez. Solo tuvo que reventar el esférico raso con la potencia suficiente. Para dentro. Distancias doblegadas y la constante sensación de que la balanza se iba a decantar hacia el lado navarro.
Con Europa en el horizonte
Rafa Benítez intentó con un triple cambio agitar el árbol y recortar las distancias del luminoso con Manu Sánchez, Luca de la Torre y Williot Swedberg. Sin embargo, lo poco que demostraron los anfitriones en el tramo final se resumió en florituras del joven Miguel Rodríguez, empeñado en convencer a su nuevo entrenador para que le dé el sitio que se merece en la plantilla gallega.
La mente de Osasuna se encuentra en la Conference League, pero la realidad habitó en el baño de realidad al Celta en el estreno de su centenario. En El Sadar siguen leyendo el cuento de siempre: el de un equipo que maximiza sus opciones como pocos saben hacer. El de una idea que se ganó y con creces disfrutar del Viejo Continente en las semanas que se avecinan. En sus manos estará el clasificarse o no a la fase de grupos de la competición del bronce europeo.