Muy pocas personas tienen la entereza de abandonar un barco que se acabó hundiendo para volver al cabo de los meses e izar la bandera como si nada hubiese pasado. Antes de que el Real Madrid se convirtiese por tercera vez consecutiva en campeón de la Champions League, Zinedine Zidane ya tuvo que hacer frente a los rumores sobre la portería.
Se hablaba de un posible relevo en la meta, a lo que el francés, en plena polémica por el 'pepinazo', el día que el Madrid cayó en Copa del Rey, contestó cerrando filas en torno a Keylor y a su plantilla. Kepa, que se rumoreaba que estaba cerca del cuadro 'merengue', se cansó de esperar y se convirtió en pieza clave del posterior intercambio de cromos.
Con la 'Decimotercera' en volandas y después del baile en la Plaza Cibeles, 'ZZ' decidió dar un paso atrás y tomarse un respiro. Venían curvas. Sin el francés a la cabeza del equipo, el club fichó a Thibaut Courtois el 8 de agosto de 2018. Se ponía díficil la titularidad para el costarricense, que aún así se negaba a salir.
Después del éxito, el reto de la temporada para Julen Lopetegui se antojaba mayúsculo. Semanas antes, el entrenador vasco fue despedido al frente de 'La Roja' y, con mucho más que perder que ganar, afrontó la responsabilidad en la 'era post Zidane'. Una de sus grandes decisiones fue la de precisamente otorgarle la titularidad al guardameta belga, ajeno a los éxitos anteriores y con una carga de partidos importante a sus espaldas.
El Camp Nou dictó sentencia y Lopetegui sumó su segunda destitución en apenas varios meses cuando, a priori, estaba llamado a aglutinar más aplausos que silbidos en ambos escenarios. La llegada de Solari no cambió el rol en la portería, pero, tras una buena racha ante rivales menores, la inestabilidad tomó el rumbo del cuadro 'merengue', con todas las asignaturas suspensas a tres meses del final de curso.
Cuanto mayor es el ascenso, peor es la caída, y las críticas empezaron a repartirse entre los diferentes pesos pesados del vestuario. Courtois se llevó buena parte de ellas. Su rendimiento bajo palos no había demostrado mejorar al de su homólogo y, para más inri, su cara ocupaba con mayor asiduidad de la habitual las portadas de la prensa rosa.
La hecatombe vino de nuevo de la mano del Barcelona y el Ajax dio a la planta noble el empujón necesario para acelerar un cambio de aires. El hombre de las tres Champions seguidas reapareció en el palco del Bernabéu disfrazado de superhéroe y devolvió la ilusión al coliseo blanco.
Entre sus primeras medidas, Zidane volvió a colocar a Keylor Navas al frente de la portería del Real Madrid, sentando a Courtois en la antesala del parón liguero. Un descenso repentino en la confianza del meta que se vio reflejado en el compromiso internacional de su selección frente a Rusia.
El madridista falló estrepitosamente en el único gol del rival aumentando sus dudas en torno a su estado de ánimo. A expensas de seguir escribiendo su propia historia en la capital de España, la adaptación de Courtois al equipo blanco no está siendo todo lo positivo que se hubiese esperado. Pero, ¿quién dijo que fuese fácil?.