La Champions League es otra cosa. La Champions League tiene esa magia que tanto nos gusta, esa inexplicable esencia que nos enamora y nos encandila de principio a fin. Una Champions League en la que el Nápoles está poniendo todas las cartas sobre la mesa para convertirse en un firme candidado para la soñada 'Orejona'.
¿Por qué no? ¿Por qué no puede este Nápoles soñar despierto con el título de la máxima competición continental? Y es que razones no le falta, al contrario. A los italianos le sobran motivos para ser uno de los grandes e inesperados favoritos a alzarse con el soñado título europeo.
En el esperado y apasionante choque de octavos de final, en el primer asalto de la eliminatoria, el Eintracht de Frankfurt conoció en primera persona todo el potencial ofensivo de este conjunto napolitano líder absoluto de su Liga en Italia, un cuadro de Luciano Spalletti capaz de anular a su rival y someterlo a una presión asfixiante durante los 90 minutos del encuentro.
Aunque el encuentro arrancó con máxima igualdad de oportunidades sobre el terreno de juego, muy pronto los italianos comenzaron a adelantar filas y a encerrar al Eintracht en su campo. De hecho, cumplido el minuto 34 de partido, Hirving Lozano a punto estuvo de abrir la lata, pero la madera terminó rechazando su potente derechazo.
Y cuando iba en busca del balón rechazado, Aurélio Buta, en un intento de despeje, terminó pegándole una soberana patada a Victor Oshimhen, que cayó dentro del área, lo que provocó que Artur Soares Dias pitara la pena máxima de forma prácticamente inmediata. Un penalti como una catedral. No se lo pensó dos veces el colegiado portugués a la hora de indicar los once metros, pese a las quejas de todos los aficionados alemanes presentes en el estadio estadio Frankfurt am Main y del propio Oliver Glasner desde la banda.
Pero, para sorpresa de todos, Trapp le adivinó las intenciones a Jvicha Kvaratskhelia, que disparó hacia el lado izquierdo, y terminó sacándole el balón con una estirada espectacular y una mano salvadora. Respiraba alivivado el cuadro germano, pero no por mucho tiempo, ya que tan solo cuatro minutos después terminó llegando el merecido tanto napolitano.
En el 40', el Nápoles recuperó el cuero en el centro del campo y salió con todo a la contra para que Lozano le dejara un balón medido a Osimhen y el nigeriano tan solo tuviera que empujar el cuero a placer para abrir la lata y estrenar el marcador. A punto estuvo el Nápoles de poner más tierra de por medio con el segundo gol, también de Osimhen, en la siguiente jugada, pero el colegiado anuló el tanto del delantero de 24 años por fuera de juego.
Con este tímido 0-1 se marchó el partido al descanso, dando paso a una segunda mitad en la que el guion fue exactamente el mismo que el de la primera parte, con los italianos manejando el dominio del balón de principio a fin y el cuadro alemán intentando salir a la desesperada y a la contra, aunque sin éxito.
Para colmo, a los de Glasner se les puso todavía más cuesta arriba el partido con la expulsión, en el minuto 58, de Kolo Muani, que vio la cartulina roja tras clavarle los tacos en el tobillo a Zambo Anguissa, un tremendo pisotón que pilló al árbitro a tan solo unos cuantos metros y no dudó en penalizarlo con la roja directa.
Y con un hombre menos, los napolitanos sentenciaron el partido con el segundo tanto, en una maravillosa jugada con una asistencia de ensueño de tacón incluida de Kvaratsjelia que acabó con el golazo con la zurda de Di Lorenzo para firmar el 0-2.
Los minutos finales transcurrieron sin muchas más sorpresas, con una posesión del balón del 67% para los de Nápoles -17 disparos a portería- y solo un 33% para los de Frankfurt, que no pudieron hacer daño ni una sola vez en la portería de Meret -con solo cinco lanzamientos- para haber dejado, al menos, un poco más abierta la eliminatoria de cara al partido de vuelta en territorio italiano, el próximo 15 de marzo.