Aprovechando el Día del Libro, la biblioteca futbolística sacó a la palestra las páginas de la fe. La esperanza de un equipo que volvió a sonreír, que se aferró a un líder en concreto y que peleará la permanencia hasta el último suspiro reinó el Martínez Valero, ese estadio que cada vez se acerca más al abismo.
El Valencia superó sin grandes apuros al Elche (0-2) en el duelo correspondiente a la jornada 30 en Primera División. Valieron los goles de Samu Lino y Gonzalo Verdú en propia puerta para sumar 30 puntos al casillero 'che', los mismos que el Almería. No obstante, los vencedores seguirán en descenso una fecha más, puesto que los 'indálicos' le ganaron el 'goal average' particular. Eso sí, ahora se respira en Mestalla.
Samu estuvo Lino
El protagonista de la historia llevó el '16' a la espalda. Las piedras de la responsabilidades estuvieron en su mochila y él respondió. Samu no estuvo fino, sino Lino. El brasileño aprovechó la prolongación con la testa de Edinson Cavani al balón en largo de Giorgi Mamardashvili para batir a Edgar Badía en el mano a mano. 0-1 y la marea del Turia desplazada al lugar de los acontecimientos se vino arriba.
Para el colmo de los hombres de Sebastián Beccacece, su capitán cerró el capítulo de la remontada sin querer. José Gayà metió un centro raso endiablado al área local, Gonzalo Verdú tuvo las suyas con la oposición rival y metió el balón en sus mallas. 0-2 y silencio ruidoso de la afición 'ilicitana', esa a la que se le complica cada vez más ver Primera División la próxima temporada.
Tete Morente, a base de chilenas
Las malas noticias aumentaron con la lesión de Pedro Bigas, quien tuvo que abandonar el terreno de juego con la ayuda de la camilla. El poco sol que lograron ver los franjiverdes lo trajo Tete Morente a base de chilenas. Literalmente, dos de sus ocasiones más peligrosas fueron con dicha acrobacia. En la primera no contactó con el esférico, la segunda se estrelló en la valla publicitaria del Martínez Valero.
El paso por el túnel de vestuarios no revolucionó el asunto. Es más, la segunda parte del Elche-Valencia no pasará a la historia del fútbol. Guion muy accidentado, juego trabado, situaciones de diana a cuentagotas... Edgar Badía sí que apareció en escena sacando el pie milagroso que evitó lo que hubiese sido el 0-3 y la penitencia final.
Más fútbol en la grada que en el césped
El otro balompié no estuvo ni en el césped ni en el vestuario... sino en la grada. Ambas aficiones dieron rienda suelta a la paz con gestos elegantes a modo de cánticos. Los "sí se puede" y "Elche es de Primera" fueron las melodías celestiales que provocaron temblores amistosos en el Martínez Valero.
Ya en el verde y con la contienda más que controlada, Rubén Baraja recompensó el trabajo de los canteranos. Javi Guerra, Alberto Mari y Diego López protegieron el escudo del murciélago en el último tramo. Es más, el tercer mencionado no encontró de milagro a Toni Lato en el segundo palo.
El Valencia elige creer
La gran moraleja de esta historia es que el Valencia elige creer. Volvió a vencer cinco compromisos después, primera gloria lejos de Mestalla en Liga desde el 7 de octubre del año pasado (1-2 en El Sadar frente a Osasuna) y la luz al final del túnel la consigue ver, aunque continúa bajo la custodia del Almería.
De lo mismo no presume el Elche. El santuario de la franja verde sigue con 17 peldaños por debajo de la permanencia a falta de ocho jornadas para el cierre del telón. Tarde o temprano, la crónica anunciada de los que fueron anfitriones este domingo solo se leerá en un libro: el del pozo.