No siempre ocurre, pero es de justicia que se pueda decir. La campeona de la Eurocopa 2024 es la mejor selección de la Eurocopa 2024: España. Se impuso a Inglaterra en la final del Olímpico de Berlín por 2-1 con goles de Nico Williams y Mikel Oyarzabal. Los 'tres leones' empataron, por mediación de Cole Palmer, después de que los ibéricos abrieran la lata, pero no fue suficiente para evitar su triunfo.
En su camino a la gloria, 'la Roja' superó a Croacia, Italia, Alemania -anfitriona- y Francia. Pocas trayectorias han encontrado un final tan justo para con su desarrollo. En contraste, el combinado de Gareth Southgate sufrió, al fin, las consecuencias de una apuesta que lleva, paradójicamente, decepcionando y, a su vez, siendo suficiente para pasar de ronda desde que la competición arrancó. Hasta que se topó con el Mediterráneo.
Para el escenario definitivo, la pizarra británica modificó, por segunda vez este verano, su dibujo. Llegó el momento en el que el ritmo competitivo de Luke Shaw era el ideal, a ojos de sus estrategas, para que saliera de inicio. Así, partió desde la izquierda como un lateral tradicional para frenar los avances de Lamine Yamal mientras, por el otro extremo del campo, Kyle Walker se encargaba de Nico Williams.
No era ninguna sorpresa que el plan de Inglaterra pasase por blindarse atrás para salir a la contra, aunque no por ello resultaba menos irritante para todo espectador que aprecie la innegable calidad de su convocatoria. En el plano ofensivo, liberar un poco más la figura de Phil Foden, como en las semifinales, animó las arrancadas de una fase en la que Bukayo Saka no fue tan influyente como en las semanas previas. Se pasó a depender de las genialidades aisladas de Jude Bellingham.
De hecho, de una de ellas nació el gol del 1-1, fruto de una salida desde atrás tras un tiro de Mikel Oyarzabal que Jordan Pickford atajó por el palo corto. El portero alargó la posesión rápidamente hasta que le llegó a Saka por el perfil derecho, sede de un envío raso a Bellingham, que, a medio caer, cedió atrás para Cole Palmer. El 'crack' del Chelsea, que había entrado hacía tan solo 3 minutos, ajustició a Unai Simón con un zapatazo de izquierdas ajustado a la cepa de su poste diestro.
Los 'tres leones' habían conseguido, a estas alturas, hacer funcionar de nuevo su rutina de trabajar a la expectativa, por debajo de lo que su vestuario sería capaz de hacer de ser fiel a otros conceptos, aunque para igualar en lugar de para ponerse por delante. La apertura de la lata había sucedido un rato antes por mediación de Nico Williams, que golpeó cuando mejor le venía a España, nada más arrancar la segunda mitad.
Su diana halló su origen en un toque de exterior de Dani Carvajal hacia Lamine Yamal por el sector derecho. El lateral, así, se repuso después de un término de primera parte en la que cometió un error grave al perder la posesión en favor de Bellingham muy cerca de la portería de Unai Simón. Afortunadamente para él, Rodri se sacrificó al lanzarse, al lado de Laporte, a quien atropelló, para cortar el tiro con el que Harry Kane trató de remachar la acción. El pivote incluso se lesionó y tuvo que ser sustituido por Martín Zubimendi en el descanso.
Volviendo a la redención de Carvajal, le acercó el esférico a un Yamal que lo controló hacia la frontal y que lo depositó en la confianza de Nico Williams. Su pareja de baile llegaba como una exhalación desde atrás para, armando la pierna izquierda, definir por lo bajo frente a Pickford. Que el guardameta de Southgate se viera superado en este momento causó una ruptura para con la dinámica de la cita, que fue, en lo general, de recital por parte de sus guantes.
Entre el 1-0 y el 1-1 y también durante el espacio entre el 1-1 y el 2-1, le negó la mayor a Yamal en dos ocasiones con sendas paradas antológicas. La primera correspondió a un intento de plantar el cuero en la cepa de su madera diestra y acogió mucho mérito. En la segunda, el joven quizá centró demasiado su golpeo tras una dejada de Dani Olmo, aunque, aun así, la valentía del cancerbero para salir al paso y repeler, con las dos manos, la redonda se presentó fundamental.
España gastó su propia 'bala' de salvación cuando, con empate en el marcador, Unai Simón palmeó un testarazo potente de Declan Rice en un saque de esquina y, seguidamente, Olmo evitó, bajo palos y usando la frente, que la respuesta de Guéhi, a bocajarro, anidara en el fondo de las mallas. En cierto sentido, este es un escenario que llevaba toda la Eurocopa sonriendo a los británicos. Era justo que les fuera esquivo alguna vez.
Incluso aquello de anotar en las postrimerías para ganar se decantó del bando ibérico con el tanto de la victoria, obra de Mikel Oyarzabal, en el minuto 87. El 'txuri-urdin' sustituyó a Álvaro Morata e hizo lo que ni Ollie Watkins ni Ivan Toney, las alternativas a Harry Kane, pudieron. Recibió un pase de Olmo que este le ofreció con el exterior de la derecha, lo depositó en las botas de Cucurella, esprintó hacia Pickford y recibió la contestación de Marc en forma de asistencia para, en línea con Marc Guéhi y tirándose con todo alargando la pierna derecha, anotar el definitivo 2-1.
No esta vez
Curiosamente, esta final de la Eurocopa presentó la actuación de Inglaterra en la que se pudo ver un argumento ganador sólido y concreto. Los 'tres leones' anularon a Nico Williams y Lamine Yamal en la primera parte gracias a sendas actuaciones notables de Kyle Walker y Luke Shaw. El lateral izquierdo estuvo especialmente soberbio al cruce y en el uno contra uno, en el que apenas se vio rebasado por su par.
Su compatriota compaginó internadas eléctricas para apoyar a Bukayo Saka con una capacidad de repliegue sobrehumana -esto es extensible al resto del equipo- para no dejar deshilachada la línea de atrás. Nico acabaría aprovechando uno de los únicos huecos que dejó, lo que jamás se podrá intepretar como fruto de la fortuna o de la injusticia porque 'la Roja' lleva ganándose cada balón todo el torneo y su rival en Berlín se ha salvado en demasía en eliminatorias cuyo resultado estaba lejos de su mérito.
En el eje de la medular, Southgate apostó por un marcaje individual para Rodri del que se responsabilizó Phil Foden y que valió para paliar, aunque no absolutamente, la templanza que el 'MVP' del torneo aporta a los suyos. Cuando el técnico se vio con poco tiempo para reaccionar, dio entrada a Ollie Watkins y, más tarde, a Ivan Toney para buscar una reacción que, esta vez, se alineó con la justicia: quien apareció fue Mikel Oyarzakal. Quizás empleó este cartucho en el gol de Cole Palmer.
A España, que se presentaba con, en teoría, revulsivos de menor calidad, les funcionaron mejor. Martín Zubimendi logró que no se echara de menos a su homólogo, que no solo es el mejor de este campeonato, sino del mundo en su puesto. Esta serie de apuestas que no le salieron bien a Inglaterra y que sí que sonrieron a 'la Roja', con el apoyo internacional que se ha desatado ya fuera por cariño geográfico, por simpatía con el estilo de juego desplegado o por animadversión al conservadurismo británico, desataron una victoria que se puede considerar universal.