China tiene un plan, se suele decir. En el fútbol, es Italia la que lo tiene. La 'Azzurra' eliminó a España en las semifinales del Europeo Sub 19 de Malta. Fieles a una idea determinada para aplicarse desde el principio hasta el final, los de Alberto Bollini se vieron recompensados por su maestría en la presión alta y en la pizarra. 'La Rojita', que no cuajó un mal partido y, de hecho, pudo haberlo ganado, se queda con las ganas de exponer durante más tiempo su calidad y optar a un nuevo trofeo.
Resulta poético que el tanto de la victoria de los que fueron visitantes a ojos del marcador llegara en un saque de esquina. Desde los primeros compases, el grupo explotó la capacidad de Kayode para efectuar lanzamientos de banda en largo. Eran una suerte de córneres que anticipaban que este combinado nacional tenía bien estudiadas este tipo de jugadas. Son las que, a la postre, valieron por el pase a la gran final, que será contra Portugal.
Luca Lipani, que anotó el 2-3, había entrado como revulsivo, lo que redobló la sensación de que los italianos ganaron este encuentro desde el banquillo. Su técnico se mantuvo insistente en el cara a cara que había imaginado en los entrenamientos previos hasta el punto de pedir una marcha más en la persecución de la salida de pelota de los de José Lana incluso cuando sus pupilos empezaban a quedarse sin físico. Esto conllevaba un riesgo: menos piernas para los últimos momentos de la cita.
El tiempo le dio la razón. En el minuto 52, tras un pase en largo de Yarek Gasiorowski desde atrás, su equipo recuperó la pelota y encontró a Samuele Vignato, que, con un chut cruzado, batió a Bruno Iribarne. Es injusto para la promesa del Almería que esta crónica haya tardado 4 párrafos en nombrarle. Fue uno de los mejores de la Selección Española. Sobre todo, en la primera mitad, en la que también destelló la figura de Ilias Akhomach como líder del ataque.
Antes de que Vignato le superara, el cancerbero había frustrado a Pio Esposito 2 veces. Primero, con una 'palomita' genial para desbaratar un remate de cabeza a uno de esos saques de banda 'cornerizados'. Después, frente a otro testarazo, giró la cadera en una décima de segundo para desviar, con las manos, un remache cercano en otro balón colgado. Más tarde, se le vio salvando a 'la Rojita' sobre la línea en 2 ocasiones, una frente a un chut raso de Pisilli que se le coló entre las piernas y otra ante una volea mordida que dio en el larguero y en su espalda previo paso a conocer sus guantes.
Gracias a este ejercicio de aguante, España había podido permitirse no encontrar con la facilidad de otros días a Víctor Barberà, su referencia ofensiva. El '9' tuvo que esperar a que Italia abriera el marcador para firmar las tablas con un golazo marca de la casa. Tan solo 6 minutos después del 0-1, gritó el 1-1 al cielo de Malta desplazando la pelota menos de un metro a su derecha para terciarse a batir a Mastrantonio por la escuadra. Quizá la 'Azzurra' se descuidó.
De ahí en adelante, como si los jóvenes hubieran escuchado a los aficionados que echaban de menos los goles en la primera mitad, se dio un toma y daca que acabó con buenas noticias para los de Alberto Bollini. Pisilli, con una finta eléctrica frente a Yarek, extendió la puntera de la bota diestra para el 1-2, al que respondió el propio Yarek cazando el rechace de un centro a la caja 'azzurra', aunque, al final, esta diana se le contabilizó a Regonesi en propia meta.
Con un 2-2 abierto para los compases finales, los ojos de la grada pasaban del reloj al césped mientras la mente conjeturaba con una prórroga que no hizo falta. Con solo 5 minutos en el tintero hasta el fin del tiempo reglamentario -se jugaron 6' extra-, Luca Lipani recordó que, si su Selección ha llegado tan lejos, es porque cree en la idea de su entrenador. Por eso anotó entrando desde el banquillo y por eso lo hizo en una jugada de estrategia. Sí, Italia tiene un plan.