La Champions League no deja de ser una agrupación de estrellas. Cuando se juntan, forman una línea que ilumina el firmamento durante las mejores noches del calendario. Pues bien, la Estrella Roja no tuvo nada que hacer con la Osa Mayor. El Barcelona es la constelación que más brilla en el fútbol actual por méritos propios. Hansi Flick ha consagrado una unión que se traslada a las sensaciones que deja y los resultados que firma. El 2-5 llegó para quedarse sobre el electrónico del Rajko Mitic de Belgrado en la cuarta fecha de la fase de Liga de la máxima competición continental.
El cuadro azulgrana se rindió a los destellos de Íñigo Martínez, Robert Lewandowski por doble partida, Raphinha y Fermín López. De nada sirvió el tanto con el que Silas Katompa colocó el 1-1 ni la maestría del 2-5, por Félicio Milson. 2 minutos fueron más que suficientes. El polaco y el brasileño -antes del '16'- bailaron al ritmo de Jules Koundé, quien se llevó a la mochila un 'hat trick' de asistencias. Pese a todo, la mejor de las noticias en el bando 'culé' es que da la impresión de que su maquinaria es tan sumamente perfecta que solo puede pensar en alcanzar la cima de la temporada.
Luis, llévatelo
La valentía defensiva de los visitantes fue el argumento temporal que marcó los primeros compases del encuentro. Hansi Flick va hasta el final con la idea que mantiene a la Ciudad Condal con una eterna sonrisa. Con sus 2 centrales llegando a marcar la línea del fuera de juego a la altura del centro del campo. Algo que puede funcionar a la perfección y eso fue lo que sucedió nada más empezar. Timi Elsnik superó a Iñaki Peña como si de fútbol sala se tratara la película, pero Espen Eskas anuló el 1-0 por posición antirreglamentaria del esloveno en el comienzo de la jugada.
Eso sucedió en el minuto 4. Llegando al cuarto de hora, Íñigo Martínez sumó otra pieza más al puzzle por el que tumba la puerta de la Selección Española. Luis de la Fuente, llévatelo. No solo mantiene a rajatabla su verdadera tarea, también se atreve a aportar al electrónico. Raphinha dibujó sobre el aire una falta al área inmaculada directa a la posición del '5'. El que no dudó en lanzarse hacia el césped para conectar el cabezazo hacia el palo largo de Marko Ilic. El 0-1 no pasó al 0-2 porque el palo le negó el gol olímpico al '11' de las gafas y el carisma en sus llegadas a los estadios.
De la trampa al regalo
En el tramo final de la primera mitad, el Barcelona pasó de la trampa al regalo. Porque pecó de confianza y no vio venir el pase filtrado de Rade Krunic hacia Silas. El delantero cuyo apellidos son Katompa y Mvumpa. Nada de Wamangituka. El congoleño voló por debajo del rádar catalán, quedó habilitado en situación legal y solo tuvo que superar en el mano a mano a Iñaki Peña con una sencilla vaselina. Amago de intriga en el ambiente con el posible tanto anulado, pero el destino le devolvió al Estrella Roja lo que le arrebató en los instantes iniciales de la contienda. El premio a la valentía.
Pese al 1-1, los hombres vestidos de negro no se conformaron con las circunstancias. Raphinha continuó con su empeño de ver portería en Belgrado y le volvió a pasar lo mismo que en el intento de gol olímpico. En la frontal del área, cargó la bota izquierda y efectuó un latigazo raso que se estampó en el palo para el alivio anfitrión. Sin embargo, lo que nadie vio venir fue la trayectoria del rechace. Esos pequeños detalles que solo están a la altura de los grandes. Robert Lewandowski aprovechó la pared anecdótica para definir de primeras y elevar el 1-2 al filo del descanso.
A las puertas de la eternidad
No contento con ello, el polaco insistió hasta que se quedó a las puertas de la eternidad. Tras el paso por el túnel de vestuarios de la nostalgia, el '9' perdonó lo que pocas veces concede con un derechazo que acabó en las vallas publicitarias. Pero como se suele decir, no hay mal que por bien no venga. Prácticamente a la siguiente, Jules Koundé controló la apertura de Pedri a banda y ajustó la escuadra y el cartabón con el centro perfecto hacia su delantero. El que ya ha firmado 99 dianas en la Champions League. El centenario más especial de su carrera está al caer.
Sin apenas tiempo para asimilar el 1-3, el francés del '23' en la espalda siguió empeñado en cumplir los deseos de sus compañeros. En especial, el de Raphinha. El palo le amargó el olímpico y el 1-2, pero lo consiguió. De hecho, el golpeo del 1-4 que sus trenzas petrificaron a Marko Ilic. Con el caso visto para sentencia, Hansi Flick movió el banquillo y uno de los agitadores fue Fermín López -Pau Cubarsí se marchó sangrando con un corte en la cara provocado por Uros Spajic-. El generador de intrigas aprovechó el 'hat trick' particular del galo para rematar y enseñar la manita.
El precio del honor
Pese al recital ofensivo, los 'culés' tuvieron que pasar por caja y pagar el precio del honor. Porque el Estrella Roja insistió en impresionar a sus aficionados pese al luminoso. Tal fue la personalidad de Vladan Milojevic que renunció a un lateral izquierdo -Milan Rodic- para atreverse con un extremo como Félicio Milson. Bendita decisión. Una apertura a la izquierda culminó con el descaro del angoleño. Amagó hasta que aclaró sus ideas con un bello golpeo de diestra por encima del alcance de Iñaki Peña. Posición adelantada la del '13' con el brazalete en la imagen del 2-5 definitivo.
En resumen, el Barcelona es la constelación que alegra la panorámica de la Champions League. La Osa Mayor que ya acumula 7 victorias consecutivas, navega a pasos agigantados en Primera División y brilla con personalidad en el sitio del que solo recuerda penumbra en las últimas ediciones. La ilusión reside en la Ciudad Condal pese a que la tristeza continúa en todo el país y la Comunidad Valenciana llora la tragedia provocada por la DANA. Sin lugar para las dudas, el proyecto de estrellas que más ilumina el firmamento gracias a Hansi Flick. El responsable de tal perfección.