El pequeño encandiló a José Mourinho, pero aquí manda el hermano mayor. El que coloca al escudo de su vida en el liderato de la competición que sueña con ganar en San Mamés el 21 de mayo de 2025. El Athletic Club, con un estelar Iñaki Williams, superó por 0-2 al Fenerbahçe en el miércoles extraordinario de la sexta fecha en la fase de Liga de la Europa League. El '9' no solo marcó los goles del quinto triunfo continental para los de Ernesto Valverde. Lamentó la lesión de Nico Williams y acabó con la participación de Mert Muldur en 12 minutos. Lo que te dan por lo que quitas.
Quizás la confirmación de que a este proyecto hay que prestarle más atención todavía si cabe. Ya no es solo su comodidad en la cuarta plaza de Primera División. Ni su participación en la Supercopa de España como campeón de Copa del Rey. Ni su encuentro pendiente ante la UD Logroñés en el título que defiende. Fue la imagen que prestó al mundo en el siempre imponente Sükrü Saracoglu de Estambul. El respeto va por encima en la ciudad de las mil y una noches. Pero el orden, la personalidad, la efectividad y la templanza de los vascos mereció acabar en lo más alto de la tabla.
Regalo de Navidad
Dicen que regatear en el Gran Bazar es una obligación. A no ser que te brinden semejante regalo de Navidad. Que se lo digan a Gorka Guruzeta, quien se aprovechó del error catedralicio de Samet Akaydin. Su exceso de confianza le jugó una mala pasada en la cesión hacia Dominik Livakovic. Sin potencia y perfecto para la anticipación del '12'. La referencia visitante no dudó en conducir el cuero hasta plantarse en el mano a mano con el croata. Los premios se disfrutan más cuando los compartes y le prestó el 0-1 cantado a Iñaki Williams con el pase de la muerte. Para ponerse líder.
La cara de incredulidad de José Mourinho reflejó su idea en el primer tramo de la contienda. No fue suficiente con las labores de Sebastian Szymanski por detrás de Youssef En-Nesyri. Apenas varios centros destacables de Dusan Tadic y malabares sin trascendencia de Allan Saint-Maximin. La más clara de los turcos la tuvo Mert Muldur. Desde la frontal del área, buscó el segundo palo con un disparo que aprovechó la presencia amiga para dificultar la maniobra de Julen Agirrezabala. El cuero se marchó ligeramente desviado. Eso sí, la suerte no estuvo de parte de Nico Williams.
"Tranquilo, hermanito"
El '10' se sentó en el césped con gestos de preocupación y las alarmas saltaron en el Athletic Club. Los servicios médicos consolaron al protagonista que le dejó su sitio a Álex Berenguer. Y al filo del descanso, Iñaki Williams le dijo con el 0-2: "Tranquilo, hermanito". Apertura hacia la derecha. El '9' se puso botas a la obra, encaró a Mert Muldur y se perfiló a su pierna buena. Sin contemplaciones ni miramientos, reventó el esférico hacia el primer poste de Dominik Livakovic. Con la fortuna de que impactó en el larguero y acarició el fondo de las mallas. Una palmada psicológica en toda regla.
La que precedió a la partida de ajedrez en el intermedio. José Mourinho tiró de las orejas a Samet Akaydin por el 0-1 y colocó a Caglar Söyüncü en su lugar. Hablando de centrales, Dani Vivian recogió el testigo de Yeray Álvarez para mantener la jerarquía con Aitor Paredes en la línea zaguera. Apenas Irfan Peljto hizo sonar el silbato cuando Álex Berenguer perdonó el 0-3. Demostró personalidad y desparpajo buscando la volea con la zurda a la salida de un centro lateral. Sin embargo, la dificultad del remate significó su marcha fuera del marco local. Y de aquí, a defender a Edin Dzeko.
Provocador
Porque el bosnio fue el revulsivo que cambió la percepción del ambiente. Por momentos, hubo fe en que los locales se podían meter en la pelea por la remontada. Especialmente, cuando surcó los cielos y se impuso a todos para rematar el caramelo al área de Dusan Tadic. Para fortuna ajena, el testarazo salió centrado y reposó en los guantes de Julen Agirrezabala. Con el paso de los minutos, el 'Txingurri' dosificó la carga de minutos de sus jugadores con oportunidades para Beñat Prados, Unai Gómez y Mikel Vesga, quien ocupó el lugar que dejó el hombre del partido.
Iñaki Williams fue un provocador en el buen sentido de la palabra. O en el malo, depende de cómo lo mires. La cuestión fue que se comió a Mert Muldur en 2 acciones aisladas que acabaron con tarjeta amarilla en sendas imágenes. No es una ley cromática, pero sí del fútbol. La doble significa roja y, en 12 minutos exactos, el '9' borró del camino al que perdonó el 1-1 antes de la pausa. Un 0-2 que pudo ser 0-3 con la comba de Oihan Sancet, quien no encontró la escuadra desde la media luna. En lo intangible, el 'lince' hace jugar y pasa por un estado de forma estratosférico.
El prisma que se merece
Con todo solucionado, el '8' estuvo involucrado en una acción aislada con Sofyan Amrabat que calentó la temperatura del encuentro. Quizás atrapado en la impotencia de una mala tarde, el marroquí se encaró con el oponente rojiblanco y amagó con iniciar una revuelta que, afortunadamente, no fue a más. Aitor Paredes casi dio el susto con un córner en contra que prácticamente regaló, pero tal fue la solidez defensiva foránea que el 0 en el casillero de la izquierda no se movió. Misma unidad que representa la cantidad de derrotas 'leonas' en los últimos 12 compromisos formales.
Es decir, al Athletic Club hay que observarlo bajo el prisma que se merece. Porque los de Ernesto Valverde no conocen el lado oscuro de este deporte desde que cedieron ante el Girona por 2-1 el pasado 6 de octubre. Son 9 victorias desde entonces, que se trasladan a la impresión que dejan en sus planteamientos. Un Iñaki Williams que es el hermano mayor de Nico Williams y de su equipo. Porque camina en la senda del gol en dirección 2025. Un año que promete fuertes emociones si consideras tus partidos locales en San Mamés. Este proyecto le saca la lengua a cualquiera.