No es necesario repetir en cada partido que juegue el Girona esta temporada, que no es el equipo que fue el pasado curso. No obstante, eso es una realidad. Aunque las hasta 12 ausencias que sufrió el conjunto de Míchel pudieron afectar, la verdad es que los gerundenses se encontraron con un triunfo que no fue fruto del buen juego demostrado. Por su parte, el Getafe amplía a 5 las jornadas consecutivas sin vencer y se queda muy tocado de cara al parón, sobre todo, con la incapacidad para ver puerta.
Los dos conjuntos dejaron claro desde los primeros compases del choque lo que fueron a buscar. El cuadro azulón abogó por un juego directo y brusco, tratando de hacerse fuerte a través del balón parado. En el lado contrario, los visitantes siguieron fiel a su estilo y buscaron crear peligro desde atrás, comenzando la jugada con calma, paciencia y, en ocasiones, demasiada madurez.
Sea como fuere, el planteamiento de ambos técnicos privó a los aficionados de ocasiones casi en toda la primera mitad. Un intento de chilena de Uche, que quedó en nada, y un zapatazo de Juan iglesias, desde muy lejos, que se fue fuera por poco.
Eso sí, apenas segundos antes, Martínez Munuera casi le da algo de vidilla al choque. Yellu Santiago cayó en el área tras un ligero toque de Oriol Romeu y el colegiado pitó penalti. No obstante, desde la sala VAR le advirtieron que el contacto había sido fuera, por lo que la pena máxima quedó anulada.
La primera mitad fue llegando a su fin, pero, tras un carrusel de amarillas para uno y otro equipo, el que, a la postre, iba a ser el único tanto del encuentro acabó llegando. Apuró línea de fondo Bryan Gil y metió un centro al área. Apareció desde atrás Yangel Herrera, que le comió la tostada a su par y remató de forma franca a portería para colocar el 0-1 en el marcador en el primer y único acercamiento de los visitantes al arco de David Soria.
Los segundos 45 minutos comenzaron con un Getafe propositivo, pero con la misma espesura en ataque de la primera mitad y de todo lo que va de campeonato. Eso sí, la entrada de Yildrim le dio más dinamismo y presencia en el área contraria a los locales, mientras que el Girona apenas pasaba de su campo.
No le estaba gustando a Míchel lo que estaba viendo de su equipo sobre el campo. Sus jugadores estaban desconectados, imprecisos y su influencia en el juego era casi nula. Eso sí, tampoco estaban sufriendo en exceso, pues todos y cada uno de los centros que fueron colgados a su área, fueron repelidos y evitaron males mayores.
Sobre todo, una de las cosas que más llamó la atención fue que el Girona entregó la pelota directamente al Getafe, algo impropio en el estilo de juego de este equipo. Así, con tantas facilidades, el Getafe tuvo su ocasión más clara en el partido.
Pelota en profundidad para el posterior centro al área chica, donde apareció Yildrim para rematar y Gazzaniga, 'in extremis', metió el pie lo justo para salvar al Girona del empate en esta recta final. De hecho, esa fue la más clara y la única del Getafe en todo lo que quedaba de partido.
Pudo el Girona sentenciar en la recta final con un pase de Selvi hacia Stuani, pero Domingos Duarte llegó antes para tocar lo justo y despejar a córner. No hubo tiempo para más y Martínez Munuera decretó el final de un partido que dejó malas sensaciones en ambos equipos, pero donde uno de ellos, el Girona, salió vencedor del envite.