Tuvo que ser Cristhian Stuani. En el tiempo de añadido. Vuelta a la ruta de la épica del Girona, que mató al Real Betis (3-2) cuando todo apuntaba a que se iban a firmar las tablas. El partidazo de infarto de la jornada 30 en Primera División tuvo absolutamente de todo: revisión de VAR, gol de penalti, tantos por fallos garrafales del rival... y el valor de Champions League del conjunto de Míchel Sánchez. Una actuación que reflejó el coraje del equipo que ya respira con 10 puntos de ventaja sobre la Europa League a falta del Villarreal-Atlético de Madrid.
Artem Dovbyk fue el encargado de anotar el doblete local, mientras que el visitante llevó la letra de Willian José en el mismo patrón: los errores defensivos de David López. Todo ello en el enésimo recital de Isco Alarcón, la única noticia positiva en el cuadro de Manuel Pellegrini, que ya encadena 4 derrotas consecutivas. Se queda a 4 unidades de disputar la Conference League, aunque la Real Sociedad podría elevar el margen a 7 si logra superar al Deportivo Alavés en Mendizorroza.
De la polémica al acierto
Gil Manzano era el objetivo de todos los focos en la previa. El colegiado que visitó la nevera arbitral por lo que sucedió en Mestalla pasó de la polémica al acierto. Artem Dovbyk cabeceó un centro teledirigido de Portu, que se marchó desviado. Aunque, en la revisión del VAR, se comprobó que Chadi Riad tocó el remate del ucraniano con la mano. Y el '9' abrió la lata desde el punto de penalti. Con la sangre congelada, engañó a Rui Silva y colocó el 1-0 en el marcador de Montilivi.
Los locales generaron situaciones favorables pese a la baja de Savinho. El brasileño se perdió el primer partido de su temporada por ciclo de amarillas. Y Miguel Gutiérrez se disfrazó de interior e incluso extremo en la variante táctica. Pero claro, el técnico de los anfitriones no se esperó el desenlace de la 1ª mitad y pagó los platos rotos con una botella de agua. Porque la lluvia presenció el error garrafal en la salida de David López que significó el 1-1.
Sonrió la fortuna
El '5' buscó superar una línea de presión con la entrega que se convirtió en la asistencia perfecta para Willian José. El '12' no dudó en levantar la cabeza y buscar portería. Zurdazo con altura para superar a Paulo Gazzaniga en los segundos previos al paso por los vestuarios. Y en el recuerdo, la genialidad de Isco Alarcón. Caño de matrícula a Daley Blind, caracoleo a Iván Martín y desorientación para Portu. Como para olvidarla. Sonrió la fortuna en la idea de las 13 barras.
Tenía tarjeta amarilla y cometió el penalti. Era crónica de una sustitución anunciada la entrada de Sokratis Papastathopoulos en detrimento de Chadi Riad. Su mordida de camiseta tras ver la cartulina reflejó su frustración. Con este paso de banquillo, Manuel Pellegrini reanimó el planteamiento en la reanudación. En una partida con las espadas por todo lo alto. Porque, ante tanta calidad en el terreno de juego, la mínima diferencia iba a decantar la balanza con la pelea por Europa al rojo vivo.
La misma historia
Curiosamente, el asunto narró la misma historia: gol de Artem Dovbyk y respuesta de Willian José con la ayuda de David López. Por partes, el 'killer' de Montilivi volvió a demostrar su amplio registro de recursos con un delicioso giro de tobillo en la definición ante Rui Silva. Cuando parecía que la mandaba al palo largo... hacia el corto. 2-1 y reinició la felicidad en el ambiente pasado por agua. Aunque el bucle regresó para la sonrisa de los verdiblancos, que fueron a por el empate.
En una jugada que nació de la magia de Isco Alarcón, los huéspedes lograron alcanzar zona rival. El '5' zaguero hizo malabares físicos y no consiguió repeler la embestida. Todo lo contrario. Le hizo el pasillo a la pelota, que culminó en las botas del ariete brasileño. Zurdazo implacable e imposible para Paulo Gazzaniga, quien no dio crédito de lo sucedido. Misma reflexión para su entrenador, quien intentó retomar el rumbo con el triple cambio formado por Yangel Herrera, Pablo Torre... y Cristhian Stuani.
Su peso en oro
El uruguayo es motivo para construir una estatua a los pies de su estadio. Porque cuenta su peso en oro. Sobre la bocina y a la desesperada, consiguió armar un remate que atajó a bocajarro Rui Silva. Y un viejo 'rockero' te perdona 1. 2... no. Solo tuvo que acariciar el rechace del meta portugués para subir el 3-2 al luminoso y estallar la alegría de una ciudad que sueña despierta. Y no es para menos porque lo que parecía imposible cada vez está más cerca de ser una realidad.
El Girona presume de una risa imborrable y del valor de Champions League con el que peleará por la osadía hasta el final. A falta del Villarreal-Atlético de Madrid, son 10 puntos de ventaja para disputar la máxima competición continental la próxima temporada. En la otra cara de la moneda, el peor Real Betis de las últimas campañas que contabiliza 4 derrotas consecutivas. Forzado a batallar para no perder las esperanzas de recorrer el Viejo Continente a través de la Conference League.