Mayoral cambia de parecer en 26 segundos

60:54. Puso una bota en el campo. 61:20. Mandó el balón a la red. Borja Mayoral cambia de parecer en 26 segundos y defiende que el Getafe puede hacer algo más que celebrar una simple permanencia en Primera División. El conjunto de José Bordalás superó al Girona por 1-2 en la apertura de la jornada 24. Una contienda que volvió a mostrar el estado de gracia de los azulones... y las dudas de Montilivi. El proyecto de Míchel Sánchez paga con el precio de los tantos en contra sus constantes errores y lo que menos puedes hacer contra el alma del Coliseum es entregarle la cuchara.
El equipo del ya patentado 'fútbol papá' sigue sin perder en 2025. 3 victorias en las últimas 4 fechas. Una dinámica que le ha impulsado a contar 30 puntos en el casillero y asomarse a la ventana continental. Esa en la que al cuadro 'blanc-i-vermell' cada vez se le empaña más la visión pese a las 31 unidades que cuenta. De nada sirvió la diana de Yangel Herrera con la que equilibró la balanza que declinó su oponente nada más empezar. Es más, Quintero González se apoyó en la pantalla del VAR para expulsar al centrocampista venezolano por el pisotón que le propició a Ramón Terrats.
En lenguaje transparente, la primera mitad fue un suplicio. Menos en el momento en el que Christantus Uche rompió un jarrón de cristal. Por todos es conocido el riesgo que se asume en Montilivi con el balón jugado desde atrás. Ladislav Krejci reflejó más carencias que virtudes y Juan Iglesias le comió la tostada. Interceptó el cuero en zona peligrosa y habilitó al futbolista que, capítulos atrás, peleó por ascender a Segunda División con el Ceuta. En el presente, sacó un derechazo inapelable y ajustado a la base interna del palo más lejano de Paulo Gazzaniga. Silencio sepulcral con el 0-1.
Las únicas voces que se escucharon fueron las de, literalmente, los 6 aficionados azulones que se reunieron en el sector visitante del recinto 'blanc-i-vermell'. A partir de la ventaja mínima, José Bordalás hila fino. Es decir, la virtud del mejor entrenador de Primera División en enero reside en maximizar la rentabilidad a favor. Conceder lo menos posible, adelantar la presión y aprovechar los duelos ganados para generar segundas acciones. Lo que condujo a la desesperación de un Míchel Sánchez que no dio con la tecla. Apenas fue capaz de generar viabilidad hacia el empate.
Quiero y no puedo. Eso sintió el Girona hasta que llegó el tiempo de descanso. En el arranque, David Soria despejó como pudo una volea de Yangel Herrera. Posteriormente, Miguel Gutiérrez mandó al tercer anfiteatro un intento desde larga distancia. Viktor Tsygankov sí que disfrutó de ocasiones más tangibles. En una de ellas, se perfiló a su zurda para olvidar la marca del goleador Christantus Uche, pero sin éxito. Y en una falta directa desde la media luna, a la barrera. O las tornas cambiaban con el paso por los vestuarios o menos todavía iba a acontecer en el acto final.
Lo que siguió exactamente igual fue el contratiempo técnico inicial de Quintero González con su sistema de comunicación con los asistentes antes de reanudar el choque. Los pequeños ajustes del colegiado fueron la antesala a la gran sorpresa de Montilivi. Sin modificaciones en el dibujo, pero con la firme convicción de que cualquier pequeño detalle iba a marcar la diferencia. Lo que nadie se esperó fue que el pequeño acontecimiento que decantó la balanza tardó 26 segundos desde que se presentó. No obstante, el 1-1 llegó antes de ello y devolvió la esperanza en el ambiente por momentos.
Córner desde la izquierda. Viktor Tsygankov tiene una pluma en su zurda y escribió una maravilla directa hacia la posición de Yangel Herrera, quien puso -y perdió- la cabeza. Colocó la testa para girar el cuello y enviar el testarazo imperial lejos del alcance de David Soria. Su estadio se vino abajo y se volcó en la firme creencia de que la remontada estaba al llegar. Pero claro, todo lo echó a perder en el instante en el que le propició el pisotón contundente a Ramón Terrats en una acción aislada. En primera instancia, nada punible. Aunque para eso está el VAR. Y la justicia imparcial cumplió.
Quintero González confió en Hernández Hernández y se dirigió a la pantalla. El nerviosismo creció y el '21' se percató de la realidad cuando el 'trencilla' se marchó hacia él con la mano en el bolsillo. Cartulina roja hacia arriba y su equipo en inferioridad numérica. Justo después de que Míchel Sánchez brindara por el debut de Arthur Melo, además del ingreso de Yáser Asprilla. En otras palabras. Cualquier atisbo de lanzarse hacia el triunfo, para nada. Y claro, todo este alboroto... con la marea en su contra. Porque sí: el marcador ya lucía el 1-2 que se quedó hasta el triple pitido final.
José Bordalás confió en su delantero franquicia y no defraudó. Apenas cayeron gránulos de arena en el reloj cuando Paulo Gazzaniga despejó un disparo lejano y raso de Juan Iglesias. El rechace quedó muerto y el '9' lo resucitó con un simple toque hacia el fondo de las mallas. Un 1-2 que pudo elevarse al 1-3. Cuando Carles Pérez se plantó en área enemiga, levantó la mirada y le regaló el pase de la muerte a Christantus Uche. El pivote con alma de 'killer' ejecutó a placer, pero el asistente levantó su banderín por fuera de juego inicial del '17' en el momento del desmarque al espacio.
La definición de 'besar el santo' fue lo que le llevó al Getafe a contar 30 puntos con 24 partidos disputados. Borja Mayoral cambia de parecer en 26 segundos y ahora sí empieza a creer que Europa es una ilusión capaz de disfrazarse de realidad si mantiene esta inercia de resultados. Todavía no sabe qué es sufrir la derrota liguera en 2025 y el 'fútbol papá' dio su enésima lección coral en Montilivi. La opinión popular rema en contra de la idea del mejor entrenador de enero en la élite, pero la realidad de las circunstancias importa más con el Viejo Continente en el rebufo inmediato.