La Real Sociedad empieza a coger su propio camino en el campeonato nacional de liga. Después de sorprender al Atlético antes del parón, el cuadro donostiarra fue capaz de sacar un gran botín de Montilivi, un campo muy complicado ante un Girona que demostró de nuevo que no es el del curso pasado.
Los catalanes, cuya puesta en escena fue muy buena, bajaron el listón con el paso de los minutos y eso le vino como anillo al equipo de Imanol Alguacil. El cuadro 'txuri-urdin' aprovechó esa circunstancia para crecer en el partido y poder llevárselo, algo que acabaron consiguiendo gracias a un gol de Oyarzabal, el primero de toda la temporada. Poco a poco, el capitán va acercándose a su mejor versión y justo coincide cuando está abierto en un costado y no cuando actúa como delantero.
El segundo tiempo sobró por completo, ya que la Real se centró más en controlar el juego y al Girona que acercarse a la portería de Gazzaniga. Los de Míchel solo incomodaron a Remiro con la entrada del joven Misehoy, lo más destacado de la plantilla local el día de hoy.
Oyarzabal abre la veda
Desde el inicio, el Girona asumió el mando del encuentro y se mostró muy incisivo en sus ataques, que no tuvieron ninguna influencia en el marcador. No obstante, la primera acción clara la protagonizó el equipo contrario. Un balón medido desde la izquierda fue al interior del área, donde Óskarsson disparo muy arriba.
La réplica de los catalanes llegó a los 12 minutos, en una gran acción de Danjuma que no encontró ningún rematador. Los primeros compases estuvieron marcados por el gran ritmo de ambos conjuntos, pero poco a poco se fue diluyendo hasta el punto de que eso le favoreció más a la Real Sociedad.
Conforme pasó el tiempo, los pupilos de Míchel perdieron su identidad y se benefició de ello el equipo 'txuri-urdin', que protagonizó acercamientos muy peligrosos casi a la media hora de encuentro. Oyarzabal lanzó un aviso con un testarazo tras un saque de esquina y luego le tocó el turno a Óskarsson, que cruzó demasiado ante Gazzaniga en un mano a mano.
La Real estaba rondando mucho la portería local y justo antes del descanso dio el golpe. Barrenetxea, ya pisando el área, esperó el momento propicio para poner una pelota perfecta a la cabeza de un Oyarzabal que la mandó al fondo de la red. Al fin llegó el estreno del capitán, que todavía no había sido capaz de inaugurar su casillero este curso.
Ni mucho ni poco
Tras la reanudación, el equipo donostiarra se dedicó a tener el encuentro bajo control y evitar así cualquier susto por parte del Girona. El equipo de Míchel fue anulado completamente y apenas incomodaron a los visitantes. Míchel no lo vio nada claro y empezó a mover el avispero.
El madrileño confió en sus cambios y solo le salió bien el de Misehouy, que generó mucho peligro desde que saltó al campo. Lo más reseñable en el segundo acto fue una falta de Brais Méndez que rechazó Gazzaniga y una acción que desperdició Oyarzabal cuando ya pisaba el área.
Ya pasado el minuto 80, el Girona dio un paso hacia adelante y la Real retrocedió para defender el resultado. En ese tramo tuvo mucho protagonismo el joven Misehouy, que le regaló el gol a un Danjuma que se encontró con un seguro Remiro. El mediapunta neerlandés volvió poco después a la carga con un centro que Yangel Herrera remató desviado.
El cuadro 'txuri-urdin' aguantó el tipo y selló un triunfo vital para alejarse de la zona de descenso. La distancia con el peligro ya es de 4 puntos, mientras que el Girona, con este tropiezo, sigue bajando puestos en la clasificación.