La Real Sociedad pasa a los octavos de final de la Champions League como líder del grupo D. En la jornada final de esta estancia previa a las eliminatorias, los 'txuri-urdines' pusieron el broche a una campaña europea sobresaliente con un empate sin goles contra el Inter de Milán. Los 'nerazzurri' mostraron sus cartas desde el principio, una baraja de contragolpes, y sus rivales, astutos, gestionaron la situación para minimizar riesgos y opositar a la victoria.
El triunfo, de hecho, podría haber caído de cualquiera de los dos lados. El grueso de la propuesta de Simone Inzaghi funcionó en el sentido de que, cuando su equipo aceleraba tras un ataque 'txuri-urdin', la zaga de Álex Remiro se veía obligada a subir la guardia y el cancerbero, a actuar para desactivar centros o tiros sin peligro. Ante el que más problemas le iba a causar, entró en escena Hamari Traoré para salvar, bajo palos, una volea de Mkhitaryan tras un centro de Alexis Sánchez en la primera parte.
En la otra punta del campo, los recursos de Anoeta se extinguían por la banda derecha, donde se notó cómo la pizarra local había tomado buena cuenta de la calidad de Takefusa Kubo. Cuando el japonés encaraba a su par, Dimarco, emergía a su lado Mkhitaryan para cubrirle entre los dos y al nipón se le hacía imposible avanzar. Llegó a colarse entre ellos alguna vez. En el segundo acto, una internada suya estuvo a punto de granjearles a los suyos un penalti, pero exageró demasiado un contacto del '22' en el área y pasó de celebrar que se señalara una pena máxima a ver la tarjeta amarilla por su simulación.
No hubo demasiada alternativa a esta necesidad de que el extremo se achispara porque el carril del medio, el que Umar Sadiq trató de convertir en una lanzadera de recepciones de balones de espaldas a la defensa, no funcionó. Se le escapaban la mayoría de sus controles y esto era una mina de contras para el Inter, así que hubo que abandonar la idea. Solo amagó con salir bien cuando el nigeriano le dejó, de cara, un balón a Mikel Merino dentro de la caja de Sommer. El '8', que probó con un zapatazo raso, se topó con un bosque de piernas.
Oyarzabal no terminó de entrar en juego y, cuando lo hizo, fue protagonista de cierta controversia. Al rematar un centro cuando la pelota ya iba a tocar el césped en el corazón del área 'nerazzurra', Juan Cuadrado llegó con todo y se lo llevó por delante. Como el capitán de la Real Sociedad alcanzó a contactar con el esférico con los pies, muy forzado, probablemente el árbitro prefirió apartarse de líos y considerar que, a pesar del estorbo del '7', el '10', al fin y al cabo, había logrado chutar.
Como el lector ha podido comprobar, hubo opciones para los dos equipos y es el de Inzaghi el que acabó desesperado porque, conforme el tiempo se le echaba encima, desaparecían sus opciones de hacerse con el liderato: el empate favorecía a los españoles. De ahí que, bien entrado el ecuador de la segunda mitad, devolviera al campo a unos Barella y Lautaro que había relegado al banquillo en búsqueda, posiblemente, de aprovechar un potencial cansancio de los zagueros de San Sebastián.
Este remache en su plan inicial tampoco salió bien. El argentino dispuso de alguna ocasión lúcida, la primera en una contra en la que estaba en fuera de juego y que, de todas formas, resolvió con un tiro demasiado arriba. La Real Sociedad gestionó bien tanto la primera ofensiva del Inter, la de esperar a la contra, como su remiendo, un arreón en las postrimerías del partido que hasta abrió alguna opción para los visitantes. Ninguna sólida, eso sí: un pobre disparo raso de Zakharyan en otra oportunidad generada por Kubo se fue sumiso por línea de fondo.
Lautaro hizo el amago de resarcirse de aquella jugada en posición antirreglamentaria con una volea casi sin ángulo en el tiempo de descuento, pero tampoco atinó. En el toma y daca que los 'nerazzurri' generaron cuando les entraron las prisas, realmente, las mejores ocasiones cayeron de su lado. Lo explica, seguramente, que su plantilla cuenta con más calidad ofensiva, pero Inzaghi urdió un plan demasiado conservador como para explotarlo y lo pagó con la segunda plaza.