El más inverosímil

El Leganés se hizo con una victoria de oro. Confirma el conjunto 'pepinero' que el plan de Borja Jiménez puede servir para salvarse, si bien tuvo que sufrir hasta el último minuto, hasta el añadido de la segunda mitad, cuando llegó el golazo de chilena de Diego García.
Hasta entonces, ni el Leganés ni el Getafe habían tirado a puerta en todo el partido. Había sido un partido totalmente olvidable de no ser por el hecho de que un derbi del sur de Madrid siempre es caliente, pese a los 0 grados que hacía este domingo.
Ambos equipos dejaron claro desde un primer momento el planteamiento del partido y no defraudaron con ello. Tres centrales el Leganés, dobles laterales el Getafe. Lo principal era incomodar al ataque rival antes que pensar en marcar un gol. No en vano, son, con permiso del Valladolid, los peores ataques de la competición.
Eso fue lo que se vio durante buena parte del encuentro. Ni unos ni otros se atrevían a desplegarse. De hecho, en la primera mitad se vivió un partido físico, con muchas disputas con el balón de por medio y en el que Muñiz Ruiz tuvo que tirar de un ejercicio de paciencia para pedir tranquilidad a los jugadores y no sacar ninguna amarilla.
No cambió demasiado el paso por los vestuarios. El plan les estaba funcionando a ambos, pues no encajaban oportunidades rivales y, con un punto, parecían darse por satisfechos hasta el tramo final del mismo.
Esta vez, los cambios funcionaron a favor del Leganés, no así del Getafe, que no varió su juego. El conjunto de Borja encontró a Óscar, especialmente en los balones parados, y a Juan Cruz.
El de la cantera del Real Madrid hizo gritar a medio Butarque cuando envió una falta al lateral de la red. Pareció desde algún punto del campo que el balón había entrado, pero se marchó directamente por fuera. Ello, claro está, en los últimos minutos de partido.
Llegó el éxtasis en el añadido, en el único disparo a puerta que se vio en Butarque. Juan Cruz pudo desenmascararse de su marca, encontró a Neyou y este puso un centro que remató de chilena Diego García. Sí, el balón entró con un toque de fortuna, pero a nadie le importa el cómo sino el qué. Y ese qué significan 3 puntos de gloria para el Leganés.