El Madrid estuvo a punto de repetir el 'Centenariazo' de hace 22 años. El conjunto blanco, el día de su 122 aniversario, se quedó a las puertas de pegarse un buen patinazo en su estadio frente al RB Leipzig, que plantó una durísima batalla que casi acaba con los 'merengues' en la lona en su competición fetiche.
Hay muchas esperanzas puestas en la Champions, pero el partido que realizaron los 'merengues' este miércoles es digno de estudio. Los de Ancelotti ofrecieron una imagen pésima y se puede decir sin ningún problema que ha sido uno de los peores partidos de la temporada, al mismo nivel que el 3-1 que el Atlético le endosó en el Metropolitano allá por el mes de septiembre.
Un equipo plano, sin ideas, sin desborde y muy superado por un rival teóricamente inferior. Los de Rose consiguieron poner contra las cuerdas al rey de Europa, que estuvo a punto de quedarse sin respiración cuando Dani Olmo, ya en la recta final, se topó con una madera que evitó que el duelo se fuese a la prórroga.
Jugando con fuego
Lo más normal era que el Madrid intentase llevar la manija del partido, pero el RB Leipzig sorprendió a todos con un planteamiento muy valiente. Marco Rose fue capaz de mandar a sus tropas hacia arriba y mantener una presión constante durante todo el primer acto al igual que en el segundo. Cuando los blancos tenían la pelota, los alemanes eran capaces de formar un bloque medio muy compacto y complicado de romper.
Al equipo de Ancelotti le costó un mundo el poder progresar y encima tampoco es que supieran qué hacer con el balón. Ni siquiera fueron capaces de tirar a portería en 45 minutos y así no se puede competir en Champions. Lo bueno para los 'merengues' es que los alemanes, pese a generar peligro y situaciones incómodas, no culminaron sus acciones de forma acertada.
El que más lo intentó fue Openda, que estuvo coqueteando con el gol. El belga lo intentó desde la frontal en una jugada rápida y ya en los instantes finales cargó la pierna para mandar el cuero al lateral de la red. Además del delantero, Xavi Simons también avisó a Lunin con un remate muy centrado que rechazó el ucraniano. Es más, el guardameta, a los 10 minutos, salvó a los suyos con una intervención de mérito en un mano a mano con Sesko. Eso sí, la acción fue invalidada por fuera de juego.
No hubo ningún intento de réplica del Madrid, al que se le puso el partido muy peligroso por la incomodidad que le generó su oponente. Bellingham y Vinicius estaban apagados y hombres como Camavinga o Tchouaméni cometieron pérdidas innesesarias. Nada estaba saliendo y el único que parecía entender el encuentro era Kroos, que estaba dándole al partido lo que pedía. El alemán mantuvo la calma y se dedicó a intentar sacar la pelota desde atrás, algo que su equipo agradeció. Se notaba que a los de Concha Espina les faltaba desborde y qué casualidad que Rodrygo y Brahim, los que te lo pueden aportar, estaban en el banquillo.
Un regalo sufrido
Tras la reanudación, Ancelotti movió ficha y decidió meter a Rodrygo por un Camavinga que dejó mucho que desear. Ese cambio le dio algo más de vida a un Madrid, pero fue durante solo unos minutos. El RB Leipzig estaba en el mismo plan, pero ya con un peligro real. Por si fuera poco, Lunin estuvo a punto de liarla al poco de iniciar el segundo acto. El ucraniano salió en falso para cortar un balón a Openda y pudo arreglarlo porque el belga no tiró bien el recorte a Nacho.
Conforme pasaron los minutos, el encuentro subió en intensidad y a los 54' llegó la polémica. Vinicius hizo una falta absurda a Orban muy lejos del área y el defensor, que se levantó para recriminárselo, vio cómo el brasileño le dio en el cuello con las dos manos. El atacante fue amonestado, mientras los germanos pedían la expulsión.
Y esa fue la chispa que encendió todo. Poco después, ya en el 65', el propio Vini se encargó de abrir el marcador. Después de un aviso previo de Rodrygo, el '7' recibió un balón franco de Bellingham y lo puso en el lado derecho de Gulácsi. A mencionar el inicio de la jugada, con Kroos robando la pelota en su área y buscando a un Jude que inició un ataque mortal.
El Madrid había conseguido romper el hielo, pero lo que no sabía es que Orban, protagonista en ese encontronazo con Vinicius, empató el partido 3 minutos después. Raum puso un buen balón al área y el zaguero ejecutó un testarazo en las narices Nacho para meter miedo al madridismo.
Ese tanto dejó a los blancos fuera de circulación y propició que los pupilos de Rose se fueran con todo hacia arriba. Openda, errático en todo el encuentro, se topó con el pie de Carvajal en un remate y Orban, que otra vez se dejó ver en acciones de ataque, buscó un cabezazo picado que se marchó cerca del palo izquierdo.
Los últimos minutos mostraron a un Madrid encerrado y pidiendo a la hora, mientras todo el mundo se preguntaba cómo pudo llegar a ese punto. La sombra del 'Centenariazo' estaba ahí y Dani Olmo se quedó a las puertas de forzar la prórroga en el 92'. Poulsen peinó hacia el lado derecho y el internacional español, tras controlar con el pecho, se inventó una vaselina que escupió la madera.
Ahí estuvo el partido y la opción de ver 30 minutos más de fútbol. El RB Leipzig fue un vendaval y casi fatidió el cumpleaños al Madrid. El regalo para los de Ancelotti son unos cuartos de final muy sufridos.