Divide y vencerás

El Getafe jugará en Primera División la temporada que viene. El Mallorca no lo hará en Europa. Ambas realidades alcanzaron la certeza matemática este sábado por la tardenoche, cuando el equipo de José Bordalás derrotó al de Jagoba Arrasate por 1-2 en Son Moix. Los azulones encapsularon el estilo de juego que les define en alrededor de 100 minutos de hastío para los bermellones, que acabaron enfrentados entre ellos.
La expedición madrileña, aunque vivió etapas diferenciadas en su visita a las Islas Baleares, aplicó varios conceptos claros. Se ocupó de que Sergi Darder no recibiera la pelota cómodo a sabiendas de que es uno de los principales rompelíneas contrarios, aumentó la intensidad y la altura de su presión cuando vio que las posesiones de los anfitriones le eran incómodas y buscó la portería sin complicaciones en cada uno de sus ataques.
Estas instrucciones fueron especialmente lúcidas en la segunda mitad. El estratega de la capital, tras unas postrimerías de primer acto complicadas, había pedido a los suyos volver al A, B, C que les había llevado a donde están: 21 campañas seguidas en la élite. A poco que la plantilla reconectó con sus bases, los locales cejaron en un empeño que había llenado de centros el área de David Soria, que tampoco tuvo que actuar de urgencias en ninguna ocasión.
De hecho, la mejor oportunidad del Mallorca se había dado en el minuto 4, cuando Pablo Maffeo habilitó a Dani Rodríguez con un centro soberbio para un testarazo que el '14' mandó arriba. Curiosamente, lo bien que empezó la tarde el lateral contrastó con cómo la terminó. Parte de la grada de animación de su equipo dejó el campo entre gritos de "vete ya" dirigidos a él, que intercambió gestos con algunos hinchas.
Las quejas de los seguidores eran, en principio, más generales que enfocadas a él. La platea detectó una falta de ambición en sus camisetas que puede entenderse como positiva o negativa según se mire. Por un lado, es el paso adelante a nivel psicológico, la exigencia, que el club precisa para acostumbrarse a pelear por cotas más altas. Por el otro, quizás una temporada tan cercana a Europa debería ser suficiente para satisfacer al respetable.
El caso es que, antes de los incidentes con el carrilero, ya habían sonado pitos dirigidos a todos los futbolistas. Centrarse en el '23' se debió, en gran medida, a su ausencia de intensidad en el gol del 0-1. Nació de un centro impresionante de Ramón Terrats rumbo al segundo palo y un remate de Mauro Arambarri, que ofreció el interior de la bota diestra libre de presión y rebasó a Dominik Greif con relativa facilidad.
A estas alturas del partido, había pasado ya mucho tiempo desde las últimas ocasiones del Getafe, que se había acercado más a la apertura de la lata en el cuarto de hora de comienzo que después. Un zapatazo de Nyom al larguero y un paradón de Greif a un cabezazo de Juan Iglesias a bocajarro eran los ejemplos más claros. En cualquier caso, la botella se descorchó alrededor de una hora más tarde.
El 0-2 comporto polémica porque se originó en una falta de Samú Costa a Diego Rico que pudo interpretarse de otra forma. Si bien el bermellón fue a un contrabalón con el azulón levantando el pie, su par lo hizo más todavía y acabó propinándole un golpe en el pecho con el talón de la bota. El juez determinó que la primera temeridad era la punible y, tras el saque, los de José Bordalás amarraron la victoria.
Una dejada de Nyom para Uche bastó para que este anotara merced a un golazo por la escuadra. Su escorzo fue parecido al de su asistente con aquel chut al travesaño de los primeros compases, aunque al ángulo. Con una media hora por delante, se dieron las situaciones de mayor crispación para el Mallorca. Un sector de la grada pitaba, otro cantaba en contra de los jugadores y otro silbaba para abroncar al segundo.
En este contexto, la plantilla se vino arriba como enfervecida por el enfado y logró hacer del tiempo de descuento, 8 minutos que acabaron siendo 10, un infierno para el Getafe. Cyle Larin, con un testarazo magistral, entre centrales, ante un centro de Sergi Darder -ese al que había que taparles las líneas de pase- acercó las tablas y mandó callar a sus propios aficionados. El 2-2 no llegó por un bloqueo de Juan Berrocal a Antonio Raíllo, así que los madrileños impusieron su estrategia. Divide y vencerás.