El fútbol no deja de ser una batalla de nombres. Y en el Real Mallorca, con Vedat Muriqi es suficiente. No marcaba desde el 30 de septiembre... en Vallecas. Pues bien, decidió aparecer cuando más le necesitaban. Cuando más pesa la mochila de la presión. Meses después, el delantero kosovar resurgió de sus cenizas para cabecear el 2-1 y la victoria del conjunto balear sobre el Rayo Vallecano en la lucha de la 24ª jornada en Primera División. Abonados a los milagros.
Y puede resultar contradictorio, pero la clave del partido fue Javier Aguirre. El cambio de sistema que propuso en el descanso el técnico mexicano resultó ser la solución a los problemas locales. Nada de la referencia solitaria, 2 delanteros y a campeonar con Abdón Prats. Antonio Sánchez abrió la lata y Álvaro García encontró la suerte con el momentáneo 1-1. Pero no se da nada por sentado hasta que el árbitro decreta el final. Y la coleta del '7' surcó los cielos. El equivalente al primer triunfo bermellón en Liga del 2024.
La antítesis
La 1ª parte que se vio en Son Moix fue la antítesis del fútbol. Una contradicción constante a lo que debió de ser una pugna campal por la salvación. Las malas dinámicas y la urgencia de la victoria llamaron a la puerta, pero ninguno de los bandos llegaba al pomo. Era una final anticipada con 7 puntos simbólicos en juego. Y lo más remarcable fue la tarjeta amarilla a Matija Nastasic en, literalmente, la 1ª acción. Isi Palazón buscó el 0-1 a balón parado, pero atrapó Predrag Rajkovic.
Compases trabados, sin clarividencia ofensiva, faltas por contrato y murmullo en la grada. Lo mejor que podía pasar era llegar al tiempo de descanso, pero Vedat Muriqi quiso pegar el golpe al marcador. Especialmente, con el cabezazo forzadísimo que se sacó de la chistera para probar fortuna. Sin embargo, el remate se convirtió en una comba perfecta para el alcance de Stole Dimitrievski. Hasta que el '7' de los visitantes lamentó la más clara hasta el intermedio. Surrealista.
Gracias, 'Vasco'
Pacha Espino se llenó de coraje y sacó a pasear el misil que tiene en su bota zurda. El meta de los 'diablos rojos' despejó como pudo. El rechace volvió a los dominios del '22', quien trasladó el esférico hacia el corazón de la cazuela. Ahí estuvo preparado Isi Palazón para materializar el 0-1... pero no listo. No encontró la manera de rematar a placer. Y con la expulsión al médico del Real Mallorca por protestar, Martínez Munuera señaló el camino de los vestuarios.
Esto no necesitaba aires renovados, sino un vendaval. Y el mexicano lo hizo. Gracias, 'Vasco'. Porque para esto sirven los entrenadores. Javier Aguirre introdujo a Abdón Prats por Nacho Vidal en un claro cambio de esquema con 2 delanteros. Y el bigote más carismático arrancó la acción que significó el 1-0. El dulce centro de Dani Rodríguez al área provocó un mal despeje de Óscar Valentín hacia atrás. Y ahí estuvo Antonio Sánchez, quien efectuó la volea que rompió la igualdad. Fiesta en la isla y un puñetazo a la permanencia.
La suerte se encuentra
Pese a los tópicos establecidos, la suerte se encuentra. No se busca. Y para muestra, el 1-1 del Rayo Vallecano. En una acción desencadenada por su rival. Cuando menos méritos reflejó sobre el terreno de juego. Casi que nadie apostaba por el reparto de puntos en ese preciso instante. Todo empezó en un balón lateral de Iván Balliu, quien se armó de valor con el centro raso hacia Álvaro García. Segundos después, la clasificación sufrió un seísmo de magnitud incalculable en la escala Richter.
Gio González transformó su buena fe de despeje en una asistencia perfecta para el '18'. Solo tuvo que perfilar su bota diestra hacia el marco y besar el fondo de las mallas. Incredulidad en la mirada perdida del zaguero local y la impotencia de su portero por ver cómo se rompía su muralla de la forma más cruel posible. Pero no había tiempo para lamentaciones y los anfitriones vivieron los ingresos de Samú Costa, Toni Lato, además del debut en LaLiga de Nemanja Radonjic.
El poder del 'pirata'
El ambiente empezaba a asimilar el reparto del tesoro a partes iguales, hasta que surgió el poder del 'pirata'. El don de estar en el sitio correcto en el momento adecuado. Saque de esquina botado desde el perfil izquierdo. Balón con efecto hacia el primer palo. Y el '7' con la coleta desmelenada se impuso en las alturas para cabecear hacia la red. 2-1, rostro emocionado de su autor y euforia desmedida en Son Moix. Paso mayúsculo hacia la permanencia.
Con la 1ª victoria liguera del 2024, el Real Mallorca construye una distancia de 6 puntos sobre el pozo. Ese agujero negro al que no quiere acercarse bajo ningún concepto. Y el Rayo Vallecano convive a 7 escalones del abismo. Ninguno ha terminado los deberes de la temporada, pero da la sensación de con Vedat Muriqi es suficiente para que el proyecto insular se quede en la élite del fútbol español de cara al ejercicio 2024-25. El tesoro no salió de su isla.