El Milan sigue con sus vaivenes
Flamante e imprevisto campeón de la Supercoppa de Italia, el Milan reincidió en la Serie A, empatando contra el antepenúltimo de la clasificación por el fallo de Mike Maignan con el que el Cagliari niveló el gol de Álvaro Morata y retrató la irregularidad del equipo 'rossonero', a 8 puntos de distancia de la Liga de Campeones (1-1).
El indudable impacto del entrenador Sérgio Conceiçao aún necesita más recorrido. Ya tiene un título, nada más llegar, además contra el Inter en la final, pero el 'Calcio' exige una reacción más profunda. En ello está el técnico, cuyo equipo circula aún por la 8ª posición.
A 16 puntos del liderato del Nápoles. Una barbaridad. Y a 8 de las plazas de la Liga de Campeones que marca la Lazio. Existe el matiz de que los 'rossoneri' han jugado 2 partidos menos que los celestes, como también la desconfianza de haber ganado tan solo 7 de los 18 encuentros disputados hasta ahora. Sus vaivenes expresan su realidad.
El empate contra el Cagliari es un golpe en ese sentido para el equipo lombardo, entre el subidón que supuso su triunfo en la Supercoppa y la obligación que sugería su encuentro de este sábado.
La parada del primer tiempo no fue de Caprile, el guardameta visitante, sino de Maignan, que voló para despejar a a mano cambiada, con la derecha, la rosca con la que Felici apuntó de forma clara al 0-1. Lo habría sido de no ser por la impresionante estirada del cancerbero.
Mientras el Milan es aún un equipo insustancial en ataque en demasiados tramos del partido, también transmite vulnerabilidad cuando el adversario le contraataca. Tiene sus recursos, individualidades que pueden desnivelar un choque en cualquier momento. Pero le falta constancia en su fútbol. Una capacidad más apabullante. Dueño de la posesión, no lo fue tanto de los sectores más definitivos del fútbol. Las áreas. Las ocasiones.
Ni siquiera el 1-0 de Álvaro Morata lo hizo ganador del choque. Theo Hernández activó la jugada del gol. Su centro a la espalda de la defensa, con un toque preciso, elevado, con la izquierda, lo remató Pulisic, lo repelió Caprile, lo rechazó finalmente el poste y lo remachó el internacional español, atento para marcar su 6º tanto en 21 duelos del curso.
No resolvió el encuentro, porque Maignan, tan fiable casi siempre, salvador en el primer tiempo, falló de repente. El tiro de Zortea se le complicó al guardameta francés, que no atrapó un balón aparentemente sencillo, impropio de su alto nivel, entre su lamento, la incredulidad de sus compañeros y la euforia imprevista del Cagliari. Tiene mérito el equipo visitante, siempre presto para salir a la contra y amargar la noche al Milan.
Jugó muchas veces en el área del conjunto local. La rondó. Casi lo mismo que el Milan. Lo único que el Cagliari remató mucho menos. La diferencia creció con el paso de los minutos, a raíz del 1-1, con otro remate de Pulisic que se sacó de encima Caprile. Ya atravesaba el encuentro la hora de juego, dentro de la ofensiva cada vez más visible de los 'rossoneri', con sendos disparos más de Theo Hernández, insistente, sin tino, desde fuera del área.
Después dispuso Tammy Abraham de otra oportunidad, rematada alta con el pecho, en un centro de Álex Jiménez, mientras Sérgio Conceiçao no se lo creía. Abrió los brazos, miró al cielo y quedó frustrado en la banda, como también repitió cuando el atacante, a pase de Morata, estrelló su remate cruzado contra la salida de Caprile. Otro tropiezo del cuadro lombardo.