Como si de un resplandor se tratase, como un fogonazo que pasa por delante de tus ojos y apenas te da tiempo a apreciarlo, o disfrutarlo, el Girona puso punto y final a su histórica participación en Champions League. Los de Míchel cayeron por la mínima ante un Milan que no necesitó brillar para apear a los gerundenses y, además, seguir soñando así con su presencia entre los 8 mejores.
Salió con genio y personalidad el cuadro rojiblanco, que quiso plantarle cara al conjunto 'rossonero' en el mítico San Siro. Sin embargo, a medida que avanzaron los minutos, los locales metieron una marcha más y empezaron a buscar las cosquillas de su rival.
Gazzaniga evitó el primero con una mano abajo a la falta directa de Reijnders, mientras que, apenas un minuto después, Leao soltó un latigazo desde lejos, pero el meta argentino volvió a evitar el gol. Le costaba salir al Girona, con las ideas muy claras en el juego, pero muy perdido, pues apenas pudo generar ocasiones en los primeros compases del choque.
Así pues, las oportunidades se sucedieron para el mismo lado. El Milan se volcó sobre la portería contraria y, superado el ecuador de la primera mitad, Theo tuvo la más clara con un disparo mordido que acabó pegando en el travesaño. Algo que repitió su compañero Musah, con un latigazo a la cepa del poste derecho de Gazzaniga que tampoco acabó en gol.
Sin embargo, el Girona no había dicho su última palabra y tuvo su ocasión más clara en las botas de Van De Beek. Oriol Romeu le filtró el balón, el neerlandés dribló a su par y se sacó el disparo con la punterita. No obstante, Maignan le achicó a la perfección y evitó el tanto.
Pero si de algo ha salido escarmentado el Girona en esta experiencia europea es que no se pueden cometer fallos en una competición de este nivel. Tanto que, el 1-0 acabó llegando tras un error en la salida del balón y una buena recuperación de Bennacer, que filtró para Leao, que dribló y amagó a David López hasta en dos ocasiones y fusiló a Gazzaniga para colocar el 1-0.
Cuando todo apuntaba a que el Milan se iba a ir mandando en el marcador al descanso, otra vez Maignan tuvo que emerger para dinamitar el contragolpe del Girona con una buena parada ante Yangel Herrera, que metió la punterita buscando el empate.
El Girona evitó caer en el ostracismo y, al comienzo de la segunda mitad, le puso ganas. Buscaba atrincherar al Milan en su propio campo, pero eso no fue nada fácil. Aun así, Tsygankov dio el susto con un remate desde fuera del área que se marchó alto.
Así pues, al filo de la hora de partido, Bryan Gil dejó la gran obra de la noche. El '20' recibió en la derecha, buscó y encaró a su marcador y se sacó un zurdazo colocado a la escuadra, imposible para Maignan. Fue el empate, pero un empate que fue irreal, pues el linier levantó la bandera y, tras revisarlo en el VAR, el andaluz estaba adelantado por la punta de su pie, por lo que el tanto no subió al electrónico.
El Milan dio un paso atrás y comenzó a cederle muchos espacios al Girona. El conjunto gerundense se hizo con el dominio y la posesión del esférico, pero eso no se tradujo en ocasiones y, por consiguiente, tampoco en el gol del empate. El conjunto 'rossonero' no sentenciaba, pero los visitantes tampoco terminaron de dar ese pasito hacia adelante tan necesario para lograr la igualada.
Esa falta de experiencia acabó pasando factura. La bisoñez del Girona se ha venido notando durante toda su participación en el torneo y eso, se quiera o no, es un factor muy a tener en cuenta en una competición del calibre de la Champions League. No sucedió nada más y el colegiado decretó el final del partido. Caras largas en los de Míchel, pero suspiro de alivio al saber que se han dejado la piel en este bonito, soñado e histórico trayecto por Europa. Aún queda una última batalla para disfrutar.