Aprovechando que el número está tan de moda en redes sociales, los rojillos tomaron cartas en el asunto. Volvió a ser un equipo intenso, impredecible y que supo aguantar una renta a favor para hundir al 'minisubmarino' y subir hasta -guiño, guiño- los 33 puntos en la clasificación.
Victoria por la mínima del Mirandés sobre el Villarreal B (2-1) en el choque correspondiente a la jornada 27 en Segunda División. Raúl García de Haro y Álex Martín calmaron el ambiente de las últimas semanas en Anduva por mucho que Álex Forés le puso la intriga hasta el final.
No pareció para nada que el conjunto de Joseba Etxeberria llevase tres derrotas consecutivas antes del pitido inicial, más bien una broma de cámara oculta. La presión tras pérdida local fue la pesadilla de los pupilos 'groguetas', pero Gianni resistió las embestidas burgalesas una detrás de otra. En especial, las de Raúl García de Haro.
El '9' fue el colmo de los amarillos hasta que encontró su recompensa. Óscar Pinchi cayó al suelo con el portero visitante, Galech Apezteguía señaló el punto fatídico y el delantero cedido por el Real Betis materializó el 1-0 al filo del descanso. El paso por los vestuarios potenció el nivel del Mirandés, porque se arrancaron el miedo de la camiseta y se gustaron del primero al último. Y si no, que le pregunten a César Gelabert.
El '10' se llevó el fútbol a sus botas y el Villarreal B no dio con la forma de reducir a los 'jabatos'. Hablando de animales, el 2-0 de Álex Martín sí que fue de bestia salvaje. Balón servido desde la esquina directo a sus botas y el central con el '4' se imaginó que llevaba el '9' para besar las mallas. Se ampliaron las distancias en el luminoso y parecía que todo estaba listo para sentencia... pero esto no son las canicas.
Miguel Álvarez agitó el árbol en búsqueda del fruto maduro hasta que lo encontró. Su nombre es Álex, su apellido Forés. El '17' aprovechó el caramelo de Álex Millán en el área de Alfonso Herrero y colocó el 2-1 ante las dudas de los presentes en las gradas. Precisamente, el arquero amargó en acciones previas al gol de los huéspedes. Juanlu Sánchez tocó el balón con la mano en su nido, Sergio Lozano golpeó el penalti... y el guardián de los guantes paró con la manopla abajo para la alegría del escudo en su pecho.
El tramo final de la contienda pudo provocar algún que otro infarto de miocardio, aunque el esférico no quiso causar mayores estragos y se cerró el telón. El Mirandés supo sufrir, se quitó el peso de tres fechas seguidas perdiendo de encima y consiguió la cifra de moda, esa que tanto gusta últimamente. 33 puntos con los que coloca un colchón de seis capas sobre la palabra que nadie quiere escuchar en Anduva: descenso.