Ver un partido del Atalanta suele ser sinónimo de goles. El conjunto de Gasperini, pese a que no es el mismo que en temporadas anteriores respecto a la parcela ofensiva, sigue demostrando un potencial arriba sin parangón.
El 2-1 del partido de ida que enfrentó en Bérgamo a los italianos ante el Olympiacos Piraeus dejó patente las diferencias técnicas existentes entre unos y otros. Esta situación, lejos de menguar, se acrecentó en el partido de vuelta.
Desde los primeros minutos, Ruslan Malinovskyi comenzó a inquietar la meta rival mediante un buen remate con la izquierda desde fuera del área. La respuesta griega llegó en las botas de Mohamed Mady Camar, aunque su zapatazo desde fuera del área se fue ligeramente desviado.
El partido era de ida y vuelta, aunque las mejores ocasiones llegaban por parte visitante. Así pues, Joakim Mæhle materializó el primer gol del encuentro tras una precisa asistencia de De Roon y un posterior derechazo en el corazón del área.
Esta diana al filo del descanso dinamitó prácticamente todas las ilusiones locales. En la segunda parte, lejos de invertirse la situación, esta se acrecentó. Ruslan Malinovskyi puso el 0-2 con un preciso disparo que se coló por la escuadra. Este tanto fue especialmente especial debido a la celebración, en la que reivindicó su deseo de que cese la invasión de Rusia sobre Ucrania.
Tan solo tres minutos más tarde, el propio atacante ucraniano aprovechó un pase de Boga para mandar el balón de nuevo a la escuadra y dejar el encuentro más que sentenciado. Los transalpinos ya están en la siguiente fase a base de intensidad en el ataque.