A la deriva. Sin rumbo ni ideas. Tocado, muy tocado, y prácticamente hundido. Como si de un parte de guerra se tratase, el Villarreal salió muy dañado de su visita al Vélodrome, donde el Olympique de Marsella le endosó una contundente goleada (4-0) y acabó casi con total seguridad con sus esperanzas de meterse en los cuartos de final tras lo que fue un verdadero naufragio del 'submarino amarillo'.
El conjunto local quiso dominar con la pelota en los pies y, sobre todo, tener el protagonismo en los primeros compases del choque. Poco a poco, los pupilos de Gasset fueron encontrando los espacios en la zaga 'groguet', que hoy formó con cuatro centrales y que complicó la difícil tarea de detener a los galos por las bandas.
Aun así, los de Marcelino superior aguantar e incluso se estiraron hacia el ataque. Pese a ello, la realidad fue muy distinta y es que, superado el ecuador de la primera mitad, el Marsella asestó su primer golpe. La bajó a la perfección Ndiaye, la protegió y se la cedió a Clauss, que apuró línea de fondo y metió un centro medido para la llegada desde atrás de Veretout, que cabeceó a la red la pelota y puso el 1-0 en el marcador.
Sin apenas tiempo para digerir el primer gol y de nuevo por las bandas, el Villarreal volvió a recibir otro mazazo. Un golpe que le dejó grogui y sin apenas capacidad de reacción. Jugada individual de Harit por la izquierda. Metió el centro, pero golpeó en Comesaña y, en su intento de despejar la pelota, Mosquera metió lo justo el pie, desvió la trayectoria y mandó el esférico hacia su propia portería para colocar el 2-0.
El Marsella fue una tormenta perfecta guiada por la versatilidad y rapidez de Ndiaye por la banda, saliendo ganador de todos los duelos y con un descaro y desparpajo simplemente brillantes. En el 35', el '29' pudo redondear su gran actuación con un gran gol, pero Pepe Reina le adivinó la intención y despejó el esférico a saque de esquina.
El Villarreal estaba dejando muchos espacios atrás y eso lo estaba aprovechando el Olympique de Marsella para llevar a cabo perfectos contragolpes a la espalda de la defensa. Así, en una internada de Sarr en el área, Mosquera pecó de inocencia y, tras revisarlo en el VAR, el colegiado decretó la pena máxima. Un penalti que se encargó de transformar Aubameyang con una sutileza impecable para que el 3-0 subiese al marcador.
Cambió la actitud totalmente el Villarreal en la segunda mitad. Los cambios surtieron efecto y el conjunto 'groguet' salió a morder con la clara intención de mejorar la mala imagen mostrada en el primer acto. No obstante, solo se trató de un espejismo, ya que ni sus llegadas acabaron en gol ni mejoraron en la faceta defensiva.
La fragilidad atrás le siguió jugando malas pasadas y de eso se aprovechó el Olympique de Marsella. Ndiaye, uno de los futbolistas más destacados del cuadro galo, tuvo el cuarto en sus botas en el 55', pero su chut a la altura del punto de penalti se marchó por encima del travesaño.
Apenas cuatro minutos después, Aubameyang no iba a perdonar y el Villarreal no corrió la misma suerte. El gabonés recibió en el flanco izquierdo, se acomodó la pelota y, con mucha sangre fría, se sacó una sutil vaselina apenas sin ángulo y superó a Reina para poner el 4-0 en el electrónico.
Si alguien pensó que las cosas ya no podía irle peor al Villarreal, se equivocó por completo. Alberto Moreno, uno de los cambios en la segunda parte, entró por detrás, cortando un contragolpe, y se llevó la segunda amarilla, dejando a su equipo con uno menos en plena tormenta gala.
El Vélodrome fue una auténtica fiesta fruto del abultado resultado y su equipo no bajó el nivel. Buscó el quinto y Reina, que no sabía como detener tal oleada ofensiva de su rival, se sacó una parada a quemarropa al remate de Sarr para sostener un poco la hemorragia 'groguet'.
El encuentro entró en su recta final y el Marsella dejó correr el reloj. Posesiones largas y gestos de calidad para seguir dando luz a una noche francamente perfecta. Una victoria que relució con el pitido final del colegiado y que puso fin a una auténtica pesadilla para el 'submarino amarillo', que naufragó en aguas francesas y quedó muy tocado de cara a seguir manteniendo sus esperanzas europeas.