El Sadar es uno de esos campos donde la victoria se vende muy cara. Un lugar donde el que va, tiene que sudar para salir airoso del Reino de Navarra, un fortín casi inexpugnable y que volvió a evitar la derrota, alcanzando los 7 encuentros consecutivos y arruinando los 7 triunfos seguidos del Barcelona en una gran puesta en escena de los pupilos de Vicente Moreno (4-2).
Y es que ya, desde los primeros compases del encuentro, se pudo evidenciar como el cuadro rojillo no había salido a pasearse ante los 'culés'. Sin miedo ni complejos, los locales buscaron hacer daño a su rival por las bandas, con rápidas jugadas trenzadas y centros en busca de Budimir.
Se atascó el Barcelona en la salida de balón. Algo casi inusual en la filosofía 'culé', pero toda una realidad sobre el terreno de juego de El Sadar. Así pues, Osasuna siguió jugando sus armas hasta que encontró el camino adecuado.
Tras un aviso previo de Areso, los rojillos se adelantaron en el marcador. Se midió Bryan Zaragoza a Koundé y consiguió sacarse el centro. Entró desde atrás Budimir y se anticipó a Cubarsí para rematar de cabeza a bocajarro y colocar el 1-0 en el electrónico.
Un tanto que elevó la moral de los locales y mandó un serio aviso a Flick y compañía. No iba a ser fácil salir de allí con una sonrisa. Así pues, Osasuna siguió acechando la portería de Iñaki Peña con sucesivos centros al área y balones a la espalda de la defensa. Fue entonces cuando llegó la jugada de la noche.
Balón en profundidad para Bryan Zaragoza. No llegó Sergi Domínguez y el '19' se quedó solo ante Iñaki Peña. El meta salió y el futbolista pisó la pelota y se marchó de él para marcar a puerta vacía el 2-0 con una absoluta delicatessen más propia de fútbol sala. Eso sí, hubo polémica por un pisotón sobre Pau Víctor en el inicio de la jugada, aunque, tras la revisión del VAR, no se estimó nada punible en dicha acción.
Buscó el camino al gol el Barcelona antes del término de los primeros 45 minutos. Sin embargo, la falta de ideas fue bastante evidente y la sensación de atasco una realidad. Así se llegó al final de una primera mitad que dejó una sensación gris del Barça y un verdadero 'date cuenta' de cara a la segunda mitad.
Salió con una marcha más el Barcelona en la segunda parte y, por momentos, consiguió deshacerse de la efectiva presión rojilla. Así llegó la más clara para los azulgranas en las botas de Lewandowski. Se la dejó Koundé al polaco y este buscó la colocación, aunque Sergio Herrera metió una buena mano abajo y evitó el gol.
Algo que no pudo hacer en la jugada siguiente, propiciando el empate con un error suyo. Se equivocó el capitán rojillo en la salida de balón. Estuvo muy atento para recuperar Gerard Martín, que jugó con Pau Víctor, que probó el chut, con la fortuna de que el meta osasunista perdió el equilibrio y se le acabó escapando el esférico tras caer al suelo.
Fueron los mejores minutos del Barcelona durante todo el partido. Osasuna buscó defenderse como pudo y sostener a su rival en sus mejores minutos para poder seguir conservando la ventaja.
Amago de empate y golpe de realidad
El partido se convirtió en un correcalles y los dos equipos jugaron sus armas para llegar a su objetivo común: el gol. Budimir perdonó el tercero tras un balón suelto en el interior del área y un posterior remate que se perdió por muy poco. Más tarde, Ferran se fabricó una jugada en solitario y finalizó ante Sergio Herrera, pero, una vez más, fue el meta el que estuvo más acertado.
Corría el minuto 71 cuando llegó la acción clave del partido. Derribó Sergi Domínguez a Budimir cuando ya iba a rematar y Cuadra Fernández no tuvo ninguna duda: penalti. No perdonó Budimir, que ajustó su disparo y el 3-1 subió al electrónico.
El encuentro entró en la recta final y Osasuna tuvo opciones de sentenciar el encuentro. Se le hizo de noche a Rubén Peña en una jugada al contragolpe en la que se quedó solo ante Iñaki Peña, pero donde Eric García consiguió llegar a tiempo para evitar males mayores. Fue entonces cuando, en el 85', Abel Betrones cazó un balón suelto en la frontal y se sacó un zapatazo para que el 4-1 campase en el luminoso.
Eso sí, todavía hubo tiempo para un amago de reacción 'culé'. Un último aliento que guio Lamine, que en el 89', recibió de Ferran y se sacó un chut colocado para seguir creyendo en la remontada con el 4-2.
Le entraron las prisas al Barça, que en el añadido y en la cabeza de Ferran, tuvo el 4-3, pero la madera escupió la pelota. Cuadra Fernández, no sin polémica antes por un posible penalti sobre Lamine Yamal, decretó el final del partido y El Sadar estalló en júbilo tras derrotar al líder invicto de la Liga y confirmar sus buenas sensaciones en este arranque liguero. Nadie sale vivo de El Sadar.