Osasuna le recuerda a Las Palmas que los merecimientos no dan puntos
Una jornada más, Las Palmas se fue de vacío de su partido. El cuadro canario planteó un buen choque en su visita a El Sadar. Dominó a un Osasuna superado durante largas fases del duelo. Sin embargo, el final volvió a ser casi el de siempre. El cuadro canario se marchó de vacío y suma ya 20 jornadas de LaLiga sin ganar, mientras que los navarros, en una lección de practicidad y de saber aprovechar sus momentos, se hicieron con unos tres puntos que le sitúan en la zona noble de la tabla.
El comienzo del duelo fue acorde a la hora del mismo. Una sobremesa que amenazaba con ser de lo más pesada, sobre todo tras unos primeros 15 minutos en la que solo un par de intentos tímidos de Sandro y Fábio Silva provocaron un mínimo sobresalto a los espectadores que se dieron cita en El Sadar. Osasuna dominaba los tiempos con mucha lentitud, pero era la UD Las Palmas la que amenazaba al contragolpe aprovechando la nula capacidad de los navarros para finalizar jugadas en estos instantes iniciales.
Con Cillessen de espectador, Moleiro tuvo en sus botas un mano a mano para poner el 0-1 cuando el duelo se acercaba al minuto 20, pero Sergio Herrera se hizo gigante para evitarlo. Como si fuera una ducha fría, esa acción terminó de despertar a un Osasuna que cambió el chip y comenzó a ser mucho más agresivo en las inmediaciones del área rival.
En una acción a balón parado llegó el momentáneo 1-0 de los navarros, pero el tanto fue anulado por una mano de Boyomo al controlar el balón milésimas antes de mandarlo al fondo de la red en el interior del área pequeña. El lamento de los navarros y el suspiro canario duró unos segundos, pues poco después el palo evitó el gol de Osasuna tras un intento de despeje de Herzog hacia su propia portería y, sin tiempo casi de pestañear, un agarrón demasiado evidente de Mika Mármol sobre Budimir terminó con el colegiado (previa llamada del VAR) señalando el punto de penalti.
Sería el propio Budimir el encargado de ejecutar la pena máxima y, ahora sí, poner el 1-0 en el marcador en el minuto 39. El mazazo apuntaba a ser letal para una UD Las Palmas que solo recibe golpes en este inicio de curso, pero la reacción de los pupilos de Luis Carrión fue inmediata. Moleiro, de cabeza y libre de marca, remató en el segundo palo un auténtico caramelo de Sandro desde la izquierda del ataque canario y devolvió las tablas al electrónico antes del descanso. Eso sí, el tramo final del primer tiempo, pese al empate, le salió caro a Las Palmas, que perdió por lesión a Mika Mármol (tras un pisotón de Budimir en la misma jugada en la que cometió el penalti) y Marvin Park (por un problema muscular).
El paso por vestuarios le sentó mucho mejor a Las Palmas, que seguía con la adrenalina por las nubes tras su empate. En la primera acción, Fábio Silva mandó el balón a guardar tras una buena jugada por banda derecha de McBurnie (que había salido por Sandro), pero el escocés estaba en fuera de juego en el arranque de la jugada y el tanto no subió al marcador. No había nada ilegal en el siguiente ataque canario, pero esta vez el derechazo de Silva desde el interior del área se marchó lamiendo el palo.
Con El Sadar pitando por la pájara de los suyos, Osasuna no conseguía reaccionar y Las Palmas controlaba a placer el balón, generando peligro en cada acercamiento. Fábio Silva se mostraba imparable cada vez que encaraba y McBurnie era un auténtico quebradero de cabeza para la zaga navarra. Sin embargo, el 1-1 seguía inamovible en el marcador y perdonar en esto del fútbol nunca es bueno, sobre todo en un equipo con necesidades y al que no le sale nada en este inicio de curso.
Como si estuviera escrito, la UD Las Palmas volvió a recibir una jornada más un golpe cruel, pues el cuadro local, en su primer acercamiento del segundo tiempo, puso el 2-1 con un pase al hueco largo para un Aimar Oroz que definió perfectamente de zurda cuando pisó el área canaria. De repente, la tranquilidad llegó al equipo de Vicente Moreno, que con ventaja realizó sus primeros cambios (Moi Gómez y Rubén Peña por unos cansados Bryan Zaragoza y Rubén García).
El tanto de Oroz calmó las aguas y facilitó el plan de partido de Osasuna para la última media hora. La premisa era clara: jugar fácil y no regalar balones en zonas peligrosas. El tiempo y la desesperación del rival jugaban a favor del cuadro de Pamplona, que comenzó a poner cloroformo al choque a la espera de que aparecieran espacios para poder sentenciar y no sufrir en exceso atrás.
Las Palmas seguía viva en el marcador, pero el 2-1 pesaba psicológicamente a un equipo al que se le fueron las ideas y las piernas con el paso de los minutos. El cuadro de Carrión se volcaba cada vez más arriba, pero ni Herrera sufría ni Osasuna terminaba de matar el choque, con Raúl García, tras ingresar por Budimir, perdonando un mano a mano clarísimo e Ibáñez mandando al cuerpo de Cillessen una ocasión inmejorable.
Por fortuna para Osasuna y la parroquia local, las ocasiones mandadas al limbo quedaron en anécdota con el silbatazo final en el minuto 93. Los navarros, con un pleno en casa hasta la fecha, llegaron a los 10 puntos y, con más resultados que brillo, comienzan a dejar atrás la sombra de Jagoba Arrasate, mientras que Las Palmas sigue sin conocer el sabor del ttriunfo y su situación, al igual que la de Carrión, comienza a ser de lo más complicada.