Fumata española

El humo salió negro en el Cónclave. En París, rojo y amarillo. La fumata española diseñada por Luis Enrique y presentada por Fabián Ruiz se planta en la final de la Champions League. El PSG estará en Múnich para medirse al Inter el próximo 31 de mayo en el Allianz Arena por la gloria continental. El conjunto galo se sirvió con el 2-1 ante el Arsenal (3-1 en el global) en la vuelta de las semifinales de la máxima competición europea. La volea del sevillano abrió un telón que tuvo emoción hasta el final gracias al empeño de David Raya y Bukayo Saka de mantener con vida al plan de Mikel Arteta.
El meta de los 'gunners' amargó el penalti de infantiles cometido por una mano de Myles Lewis-Skelly y desaprovechado por Vitinha. Posteriormente, el paso hacia atrás de los locales con hasta 5 defensores trajo el tanto de la estrella visitante, que tuvo el 2-2 momentáneo con un remate sin oposición ni portero que se marchó desviado tras el fallo poco común de Marquinhos. Dejando de lado la pequeña inquietud final, 'les bleus' cumplieron con su deber. Con el factor ambiental en su favor, la ciudad de la luz estropeó cualquier plan de apagón inglés y selló su billete directo hacia Alemania.
Luis Enrique tuvo una de arena y otra de cal. Porque salió sin Ousmane Dembélé, pero con Gianluigi Donnarumma. El italiano confeccionó un muro infranqueable con el que amargó el arranque estelar de los de Mikel Arteta. Declan Rice no vio el marco con un testarazo imperial con el que venció a Marquinhos. Instantes después, Gabriel Martinelli remató como pudo un saque de banda catapultado por Thomas Partey y se topó con los guantes de la frustración. El del gigante al que casi se le salió el hombro izquierdo por firmarle una parada antológica al amago del 0-1 de Martin Odegaard.
El capitán del Arsenal se plantó a la altura de la media luna y quiso encontrar la debilidad del arquero. Sin embargo, solo fortaleció la virtud de un tipo en estado de gloria. La fuerza del guardián elevó la moral de los locales, quienes arrancaron el carrusel de las ocasiones con un latigazo precioso de Khvicha Kvaratskhelia al palo. Desde ese momento, el PSG elaboró más argumentos tangibles para decantar la balanza antes del descanso. Y tanto que lo hizo en una acción aislada que le valió para verse con cuerpo y medio en la final del Múnich. Una belleza a la altura de unas semifinales.
El papa Fabián Ruiz vio la luz tras un despeje erróneo de Thomas Partey. El balón le llegó al pecho y el sevillano lo calibró hacia su pierna izquierda. El tiempo se paró, el esférico se quedó en el aire y el '8' ejecutó una volea de zurda antológica para hacer inútil la estirada de David Raya. William Saliba llegó a tocar el misil con el pecho y dificultó cualquier intento de su guardameta. 1-0, el Parque de los Príncipes se vino abajo y Luis Enrique estalló de felicidad. Hasta que Bradley Barcola desaprovechó el 2-0 al filo del descanso. Pese a ello, todos los alicientes apuntaban a los franceses.
Y a Gianluigi Donnarumma. Para variar. Porque la intervención que protagonizó ante el caramelo de Bukayo Saka directo a la escuadra evidenció que la 2024-25 es la Champions League de los porteros. La de Yann Sommer. Y la de David Raya. El que detuvo el penalti de Vitinha que no sentenció el caso porque el golpeador no quiso. La ejecución dejó que desear, el '22' le comió la tostada psicológica y deslizó el lanzamiento a saque de esquina. Por un momento, el runrún se escuchó en las gradas de la catedral parisina. Hasta que Achraf Hakimi solucionó el percance con el 2-0.
A Thomas Partey le entró el sueño y el marroquí pensó despierto en la final de la Champions League. Una pérdida de benjamines le abrió las puertas al lateral. Derechazo con el interior inalcanzable para la estirada del arquero. Para aumentar la distancia. Y ver cómo Bukayo Saka la recortó a las primeras de cambio. Willian Pacho desvió un centro lateral de Leandro Trossard tras un despiste en la marca de Marquinhos. El balón le llegó al '7'. Al que se adelantó a la oposición de Lucas Hernández para recortar al infranqueable Gianluigi Donnarumma y colocar el 3-1 en el global del cruce.
Los de Mikel Arteta tuvieron su momento con un caramelo pasado de Riccardo Calafiori que no aprovechó su extremo franquicia. Prácticamente en ese momento, las aspiraciones visitantes pasaron a mejor vida. El tiempo de añadido resumió más corazón que argumentos y el PSG caminó con pasos agigantados hacia la final de la Champions League 5 años después. El diseño de un campeón llamado Luis Enrique y la fumata española cerraron la final de la Champions League 2024-25. La que se disputará el 31 de mayo en el Allianz Arena de Múnich. París espera vivir su momento de gloria.