El Paris Saint-Germain pareció notar en sus propias carnes la resaca de la gala del Balón de Oro. Tan solo dos días después de que Lionel Messi se coronara como mejor jugador del año, los de Pochettino hicieron frente a un Niza que ha comenzado la temporada de forma inmejorable.
A priori, era una ocasión ideal para vivir una jornada de diversión y algarabía. El propio Messi brindó su trofeo individual al público congregado en el Parque de los Príncipes durante los instantes previos al choque.
Sin embargo, nada salió según lo esperado en el líder de la Ligue 1. Todo ese júbilo y diversión en los instantes previos se convirtió en nerviosismos y falta de efectividad una vez que el colegiado inició el partido.
Desde el inicio el PSG llevó la batuta del encuentro, dominando casi por completo la posesión del balón. No obstante, la primera ocasión del partido la tuvo Dolberg que, con un disparo de larga distancia, obligó a Donnarumma a desviar el balón.
El tridente formado por Kylian Mbappé, Lionel Messi y Ángel di María creaba más miedo por el nombre que por los propios actos que estaba realizando. Pese a ello, el delantero francés hizo lucirse a Walter Benítez, que envió lejos de sus dominios un disparo desde corta distancia.
El que sí hizo méritos para demostrar por qué está considerado uno de los mejores -sino el mejor- porteros de la actualidad fue Gianluigi Donnarumma. El meta italiano detuvo en el 32' un cabezazo de Delort que se colaba en la portería.
La segunda mitad comenzó con el mismo frenesí con el que terminó su homónima anterior. Di María erró completamente solo delante de Benítez, y un minuto después el propio portero argentino mandaba a córner un tiro cruzado de Nuno Mendes.
La respuesta visitante llegó merced a una buena jugada de Justin Kluivert a la que Dolberg no pudo ver la dirección correcta. En el 65' llegó posiblemente la más clara del choque. Lionel Messi, muy discreto durante todo el encuentro, se sacó de la chistera un pase entre líneas para dejar solo a Mbappé, pero el remate de este último fue, nuevamente, atajado por Benítez.
A partir de aquí las piernas comenzaron a flaquear y poco más se vio. De hecho, por momentos parecía más viable la machada de los de Christophe Galtier, que convertían en contraataque cada momento en el que cogían el balón. A la postre, primer empate del PSG como local, que permite al Niza mantener la lucha por la segunda plaza más viva que nunca.