El Girona se llevó un duro golpe en su visita a Eindhoven por la cuarta jornada de la Champions League. Le recibía el PSV, que, por desconocimiento, podía ofrecer la sensación de ser un rival ante el que ganar era una meta asequible. Los neerlandeses, a pesar de no haber vencido hasta la comparecencia de los de Míchel, venían de verse las caras con tres competidores feroces en Europa, la Juventus, el Sporting CP y el PSG. Puntuaron frente a los dos últimos.
Contra la expedición de Montilivi, le dieron continuidad a esta dinámica castigando una disposición defensiva débil. Ryan Flamingo, a los 16 minutos del comienzo, abrió la lata gracias a un saque de banda kilométrico de Malik Tillman. El central explotó que otro central, David López, llegara tarde en la marca y batió, usando el interior de la bota derecha, a Paulo Gazzaniga. Emergieron algunas quejas por una posible falta de su asistente que no existió: llevaba, parcialmente, como dicta la Regla 15, el pie plantado en la línea blanca.
Antes de esta diana, el encuentro había ofrecido síntomas iniciales de ser bastante entretenido, pero de mucho riesgo para ambos bandos. Los dos apostaron por la presión alta en la salida del contrario desde atrás, lo que se tradujo en un ritmo veloz y en oportunidades para ambos. De hecho, no habría sido extraño que los españoles hubieran anotado primero: Bojan Miovski mandó, al cuerpo de Walter Benítez, un chut a bocajarro en el 8'.
En paralelo, el PSV también estaba llegando con filo a la meta del Girona, de modo que el dominio que impuso en casi todo el enfrentamiento estuvo, en gran medida, impulsado por su tempranero gol y por la falta de contundencia de la línea de atrás rival. En la segunda parte, terminó de disponer el entorno ideal para su plácida victoria que Arnau Martínez fuera expulsado al ver su segunda tarjeta amarilla. La primera fue por unas protestas hacia un pisotón de Luuk de Jong antes del descanso; la segunda, por un rodillazo a Noa Lang cuando este le rebasaba desde la banda.
Antes, en situación de once contra once, los neerlandeses ampliaron su renta a 2-0 merced a uno de sus mejores futbolistas del partido, Tillman. Aprovechando que ningún zaguero le salía al paso, progresó casi en línea recta desde el carril zurdo hasta verse lo suficientemente cerca como para retar a Gazzaniga con un golpeo raso por su palo corto. El guardameta falló al quedar entremedias entre cubrir esta zona o anticipar una potencial definición al otro poste.
En el plano ofensivo, Míchel avanzó incluso más de lo normal la demarcación de Miguel Gutiérrez, que se dejó ver por las posiciones de interior o mediapunta que ha amaestrado con el lateral como punto de partida. También dio galones a Bryan Gil, que no halló la manera de generar peligro y contó con segundos planos de la realización televisiva más por hacerse daño en porfías por la pelota que por crear ocasiones.
Ante la inoperancia del Girona en las áreas, Peter Bosz ordenó aplicar un gobierno tranquilo del encuentro para asegurar su destino. La respuesta fue un paso atrás ya sea porque los ibéricos no tenían más contestación al dominio de los anfitriones o porque hubo instrucciones de blindarse atrás para evitar una sangría mayor. En este nuevo formato de la Champions League, el diferencial de goles puede ser clave.
Por eso mismo, el 4-0 definitivo causó tanto daño a los de Montilivi: si bien es comprensible porque el equipo de Eindhoven fue mejor, lo ideal habría sido reducir daños. Se ampliaron con goles de Johan Bakayoko, autor de una arrancada desde la banda derecha y un zapatazo a palo cruzado, y Ladislav Krejci, que, sin querer, mandó la bola a su red al rebotar esta en su cuerpo tras una parada de Gazzaniga a un tiro de Ismael Baidari.
Precisamente Baidari pudo haber anotado antes tras una 'croqueta' a Silvi Clau y un empujón a Krejci previo a una definición de calidad ante Gazzaniga, hacia el sector izquierdo de sus mallas desde la vista del portero. El atacante, que había entrado desde el banquillo, pisó a Ladislav antes de disparar, así que el árbitro, con visita al monitor de por medio, anuló la acción. De todos modos, con -4 en el casillero y 3 puntos en la mochila, no se podrá retroceder la certeza de que la supervivencia del conjunto de Míchel en Europa peligra.