El Racing salva su peculiar bola de partido

Ya no es ninguna sorpresa que la Segunda División o la 'Hypertensiones', como se le conoce coloquialmente, deje partidos o momentos para el recuerdo, pero este mismo domingo hubo un ejemplo más. Un Racing-Mirandés que terminó con un 3-3 agónico en el minuto 98 y con un autogol. Cine. Pero los casi 100 minutos de fútbol dieron para mucho.
El conjunto cántabro salió con mucha energía e intensidad en los primeros compases del encuentro. De hecho, en el 10' tuvo su primera opción manifiesta de gol. Mantilla se elevó por encima de su par y cabeceó el saque de esquina, pero el balón se estrelló en el larguero.
Poco a poco, el Mirandés se fue estirando y entrando en juego. Eso sí, los dos entrenadores, José Alberto y Lisci, tenían el plan milimétricamente medido y apenas hubo errores, aunque aún tenían que aparecer los giros de guion finales.
La primera para el cuadro 'jabato' llegó en el 21' y Ezkieta dejó un auténtico paradón. La puso Iker Benito desde la izquierda y remató de cabeza Reina, pero el meta local estaba muy bien colocado y despejó a un costado.
El partido se fue caldeando y, dada la importancia del mismo y la tensión, saltaron chispas. Un infierno que se extinguió con todo un jarro de agua fría para el Racing con el gol de su rival en el minuto 31. Balón al espacio para Panichelli, que partió en posición justa, pero legal, y se la dejó en bandeja a Izeta, que solo tuvo que empujarla para que el 0-1 subiese al marcador. Y más aún si, en apenas tres minutos, los visitantes aumentaron su ventaja. Jugada individual de Hugo Rincón, que penetró en el área, se acomodó la pelota y se sacó un latigazo a la parte alta de la portería para poner el 0-2 en el electrónico.
Sin embargo, el Racing no se vino abajo y trató de maquillar su relajación momentánea. Subió la presión y, en un error en la salida de la pelota del Mirandés, los cántabros aprovecharon su ocasión para recortar distancias. Apuró línea de fondo Arana y la puso al segundo palo, donde apareció libre de marca Íñigo Vicente y remató a placer.
El comienzo de los segundos 45 minutos volvió a mostrar la peor cara de los de José Alberto. Los cántabros salieron dormidos y se fueron metiendo atrás ante las sucesivas acometidas del Mirandés. Y después de algunos avisos, los 'jabatos' volvieron a golpear. Centro desde la izquierda, la luchó Panichelli y consiguió prolongar de cabeza para que, a la altura del punto de penalti, Alberto Reina mandase el balón al fondo de la red.
El tiempo siguió corriendo y los problemas aumentaron por momentos para el Racing. Entretanto, los de Lisci estaban muy cómodos, buscaron cerrar el partido, pero sin prisa, llevando la batuta y el tempo del choque. Pero ya se sabe que cuando hueles la sangre, si no lo aprovechas, lo acabas pagando. Y una vez más, la categoría de plata del fútbol español volvió a dejar otro capitulazo para la colección.
Superado el minuto 70, Andrés Martín recortó distancias en el marcador y avivó las esperanzas cántabras en busca del empate. El delantero recogió un rechace y, aunque su posición fue justa, el tanto fue legal y el 2-3 subió al electrónico.
El partido entró en su recta final y los favoritismos o momentos desaparecieron. La balanza se pudo decantar para cualquier lado y ambos tuvieron ocasiones para llegar a su objetivo: empatar o sentenciar.
El Racing no había dicho su última palabra y buscó el 3-3 con insistencia. Lo pudo lograr en el 90', de nuevo por mediación de Andrés Martín. Sin embargo, el delantero estaba en posición antirreglamentaria y el gol fue anulado por fuera de juego. Pero la épica esperó su momento para aparecer. En el minuto 98, con el añadido ya cumplido y con una serie de carambolas que convirtieron una jugada rocambolesca en puro delirio final.
Remató Karrikaburu casi cayéndose, la pelota pegó en el travesaño, en la espalda de Raúl Fernández y en la cara de Julio Alonso antes de que el esférico traspasase la línea y el 3-3 subiese al marcador. Un final muy duro para el Mirandés que, a pesar de ello, se jugará el pase a la final en Anduva, donde solo ha perdido una vez en toda la temporada y valiéndole el empate por mejor clasificación en la fase regular. En el otro lado, un chute de energía extra y necesario para un Racing que irá con toda la motivación posible para seguir luchando por el sueño de volver a primera 13 años después.