Es el día a día del fútbol. La diferencia de calidad entre una y otra plantilla es la que suele marcar el devenir de los partidos. En la visita del Real Betis al Rayo Vallecano en la jornada 16 de Primera División, los de casa se mostraron más insistentes por lo general, pero se vieron lastrados por el gran acierto de los de Manuel Pellegrini, que se apoyaron en hombres clave como Luiz Henrique para sumar los tres puntos fuera de casa.
El brasileño, de quien se puede decir que es el MVP del evento, peleó por esta distinción con su compañero Sergio Canales. Si bien la actuación del '10' puede pasar por debajo del radar, lo cierto es que es quien mejor interpretó el enfrentamiento. Consciente de que los madrileños estaban mordiendo más, supo acelerar el ritmo del juego y llevar la pelota rápidamente al área de Dimitrievski para finalizar jugadas y así cortar el ritmo de sus rivales.
Este es el cómo, pero el porqué corre de la cuenta del '11', que apareció para anotar un golazo en el momento en el que más lo necesitaba su equipo. Con 1-1 en el luminoso y muy poco tiempo antes del descanso, recibió el cuero de Fekir en la zona de tres cuartos, regateó a un Fran García que le salió al paso frenando tarde y ajustició a Dimitrievski con un golpeo potente y ajustado desde la frontal.
Si él fue el héroe del triunfo del Betis, quien iba a serlo para rebañar un punto en el Rayo era el de siempre, Isi Palazón. Con el marcador en contra, guisó un jugadón que él mismo había iniciado a balón parado. Cazó su rechace, se asomó a un costado de la caja de Rui Silva desde la banda, se deshizo de Álex Moreno y batió al guardameta por el palo corto. El problema, que, en el origen de esta acción, Lejeune estorbó a un defensa y estaba en fuera de juego. El VAR lo avisó y Díaz de Mero lo resolvió.
Gracias a estos destellos de calidad, los de Luiz Henrique e Isi, y a que las gradas apretaban para cosechar al menos un empate en un encuentro en el que los de Iraola estuvieron bien, el duelo se aceleró. Las faltas se convirtieron en tarjetas amarillas, las entradas que llegaban tarde se trocaban en pisotones y las cargas legales ganaban el prefijo -i. Como consecuencia, las amonestaciones se proliferaron.
A pesar de lo sinuoso de los compases finales, no varió la esencia en origen del enfrentamiento, que pasaba por unos blanquirrojos más insistentes y esforzados contra unos verdiblancos que, a poco que se centraban y disponían de ocasiones lúcidas, tonteaban seriamente con el gol. En esta línea, el larguero de la portería de Dimitrievski conoció dos balones en disparos de Sergio Canales y Álex Moreno. Unos centímetros más abajo habrían bastado.
En el combinado local, las oportunidades no nacían con tanta facilidad. De hecho, en los compases en los que el dominio más estuvo de su lado, no fue extraño ver la típica rutina de los centros desde las bandas que bien terminaban en los guantes de Rui Silva o bien en las cabezas de zagueros como Edgar o Pezzella. La inspiración de Isi tardó en aparecer y, por mucho que Camello fuera fiel a su papel de referencia ofensiva, ni él ni Raúl de Tomas, que redebutó, ni Falcao lograron terminar de otorgar ese extra de pólvora que hacía falta.
El único tanto del Rayo, como prueba de que el '34' de su plantilla sabía estar bien situado en cada momento, surgió de un disparo de Lejeune desde la frontal que Rui Silva dejó muerto delante de su posición. Entonces, entró en escena el delantero para remachar al fondo de sus mallas no sin encontrarse una vez más con otro conato de parada que no sirvió, pues el cuero avanzó de todos modos hacia la red.
El aficionado vallecano, probablemente, habrá quedado con la duda de qué hubiera ocurrido en caso de que se hubieran dado más acciones como esta y de que Balliu no se anotara un desafortunado gol en propia puerta en el minuto 7. En un córner para los andaluces que despejó Catena, quien no oyó ni vio cómo Dimitrievski se acercaba para alejar él mismo el balón, desplazó el cuero hacia delante, donde rebotó en la nuca de su compañero y acabó abriendo la lata.
Desde entonces, el duelo se torció para los de Iraola, que acabaron claudicando. La consecuencia clasificatoria es que los suyos permanecen a la expectativa de los puestos de acceso a competiciones europeas sin asaltarlos. En el Benito Villamarín, reciben los tres puntos con la satisfacción de saber que sirven para una posible entrada en el 'top 4' de la categoría dependiendo de cómo termine el Atlético-Barcelona.