Rayo y Las Palmas animaron la noche del viernes en Primera División. Sin embargo, fueron los grancanarios los que se llevaron la mayor alegría de Vallecas con su victoria por 1-3 ante un conjunto de Íñigo Pérez que no aprovechó sus oportunidades y lo acabó pagando. Un nuevo rumbo se disipa Gran Canaria con la llegada de Diego Martínez al banquillo del equipo.
Fueron los locales los que comenzaron con mayor dinamismo y llevando la iniciativa. Camello, en el 3', estrelló el balón en el lateral de la red tras una buena acción individual. No obstante, los visitantes fueron los que rompieron el hielo. Centro desde la esquina y remate imperial de Fábio Silva, adelantándose a su par, y colocando el 0-1 en el marcador.
Pese a ponerse por delante en el electrónico, a Las Palmas no se la veía tranquila. Los pupilos de Diego Martínez cometieron demasiadas imprecisiones en la salida dela pelota, aunque sí mantuvieron el orden y la jerarquía atrás, lo que resultó crucial para el devenir del encuentro.
Poco a poco, el Rayo se volcó sobre la portería de Cillessen en busca del empate. Fueron los mejores minutos para los de Íñigo Pérez sobre el campo, aunque esas llegadas al área contraria no se tradujeron en oportunidades manifiestas para hacer el empate.
La recta final de la primera parte dejó a los locales como dominadores del choque, pero no del marcador. Ligeras ocasiones para los franjirrojos, pero ninguna de ellas puso en aprietos a un meta neerlandés que casi fue un mero espectador en los primeros 45 minutos.
Comenzó bien el Rayo en los segundos 45 minutos, pero las sensaciones fueron las mismas que en la primera parte. Llegadas sin destino claro y, sobre todo, ocasiones que se perdían sin llegar a posibilitarse el empate.
Estaba en su mejor momento el conjunto de Íñigo Pérez, pero nunca hay que fiarse. Ni de uno mismo. En un saque de esquina cerrado de Sandro al primer palo, Aridane metió la cabeza en su intento por despejar e introdujo la pelota sobre su propia portería. Fuego amigo.
Un jarro de agua fría para un Rayo que se llevó otro nuevo golpe apenas unos minutos después. En otro contragolpe tras una recuperación en la medular, Manu Fuster llegó a la frontal del área y metió el exterior para poner la pelota a un sitio inalcanzable para Batalla y el 0-3 subió al marcador.
El partido estaba visto para sentencia y la desesperación se apoderó del cuadro local, que vio como su merecimiento y minutos de dominio se iban a quedar en nada. Todo lo contrario que Las Palmas, cuya buena defensa y don de la oportunidad se vieron recompensados con un triunfo casi certificado.
Ya en el tiempo añadido, el Rayo recortó distancias por mediación de Mckenna, que empujó sobre su propia portería el centro de De Frutos. Hernández Maeso decretó el final del tiempo reglamentario y los tres puntos volaron hacia Gran Canaria. Un golpe sobre la mesa para dormir fuera del descenso antes del parón y confirmar que el rumbo impuesto por Diego Martínez da sus frutos.