Iluminado, no sentenciado

Antony lleva esa palabra con tinta en el cuello y refleja la situación del Real Betis en la Conference League. El camino de los de Manuel Pellegrini hacia la final está iluminado, pero no sentenciado. Los verdiblancos superaron a la Fiorentina por 2-1 en la ida de las semifinales de la competición del bronce continental. Los goles de Abde Ezzalzouli y el '7' desvelaron la ruta a seguir hacia Polonia, pero el tanto de Luca Ranieri desveló que Florencia dictará su decisión en el todo o nada por en el partido más importante en la historia del escudo que cuenta 13 barras. Va en la dirección correcta.
Una contienda que pudo dibujar más baldosas en el techo de no ser por David de Gea. El guardameta español sostuvo el plan de Raffaele Palladino con varias intervenciones de mérito en los momentos cruciales. Especialmente, un cabezazo de Marc Bartra cantado a merced de una falta lateral botada por Isco Alarcón. Incluso cuando no es determinante en materia del marcador, sigue siendo igual de crucial en los planos del ingeniero chileno. Los deberes de la ida se entregaron a tiempo en Heliópolis, pero la Toscana custodia el billete que mandará al mejor de la vuelta a la última batalla.
Poco tiempo necesitó el asunto para protagonizar el momento cumbre. En una mezcla de puntería mejorable y surrealismo palpable, Abde Ezzalzouli elevó el 1-0 a su manera. Cédric Bakambu llegó a línea de fondo, levantó la cabeza y le dibujó un pase de la muerte inmejorable a la gran apuesta de los locales para la contienda. En el área pequeña, estampó el disparo en el larguero con la fortuna de que botó más allá de la línea de gol antes de regresar a la madera y salir de la jaula. Y en vez de empujar dicho rechace, el '10' se olvidó de su profesión y se dedicó a celebrar entre las dudas.
Para su suerte, Michael Oliver confirmó la legalidad del tanto y el Real Betis se puso por delante en la eliminatoria. A partir de aquí, la Fiorentina se asentó gracias a la movilidad por dentro de Albert Gudmundsson y la capacidad de Rolando Mandragora de entrar desde atrás. De hecho, el 1-1 no llegó de milagro. El que venía de marcar de chilena perdonó un testarazo imponente a merced del caramelo sin envoltura que le regaló Robin Gosens. En esa acción, los de Raffaele Palladino comprendieron que tenían mucho que decir. Llevar 2 finales de Conference League no es casualidad.
La tregua del descanso le sirvió a los invitados para reiniciar conceptos y volver a remar en una misma dirección. Y más ante las ocasiones que perdonó su enemigo. Isco Alarcón se quedó a centímetros de encontrar el poste más lejano de David de Gea y Marc Bartra mandó un zurdazo a la salida de un saque de esquina a la grada. Esa que lució un tifo a la altura de la ocasión. Porque su escudo buscaba ese espíritu de campeón para rascar el mejor resultado posible de cara a la vuelta. Y su rival no se lo iba a regalar. En el regreso a la película, Moise Kean sustituyó a Lucas Beltrán.
Con la arena en el ecuador del reloj, los anfitriones escribieron con buena letra el camino hacia el 2-0. El que pudo llegar incluso antes de cuando lo hizo. Porque el del '5' se empeñó en marcar de cabeza para festejar su renovación a lo grande. Isco Alarcón alimentó ese deseo y le brindó un balón medido a la frente. El Benito Villamarín se quedó al filo de la locura por la mano antológica que sacó el '43' de los guantes. Pero Antony puso la luz que necesitaba su liberación con una volea con la diestra desde la media luna hacia la escuadra. Ni el cancerbero vio venir el aumento en la distancia.
Pese a la adversidad, la Fiorentina dio señales de estar muy viva en la eliminatoria. Y Robin Gosens fue el artífice. Porque el alemán se comió a Aitor Ruibal en un envío en largo y habilitó a Luca Ranieri para colocar el 2-1 en el cruce. Fran Vieites llegó a tocar el esférico, pero con la insuficiente fuerza como para mantener el cerrojo. Y sin tiempo para asimilar las circunstancias, el agitador de los 'viola' perdonó un cabezazo dentro del área pequeña en lo que pudo ser el 2-2. En el arreón final, Gio Lo Celso protestó un posible penalti de Michael Folorunsho. Michael Oliver no opinó igual.
Prácticamente sobre la bocina, el carrilero revulsivo de Raffaele Palladino protagonizó una disputa con el argentino en el corazón de su territorio. Desde el VAR no mandaron al colegiado a la pantalla y todo se quedó en una anécdota con aroma de polémica. El Real Betis extrae conclusiones positivas con esa ventaja mínima que se llevará en la maleta para Florencia, pero queda mucho que decir. La letra pequeña de las rosas es que tienen espinas. Y el camino de los verdiblancos hacia la final de la Conference League está iluminado, pero no sentenciado. Italia rubricará la última palabra.