Entre reinscripciones, expertos en leyes, cautelares y cautelarísimas, el Real Madrid se cuela en la final de la Supercopa de España 2025. Jude Bellingham tumbó al Mallorca y exigió un 'Clásico' como medida extraordinaria para decantar el primer título del año natural. Ante la superioridad táctica manchada por la falta de acierto, el inglés dio el paso al frente que tanto se le exige para abrir un grifo que explotó en el tiempo de añadido. Martin Valjent vivió la mala fortuna con el 2-0 en propia meta y Rodrygo Goes se autorregaló el 3-0 definitivo por sus 24 primaveras para firmar la sentencia.
Dominik Greif tuvo el empeño de mantener a los baleares en un cruce accidentado por los contratiempos de Antonio Raíllo y Aurélien Tchouaméni. Ambos futbolistas no pudieron terminar una contienda que respiró tensión por todos sus costados. Especialmente, por el izquierdo del ataque 'merengue' y el derecho de la defensa bermellona. El peso del juego lo llevó el bando de Carlo Ancelotti, que pagó la factura de no estar fino en tareas de finalización. La traca final se quedó en un amago y no fue a más. Trifulca descafeinada con el Barcelona observando desde la distancia.
La misma película
Era otro contexto, pero se trataba de la misma película. La que protagonizaron Pablo Maffeo y Vinicius Júnior. No en un cuadrilátero y en 10 segundos, sino a las puertas de la final de la Supercopa de España. Con la tensión del historial y el destino en juego, elevaron la temperatura de la contienda en varias situaciones. Las que supo controlar De Burgos Bengoetxea con tal de mantener una cierta calma tensa en la partida. La que sostuvo en el equilibrio el meta visitante en varias estiradas exitosas a los remates con intención de Lucas Vázquez, Rodrygo Goes o Jude Bellingham.
Precisamente, el inglés llevó la voz cantante del ataque blanco. Es la estrella que más brilla del universo galáctico teniendo en cuenta los últimos acontecimientos. Kylian Mbappé va cada vez a más, pero la zaga rival estuvo correcta en las tareas de limpieza entre las disputas y el fuera de juego. Cyle Larin cabeceó la más clara de los huéspedes en un contragolpe trenzado por Vedat Muriqi y Dani Rodríguez, aunque el testarazo no vio el marco de Thibaut Courtois. Tampoco lo hizo el intento de vaselina del canadiense. Demostró que la debilidad del ariete llega cuando piensa demasiado.
Raíllo no pudo más
Pese a ello, el peor momento del Mallorca en la primera mitad vino cuando Antonio Raíllo no pudo más. Arriesgó su físico con tal de llegar a la cita más importante de la temporada, pero el cuerpo le obligó a frenar. Jagoba Arrasate se vio en la obligación de introducir a José Copete para renunciar a su capitán, quien incluso despertó la preocupación de Jude Bellingham. Con el primer relevo en el argumento, reinó la sensación de que el Real Madrid podía llevarse el cruce a su terreno en el momento en el que supiera afinar su puntería. Hasta que se armó el lío durante el intermedio.
Resulta sencillo acertar los responsables de dicha trifulca. Efectivamente, y para sorpresa de nadie: Pablo Maffeo y Vinícius Júnior. Se recriminaron acciones que sucedieron durante el acto inicial y terceras personas tuvieron que aportar paz al asunto. Un conflicto que no cesa, escapa de la razón y mancha la imagen deportiva de los que no olvidan los capítulos del pasado. Lejos de llegar a algo peor, la línea temporal continuó su camino y arrancó la segunda parte. Sin modificaciones en el paso por los vestuarios, la Supercopa de España necesitaba a un segundo finalista. El que fuera.
"Aquí estoy"
El intento de chilena sin éxito de Vedat Muriqi abrió el telón de una escena final que se desequilibró superada la hora de partido. Jude Bellingham entonó el "aquí estoy" demostrando que a la tercera va la vencida. Rodrygo Goes se topó con el palo rematando de cabeza y Dominik Greif detuvo como pudo el remate de Kylian Mbappé. En la continuación, hasta 4 zagueros se plantaron en la línea de gol y el '5' definió de interior buscando el espacio libre para superar la línea de cal. 1-0, respiro de alivio en el banquillo local y a convivir con la superioridad que lucía el punto más alto del estadio.
Antes del desequilibrio, Aurélien Tchouaméni dio el susto. En una acción fortuita, Cyle Larin impactó con la mandíbula del francés, quien cayó en picado al césped. Pese a que se levantó por su propio pie, Carlo Ancelotti no jugó con el riesgo e introdujo a Raúl Asencio en su lugar. Superado este trance, Jagoba Arrasate agitó el árbol en busca de la rama que marcara el empate y forzara la tanda de penaltis. Samú Costa, Robert Navarro y Abdón Prats aportaron savia nueva que no se tradujo en el electrónico. Al igual que Dani Ceballos y Brahim Díaz tuvieron minutos en el desenlace.
Mala fortuna, regalo de cumpleaños... y amago de tangana
El que tuvo absolutamente de todo. En el tiempo de añadido y con su equipo empeñado en el milagro, Martin Valjent quiso despejar un envío hacia Kylian Mbappé. Lo que se convirtió en un toque con efecto, mala fortuna y el 2-0 en propia meta. Apenas instantes después, Lucas Vázquez dibujó la perfección sobre el aire con un centro al segundo palo. Para el desmarque de Rodrygo Goes, quien transformó el 3-0 a placer como regalo de cumpleaños. Las 24 primaveras del brasileño fueron la antesala al amago de tangana que arrancó con la colleja de Jude Bellingham a Pablo Maffeo.
Con tarjeta amarilla, el futbolista que cambió el partido y firmó la medida extraordinaria pudo ser expulsado si así lo hubiera considerado De Burgos Bengoetxea. La palmadita llevó a la reacción del '23', lo que desembocó en los gestos de Vinicius desde el banquillo. Con ganas de entrar en faena. Afortunadamente, el pitido final no llevó la sangre al río. Y eso que hasta el entrenador de porteros del Real Madrid se encaró con un rival. Carlo Ancelotti calmó el ambiente. Abdón Prats habló en son de paz. Picante de más en un contexto ardiente y demasiado calentito. Y la que se avecina.