La calculadora empieza a echar fuego entre tantas cuentas, pero al Almería no le sale la solución correcta. Desde los 11 metros rescató el empate (2-2) ante la Real Sociedad gracias al doblete de Adri Embarba. Aunque el mapa dibuja 14 kilómetros hasta llegar al milagro. Con 21 puntos por disputar, esa es la distancia que separa al conjunto de Pepe Mel de la salvación en Primera División. No obstante, contar siempre es positivo y más cuando extraes agua del mismísimo desierto. Quizás la metáfora de su temporada.
Un resultado que fastidia las aspiraciones de Champions League del equipo de Imanol Alguacil. Si ya era complicado de por sí, ahora aún más. La sensación es que el bando 'txuri-urdin' tuvo piedad con el colista. Y más cuando Igor Zubeldia derribó a Choco Lozano en su propia área y Díaz de Mera le mostró la expulsión llegando al añadido. El extremo vestido de negro no se puso nervioso y superó en la psicología fatídica a Álex Remiro. El ruido de las mallas contrastó con el silencio sepulcral en las gradas de San Sebastián.
2 minutos son demasiados
En el fútbol, el tiempo vuela. Tal es así que al cuadro vasco se le quedó corta la 1ª mitad. Tuvo que remar contra la corriente, pero pudo surcar las olas a su antojo. Aunque careció de efectividad. Ambos planteamientos demostraron que 2 minutos son demasiados. Más concretamente, 115 segundos. Ni eso. Adri Embarba tiró de picardía y se deshizo de la marca de Hamari Traoré. Y en el mano a mano, no perdonó. El 'trencilla' no consideró falta en el contacto y aprobó el 0-1 en el marcador.
Acción, reacción. En el saque de centro, Javi Galán se asoció con Mikel Merino para encontrar zona favorable de centro a la cazuela. Ahí estuvo preparado para rematar Sheraldo Becker. La referencia disfrazada de extremo que mereció el cartel de jugador más destacado hasta el descanso. No solo por el 1-1 con su sutil golpeo inalcanzable para Luís Maximiano. A campo abierto y desde banda, fue una amenaza constante. Y así lo vivió en sus propias carnes la idea de Pepe Mel, empeñada en achicar ocasiones.
Por culpa del larguero... y Maximiano
Pero el Almería se vio con el agua al cuello. La Real Sociedad no se marchó al túnel de vestuarios con el 2-1 por culpa del larguero... y Luís Maximiano. Martín Zubimendi se topó con la madera tras aprovechar el regalo atrás del '11', quien sufrió la heroicidad del meta portugués. Protagonizó la imagen de la contienda. Voló para amargar el lanzamiento desde la larga distancia de Javi Galán. No conforme con ello, se deslizó cual líbero y desvió la volea del futbolista más incisivo. El que sorprendió con Take Kubo en el banquillo. Ver para creer.
Largie Ramazani fue el elegido de los 'indálicos' con el objetivo de agitar el asunto. El sacrificado fue Luka Romero, único señalado con tarjeta amarilla. Con 26.520 espectadores en el Reale Arena, algo tenía que acontecer para animar el ambiente. Y sucedió, aunque no en el margen de la legalidad. Mikel Oyarzabal remontó el electrónico a pase de Javi Galán, pero la situación quedó invalidada por fuera de juego en el arranque del '25'. Sus centros constituyeron la energía 'txuri-urdin' en el empeño de revolcar el luminoso.
Beckerman
Lo presentaron como si fuera Spiderman, pero mejor llamarle Beckerman. De nombre Sheraldo, fue el motivo por el que la Real Sociedad remontó el partido. Porque, contra todos los pronósticos, fue el superhéroe que dibujó la telaraña del 2-1. No por marcar, sino por asistir. Desde el 2º palo estuvo preciso y envió una volea sutil hacia las botas del '10', quien hizo el resto. En boca de gol, a placer y sin la oposición de Luís Maximiano. Vuelta a la tortilla y los aficionados de espaldas al verde. Fiesta total.
Aunque la clave del choque nació en la pizarra de Pepe Mel. Con el ingreso de Choco Lozano. Porque los locales pagaron los platos rotos con la camiseta del '15'. Es curioso. Robin Le Normand vio la tarjeta amarilla por casi arrancarle la prenda al delantero hondureño. Pero el colmo lo protagonizó Igor Zubeldia. El colegiado le mandó a la ducha mostrándole la cartulina roja por tumbar al '15'. Por hacer lo mismo que su compañero de línea zaguera dentro de su área. Lo que significó el lanzamiento del 2-2 desde el punto de penalti.
Sumar y rezar
Hasta allí se trasladó Adri Embarba. Otros pesos pesados quisieron golpear la redonda, pero los galones se los quedó el '10'. El que ya venció a Álex Remiro en el mano a mano del 0-1. Y sucedió lo mismo. El '1' se estiró a su izquierda, mientras que el atacante golpeó a la derecha bajo la visión del guardameta. En el día del portero, no pudo obrar la mayor heróica para un cancerbero. Ni tampoco frenar el empate del colista, al que le queda sumar para mantenerse vivo y rezar por lo que pueda pasar en el desenlace.
O por lo menos, hasta que las cuentas no salgan negativas. Porque 11 metros para 14 kilómetros no son suficientes. Más de 4 partidos de distancia respecto al objetivo que se marcaron al principio, pero al que no les da. Y no por plantilla ni méritos. Por efectividad. Porque su afición perdió el número de veces, ocasiones y enfrentamientos en los que sus resultados pudieron ser otros. Pero el fútbol no brinda tiempo para el lamento. Solo queda aferrarse a las matemáticas y disfrutar en la medida justa antes de lo que se avecina.