Ucrania está en la casa

Ucrania está en la casa. Y, por casa, entiéndase Anoeta. El Girona empató contra la Real Sociedad en la jornada inaugural de la temporada en Primera División gracias a la conexión entre Artem Dovbyk y Viktor Tsygankov. El delantero es una de las apuestas de la dirección deportiva en el mercado de fichajes y el centrocampista, que había errado fatalmente antes, se resarció de su fallo. Entre ambos, tejieron un empate que supo a poco a los de Imanol Alguacil.
Hasta el 1-1, el guion parecía abocado a que el triunfo se quedara en San Sebastián. Los 'txuri-urdines' se mostraron mejores en líneas generales. Míchel Sánchez tuvo problemas para hacer funcionar su propuesta, que ha dado la bienvenida a varias nuevas piezas en la ventana de traspasos. Quizá, con el avance de las semanas, consiga mayor entendimiento y fluidez en una alineación cargada de nombres interesantes.
Un ejemplo de confusión residió en el rol de Miguel Gutiérrez. Partiendo desde el costado izquierdo, su entrenador le dio libertad de movimiento para que se integrara incluso en la mediapunta cuando su equipo atacaba. Esto dejaba a Daley Blind, inmiscuido en una línea de 3 para dotar al grupo de mayor profundidad ofensiva, algo descubierto a su zurda, lo que generó alguna que otra discusión a pie de campo cuando los donostiarras explotaban esta carencia.
De hecho, de ella nació el primer gol del partido. Tsygankov, hundido en una dinámica errática en la salida de pelota del Girona, mandó la pelota hacia su derecha buscando a un compañero y encontró las botas de Aihen Muñoz. El lateral se encargó por sí solo de montar una contra veloz que le llevó a las inmediaciones de la caja de Gazzaniga. El portero, entonces, vio a su contrincante asistir a un Kubo solo al otro lado del campo y autor de una buena definición. Remató abajo y a contrapié.
Desajustes como el que generó esta diana condicionaron el trabajo de los catalanes hasta bien entrada la segunda mitad, cuando empezó a funcionar una solución que Míchel propuso para el segundo acto sin sustituciones de por medio. Pidió a Aleix García que se incrustrara entre Blind y David López, este último no muy diestro en la construcción de juego, y los suyos mejoraron, aunque no fue hasta el triple cambio que instaló más adelante que hubo un paso adelante contundente.
Utilizar a un centrocampista para ayudar a los defensas a alejar la bola del portero es la misma idea que Imanol Alguacil estaba aplicando en su pizarra, pero Takefusa Kubo concentró las miradas y no solo por su diana. El japonés interpretó a la perfección cada tramo del encuentro. Desbordó cuando hubo de hacerlo, aceleró cuando era necesario y priorizó finalizar jugadas cuando los albirrojos, poco antes del descanso, pisaron el acelerador.
El verdadero avance del Girona, eso sí, se dio con la entrada de Pablo Torre, Artem Dovbyk y Valery al campo. Tsygankov, aprovechando el ingreso del cedido por el Barcelona, se movió a la banda derecha y se arrimó a la portería de Álex Remiro, desde donde era más peligroso y podía entenderse con su compatriota Dovbyk, con quien armó una jugada de peligro en el área y, tan solo unos minutos después, el gol del empate.
El origen del tanto estuvo también en las botas del joven ex del Racing de Santander, que irrumpió en la frontal para abrir al carril derecho, desde donde su compañero se resarció de su error de la primera mitad con una bicicleta y un centro suave al segundo palo que su compatriota amortiguó hacia el fondo de las mallas con la frente. Esquivó bien la presión de Zubeldia, el destinado a marcarle y que apareció, en la foto de la diana, a un metro de él.
A pesar del empate, que sabe bien en el Girona porque la sensación previa al gol era de que la Real Sociedad iba a imponerse, Míchel tiene deberes para las próximas semanas. Cuenta con varias piezas interesantes que no terminaron de mostrarse del todo ensambladas en el césped de Anoeta. Yan Couto, Yangel Herrera y Sávio Moreira cometieron errores en la salida de balón, al igual que Tsygankov, y, a veces, David López y compañía se vieron demasiado solos a la hora de conectar con la medular.
Aunque la solución de colocar a Aleix García más atrasado ayudó, difícilmente su entrenador se contentará con ello. Buscará, en los siguientes partidos, que su centro del campo funcione acorde a la calidad de sus jugadores. El potencial que atesora su vestuario es enorme y la entrada al campo de Pablo Torre y Dovbyk lo evidenció. Las vibraciones, de todos modos, son positivas, pues se ha conseguido un punto en un campo complicado. La puesta de largo ante el Getafe será un pistoletazo de salida más revelador.
Imanol Alguacil, que respondió a la serie de cambios de su homólogo en los compases finales con Sadiq y Ali Cho, entre otros, no estuvo lejos de emular a su contrincante y anotar un gol gracias a sus modificaciones, pero no fue posible. Un par de disparos desde dentro del área de Gazzaniga cayeron en saco roto y la afición se marchó a casa con el pensamiento de que esta podría haber sido la primera victoria de la temporada.
Aquí es donde entra, de nuevo, la importancia de la conexión ucraniana del Girona, que obró el 1-1 con menos de 20 minutos de margen de reacción para los 'txuri-urdines'. Otro gallo hubiera cantado, quizá, si, en el 13', el colegiado no hubiera corregido su propia decisión de conceder un penalti a los de casa por un contacto de Blind sobre Oyarzabal que levantó algunas dudas y el consejo del VAR. En todo caso, todo esto corresponde ya al pasado. La segunda jornada es el próximo foco.