No les miento si les digo que Rumanía, pese a todo, era, como poco, igual de favorita que Países Bajos para muchos en esta eliminatoria. Quizá, desvirtuó la realidad ese plus que se le añade al pequeño y ese asterisco que se le pone al grande en citas así, pero la imagen de los rumanos había sido mejor que la de los neerlandeses en la fase de grupos. No en vano, unos pasaron como primeros de grupo y otros, como terceros.
Sin embargo, la realidad se cargó el romántico relato de una selección que intentó empezar a escribirlo de otro modo. En los primeros minutos, metió algunos balones peligrosos al área que hizo dudar a la defensa. En uno de ellos, Hagi acabó sangrando tras toparse con el codo de Dumfries, pero pudo seguir sin mayores problemas. Dennis Man casi refrenda ese enérgico arranque en el 14', pero su zurdazo se fue muy cerca del larguero.
Pero Países Bajos, que también rondó el área de Nita, encontró pronto el gol. De hecho, primero llegó el 0-1 y, después, el dominio absoluto. Xavi Simons probó al meta antes, en el 6' con un disparo que blocó uno de los porteros con más paradas en la fase de grupos. Pero pudo hacer algo más ante el tiro de Gakpo que abrió el marcador en el 20'.
Gakpo, que había estado desaparecido hasta ese momento, hizo la de Gakpo. El '11' partió desde la izquierda, recortó hacia dentro y soltó un latigazo a la base del palo derecho del portero. Al más cercano. Nita llegó a rozar la pelota, pero no pudo evitar el 0-1, posiblemente, por haber intentado ir a dos manos. El gol pareció reactivar a una Rumanía que respondió al minuto con un derechazo de Hagi que se fue fuera. Pero no. Era todo lo contrario.
En el 24', Stanciu llegó a toda velocidad por el perfil izquierdo del área y, aunque pudo tirar, prefirió buscar un pase raso hacia el punto de penalti, donde Hagi, marcado por Aké, disparó de primeras un balón que se fue demasiado cruzado. Esta fue la última vez que los de Iordanescu pisaron área neerlandesa y casi el campo rival, ya que se pasaron los siguientes 20 minutos desconectados alrededor de un área que era asediada una y otra vez por Países Bajos.
La AD y un asedio sin derribo
La banda derecha fue la AD: la Autopista Dumfries. Volvió locos tanto a Mogos como a Racovitan, que sustituyó a su compañero lesionado a los 38 minutos. Los de Koeman amasaron córneres a mansalva con repetidas internadas del '22' que eran salvadas, en su mayoría, por un imperial Dragusin. Pero el dominio fue tanto que se esperaba algún tipo de premio más allá del 0-1 que ya campeaba en el electrónico. Y este no llegó.
Rumanía estaba casi muerta. Era el momento perfecto para rematarla, pero las llegadas eran más y más claras que las ocasiones en sí. De Vrij rozó el 0-2 con un remate al lateral de la red como prácticamente el único remate entre tanto asedio. Ya en el 43', y harto de córneres sin rédito, Depay lo intentó con un disparo directo desde la esquina con el exterior que tampoco obtuvo recompensa alguna.
Un minuto más tarde, Racovitan se durmió como se dormiría en el 0-2 Dragusin en la recta final del encuentro. Solo llevaba unos minutos en el campo y se le notó. Dumfries le ganó la partida en un intento sin mucho sentido de cubrir un balón que iba muy lento hacia la línea de fondo. Finalmente, Simons, en el área, tardó demasiado en decidir y definir y, con varios rivales a su alrededor, tiró desviado a la izquierda de la portería.
Cuando parecía que Rumanía seguiría grogui hasta el descanso, llegó un atisbo de reacción que dio alas a los que hacían de locales. Dragus manchó unos impolutos guantes de Verbruggen con un tiro a la media vuelta que blocó el meta antes de que el primer acto muriese con un par de centros peligrosos y un córner que no encontró rematador.
Siguió esta dinámica en el segundo tiempo. Solo dos minutos hicieron falta para ver otro ritmo, otra velocidad y otra actitud en Rumanía. Verbruggen tuvo que meter los puños a una falta peligrosa de Stanciu y que no peinó de milagro Burca. Pero, al igual que la primera mitad, se desinfló Rumanía. De hecho, en el 50', Reijnders avisó. Se recorrió medio campo para, con un derechazo en la frontal, buscar el gol. Pero su disparo fue taponado por Racovitan en el área: se tiró y detuvo el balón con el codo, aunque tenía el brazo pegado al cuerpo.
Pero para ocasión clara, las que llegaron en el 54' y el 58'. Primero, Dumfries, en otra internada por la derecha, combinó con Malen, que quiso tirar de primeras. Y lo hizo, aunque bastante mal. La pelota no iba a portería, pero el mal rechace de Dragusin le dejó la pelota mansa a Depay. Este disparó y se topó con el desvío de Ratiu y el despeje final de Racovitan a un metro de la línea de gol. 4 minutos después, Van Dijk, de cabeza, mandó un remate en un córner al palo. Y entre medias, Reijnders, tras un caño en la frontal, cruzó en exceso un tiro raso.
Gakpo es autónomo y Malen, su ayudante
Como buen autónomo, Gakpo trabaja cuándo, cuánto y cómo quiere. Y como buen autónomo, no puede ponerse malo. No al menos si Países Bajos quiere seguir llevándose alegrías en la Eurocopa. El '11', en el 62', soltó un derechazo ajustado al que respondió Nita con una estirada a su derecha que acabó en córner. Y un minuto después, superó al portero, pero su tanto fue invalidado por fuera de juego.
Países Bajos seguía sin pasar demasiados apuros y, de hecho, tuvo el segundo en el 68', en una falta de Memphis por debajo de la barrera que se fue muy cerca de la base del palo. Poco después, Dragusin, de un rendimiento exquisito en casi todo el encuentro, evitó el remate de Memphis en el segundo palo con una peinada 'in extremis'. Se salvó Rumanía. Y también lo hizo, contra todo pronóstico, en el 79' y en el 80'.
Depay buscó el gol con un tiro al palo largo que taponó un defensa. La pelota le cayó a un segundo zaguero que, al intentar despejar, casi provocó el gol de Xavi Simons. La pelota dio en el centrocampista y se fue muy cerca del palo. Y un minuto más tarde, Malen, que lo condujo a la perfección, cedió a la derecha para que Gakpo soltase un derechazo potente que dio en el tacón de Racovitan.
Gakpo y Malen ya se habían encontrado en una sociedad que mató el partido. A los 82 minutos, el primero se inventó un gol que rubricó el segundo. Dragusin, que llevaba un partido de matrícula de honor, se durmió ante Gakpo. No quiso regalar un córner y regaló el 0-2. Bailó en la línea de fondo el jugador del Liverpool ante un defensa que pensó que la pelota iba a salir. Ya casi en el palo, tocó el 'red' atrás y Malen, de primeras, sentenció.
Ya en el añadido, Malen coronó su tarde con el doblete y el 0-3. Xavi Simons fue al suelo para ganar una pelota que acabó en poder del '18', que arrancó un contragolpe que le llevó hasta el área contraria. Recortó hacia dentro para quitarse a su par y, con la derecha, batió a Nita por el palo más cercano. Fue el final de una Rumanía que se despide con honores tras haber comprobado que, en ciertos momentos, la superioridad y la calidad sí son determinantes.